Friday, October 14, 2016

Tres poemas de Michell Pérez Acosta

Nota del blog: Agradezco a la Editorial Silueta que comparta en el blog, tres textos del poemario Fe Voluble, de  Michell Pérez Acosta. El volumen será presentado en la ciudad de Miami el sábado 5 de noviembre de 2016.


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Conseguir que las palabras digan lo que uno desea escuchar. La radiografía. El esqueleto de una idea que vino carcomiendo y se sitúa en lo poético como un puente hacia lo que humaniza. Eso me propone “Fe voluble”, una mirada otra, un equilibrio entre lo que salva y lo que hunde; entre lo que conmueve y lo que de ambiguo tiene la escritura. Conocer al poeta me da cierta ventaja. Leo con él, contra él, desde él. En ese mismo orden propongo su lectura. Ejecutar verbos que desobedezcan, averiguar “a qué sección del abandono aspira” y terminar sentado “en la tabaquería de Fernando Pessoa”. (por Juan Carlos Valls)


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Tres poemas de Michell Pérez Acosta, Fe voluble (Editorial Silueta, 2016) 



15

Camino sobre huesos que recubren su abandono
con el abrazo de la tierra.
Atravieso la estela de quienes ya no están.
Me busco en el aroma del humus,
en la imagen subitánea,
en lugares familiarmente desconocidos.
Pierdo el paso, lo recupero,
vuelvo a caer, me levanto,
es decir, vivo.
Camino,
mis pies en la horma de otra huella.
Exégeta del efecto dominó,
sucesor de trayectos y fragilidades,
relator de lo nimio.
No hay fórmula de permanencia ni algoritmo que salve la burbuja,
estar aquí ¿es sinónimo de estar ahora?
Camino,
atravieso el rastro de quienes ya no están

el sendero de lémures que protege su miserable, impúdico abandono
con el abrazo firme de la tierra.
Se revela mi faz en un cráneo desierto,
en un beso de cinematógrafo,
en la lluvia que mitiga el polvo en que floreceré,
en la cresta de una ola que alebresta la racha,
en un niño.



39

Algo en común nos aúpa
ermitaño que guijarros lanzas de tu gruta a la mía:
hemos creado nuestros mandamientos
la herencia que sostiene
los pilares de nuestro credo.
Y heme aquí dejando la constancia.
Lo mismo que tú,
me aferro a la entelequia
donde el hombre es - aún - puente a cruzar
pretexto en pos de mejor semejante.
Siendo así:
¿en qué lugar del paso estarás?
¿a qué distancia de la nueva orilla
estaré yo?



2

Los caminos languidecen a la intemperie
con el recurso didáctico
que el tiempo a sorbos concede:
destello y sombra comparten la fuente.
De ahí la mueca de mis labios
los amagos en círculos.
Desde la luz-fracción
redescubro fragmentos del antiguo porvenir
siluetas que en la memoria
no le sean distantes al espectro que ahora
reconoce en la tierra su mordedura
su derecho al retiro
su referencia geográfica.


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