El Papa Francisco vino a nuestro encuentro, hace solamente un mes, como Misionero de la Misericordia. Caminó nuestras ciudades y pueblos de La Habana, Holguín, El Cobre y Santiago de Cuba, explicándonos, como Jesús, las Sagradas Escrituras. Con gestos y palabras fue sembrando en nosotros semillas de esperanza, abrió nuestra mente, nos enseñó a dirigir nuestra mirada hacia horizontes nuevos y nos dejó con buenos deseos en el corazón. ¡Cuánto deseamos que el amor y la esperanza permanezcan en el corazón de todos los cubanos!
En La Habana nos habló del servicio a la fragilidad humana sin ideologizaciones ni exclusiones; nos invitó a soñar una Patria mejor y a la amistad con todos en favor del bien común; nos recordó que el respeto a las diferencias se convierte en complementariedad enriquecedora.(Leer el mensaje completo)
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