Wednesday, August 3, 2016

Poemas de Ximena Gómez

Nota del blog: Agradezco a  Ximena Gómez  que comparta con los lectores del blog, una selección de su poemario Habitación con moscas (Editorial Torremozas, 2016).

La presentación en Miami será el jueves 11 de agosto a las 7:00 pm, en el Centro Cultural Español de Miami (1490 Biscayne Boulevard, Miami, Florida, 33132).



Presagio

Sube, se escucha desde la casa,
se oculta en las noches húmedas y calurosas,
la voz monotonal de la rana de árbol... el grito...

Crece, se extiende por las cercanías del río,
la prole de la rana, su canto pertinaz...
¿Alguien oye el augurio de ese grito? 



Sabrás llegar a mi casa

La noche se ha cegado
Miedos y voces de animales
andan por el camino
Al final de un atajo
verás la boca del túnel
Entra, la oscuridad te acoge
Guíate con chasquidos de la lengua
Llega hasta la salida de la gruta
Hay un tapiz de hojas coloradas
y de estiércol de pájaro
Un orbe en terracota
Abismos y derrumbes
Óleo denso,
arcilla firme bajo tus pies.
Más allá del arroyo
entre plumajes grises
y ojos de lechuza
verás la entrada secreta
La puerta está entornada
Entra. 



Postoperatorio

La mesita,
la taza,
los restos
de almíbar y café
cristalizados.
Dos rajas de limón
cortado hace tres días.
Mosquitos que recorren
las tripas de la pulpa.
Frascos de vidrio
con azúcar
y miel seca.
Todo está en orden.
Hay talco en el resuello,
las sábanas, las fundas,
talco aún en los pies,
el pijama y el suelo.
Todo está en orden.
Reflejos de Vermeer
en los objetos,
en el rostro de cera
en las marcas
de la crucifixión
con agujas de suero.
Parece que él durmiera. 


Huésped

Una puerta entreabierta,
las doce campanadas
los gatos en el techo...

Él entra con sigilo,
un vestido cae en un tapiz

un caracol sale de su concha,
un espádice de anturio se yergue,
una gata aúlla de placer en el tejado. 



Casa en ruinas con palomas

Gorjeos
de palomas
en cornisas,
en el techo,
en macetas.

Un trozo de tizón,
que fuera candelero
en el estante derruido.
Retrato de una muchacha,
trenzas negras, manos blancas
entre resortes de un colchón.
Huevos podridos,
plumas de paloma por el suelo.
Ruinas, cascajo, arena por doquier.
Un cielorraso a punto de caer,
por el peso de años, de arrullos,
de caca de palomas.
Habitación que ya no habita nadie,
excepto los gorjeos y los nidos.
Disparos todavía,
saltan en la pared
sobre cicatrices de cal.
Dos trenzas blancas
aún se asoman
por el cristal roto,
alguien busca a su hijo
entre la hierba.



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