Thursday, January 21, 2016

Tres poemas de Gisela Baranda

Nota: Le agradezco a Gisela Baranda, que comparta con los lectores del  blog Gaspar, El Lugareño, una muestra de su obra mas reciente. 

Invito a visitar su excelente website Desde mis 35 metros cuadrados.




Niké


Estuve en París y no vi la Victoria de Samotracia.
No sentí la turbación segura de ver su arrogancia descabezada
coronando la escalera, sin brazos, sobre un casco deshecho.
No cerré los ojos un segundo para respirar, y suplicar que estuvieras allí al abrirlos,
no imaginé tus brazos turgentes, ni la suavidad de tus alas improbables,
no pude hacer quinielas sobre tu peinado,
ni sobre tus ojos, rasgadas almendras entrecerradas,
o enormes en el éxtasis triunfal.
No alcancé a inclinarme ante tu pie pequeño y descalzado,
no destejí tus velos, ni volví a vestirte apresurada
Mujer alada, bellísimo espejismo, estoy ante ti, imaginándote,
casi tan muerta como tus muertos,
y resignada a no ser fui feliz en París


Jueves
10/29/2015
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Cuando la mujer levantaba su mano para sujetar el sombrero

las mariposas volaban asustadas y se posaban lejos,
mientras tanto iban colgando del ala, como farolillos multicolores
pintando sombras en su rostro, telarañas translúcidas y móviles,
mezcladas con al asombro atroz de su mirada
y la lobreguez del pico asomando por su pecho.
Huelga decir que el verano terminó,
unos tras otros fuimos agotando los días
como dinero adquirido con facilidad, desperdiciados
y marchamos resignados en brazos de un otoño sucio y repelente,
paso a paso, tirando harapos chirriantes, aún cálidos, restos de la canícula.
El verano es una mujer tambaleante
que agoniza víctima de su propia estulticia,
Con sombrero, soy la fortuna que toca a tu puerta
Sin sombrero, huesos roídos rezumando mi odio
Con sombrero, hombre soy para ti, carne y belleza adornada y rutilante
Sin sombrero, me rindo, sin sombrero no hay mariposas
nada aletea cerca de mi cara
y no encuentro explicación para este hilo de sangre que resbala por mi costado,
que parte del centro de mi pecho, que se tuerce a la izquierda
y que emporca la falda planchada esta mañana
Se asustan las mariposas en el gesto siguiente y en cada uno,
adiós verano de mis ansias, adiós inmaculada mujercita


Martes
09/08/2015
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Hoy me precipité en el vacío de tus ojos, sin pausas,

sin darme tiempo para asirme de los bordes, sin atemperar el miedo,
flor de alcantarilla.
Casi tan oronda como un arbolillo de feria,
gruesa, sudorosa, resbaladiza,
parche sobre parche, borrada, tachonada, zurcida y empeñada.
Bisutería de vertedero, chorreando el rostro los tonos mates y rancios,
ropa procurada por cuerpos diferentes, idos, disipados.
Las manos recomponen los vuelos abundantes, superpuestos, deshilachados,
sobre el torso exagerado, sobre las caderas angostas, sobre la espalda inexacta,
pliegue a pliegue, cada desgarrón cubriendo el siguiente desgarrón.
Y suben las manos, teatrales, displicentes, hasta las ondas deslumbrantes que forma el pelo
áureo, perfecto, suave, atemorizado y radiante,
suben y alisan las hermosas guedejas imprevistas,
una vez y otra, sin cansancio, mimosas.
Hoy mis ojos tropezaron con la grisura honda y acuosa de los tuyos,
como quien no mira, como quien no ve
y te agarraste a ellos para arrastrarme dentro, flor engrandecida, pestilente y triste.

Lunes
11/23/2015


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ver en el blog  Poesía de Gisela Baranda

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