Texto y fotos por Wilfredo A. Ramos Vázquez
En la noche de ayer, viernes 29 de Abril, celebrando el Día Internacional de la Danza, la Fundación Apogeo y el Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami, que dirige Pedro Pablo Peña, rindieron un merecido homenaje a la labor de toda una vida entregada a la danza, al bailarín argentino Rodolfo Rodríguez, quien fuera primera figura en el Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, partenaire de Alicia Alonso en el Ballet Nacional de Cuba y creador del Ballet del Teatro Teresa Carreño de Venezuela.
La velada a sala llena, no podía ser de otra manera, contó con la presencia de reconocidas figuras de la danza, periodistas, admiradores y amigos de Rodríguez, quienes disfrutaron de los recuerdos y el gran sentido del humor de este hombre sencillo, "vulgar" (como él mismo se llamó), que narró recuerdos y vivencias de toda una vida.
Un momento de mucha emoción para Rodríguez fue cuando este servidor, gracias a la tecnología, puso al habla con todos en la sala a Ivan Monreal-Alonso, hijo de Laura Alonso y nieto de Alicia, a quien Rodolfo quiere como a un hijo y de quien Iván posee recuerdos de mucha gratitud. Fue un instante en que las lágrimas intentaron brotar a los ojos de Rodolfo, pero que él con su brillante humor supo convertir en alegria, recordándole a Iván anécdotas de su niñez.
Interesante fue su respuesta, a una pregunta de la periodista Olga O'Connor, sobre el por qué no fue él siendo el partner de la Alonso en esos momentos, el que la acompañara en la filmación del ballet "Giselle". Su respuesta, fue que sorpresivamente lo enviaron a la URSS a atenderse un problema que venía teniendo en una rodilla desde hacía algún tiempo y al llegar a aquel país la doctora que lo atendió le dijo que no entendía por qué lo habían hecho viajar tan lejos cuando con tan sólo una injeccion de cortisona, cualquier enfermero en Cuba podía haberle resuelto su problema. No hizo falta hacer más comentarios.
También la noche depararía otra sorpresa cuando Rodríguez junto a la bailarina Mary Carmen Catoya mostró la importancia del arte del pas de deux, lo que constituyó una "petite" clase y gratis.
La noche fue el marco idóneo para presentar el libro de memorias de Rodolfo Rodríguez, en el cual recoje a través de fotos y escritos la trayectoria de vida del artista.
Y por supuesto, no pudieron faltar las entregas de sendos reconocimientos por parte de la Ciudad de Miami, a nombre de su alcalde Tomas Regalado y del Centro Cultural Hispano para las Artes de Miami y la Fundación de las Americas.
Por último, y como un regalo a Rodolfo Rodríguez, el lahudista Manuel Paneque Lahenz interpretó dos versiones de puntos guajiros cubanos, con lo que quedó cerrado este hermoso y merecido homenaje a esta figura de la danza latinoamericana.
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