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Camagüey tiene la suerte de tenerla otra vez en medio de su renovado entramado citadino, o al menos, en esos espacios que se salvan de la desidia que parece imperar en otros no tan afortunados.
Alma Flor Ada, reconocida escritora y pedagoga camagüeyana, afincada en Estados Unidos, regresa una vez más, con libros y sueños a su legendario terruño, esta vez en la compañía de algunos familiares, y recorre el añoso y entrañable entramado de la que fuera la casa solariega de su niñez: la Quinta Simoni, primero de la familia homónima, luego lar inolvidable de sus abuelos maternos: los Salvador y Lafuente, a cuyos empeños renovadores debe tanto aquel Camagüey de ayer.
La escritora, afincada actualmente en California, ha vivido la experiencia siempre inenarrable de una emigración temprana que la llevó a España, Perú, y finalmente a los Estados Unidos, pero, su fértil creatividad, la ha traído una y otra vez, imaginaria y tangiblemente, de vuelta a esta ciudad donde laten las esencias nutricias de su infancia y primera juventud.
Sus libros, en especial los que aluden a su ciudad natal y a esos minutos tan especiales de su historia personal, son ese primordial pivote que la conecta inevitablemente con aquel mundo de ayer que no puede ni permite desterrar de sus memoriosas ensoñaciones.
En Tesoros de mi Isla. Una infancia cubana (2005), amalgama tres de aquellos: Allá donde florecen los framboyanes, Bajo las palmas reales, que le mereció el Premio Pura Belpré, y Dias en la Quinta Simoni. Los dos primeros datan de 1994 y 1998, respectivamente; el último es una nueva colección de relatos, todos entrañablemente conectados con ese pasado vital que no la abandona, y con el que acicala esa experiencia vital que ahora comparte ufana con sus nietos, y con los no pocos lectores que la descubrimos en este hic et nunc.
La reciente visita de Alma Flora a la Biblioteca Diocesana de Camagüey, nos ha dejado la satisfacción de estos y otros títulos, muchos de temática infantil que ya son del agrado creciente de nuestros lectores infantiles.
En esta penúltima donación de su extensa obra a nuestros fondos, incluye también dos enjundiosos volúmenes: Vivir en dos idiomas, un esplendido libro de memorias que complementa los anteriores reseñados, y que se lee como una novela; y Pedro Salinas. El diálogo creador, su tesis doctoral, que se amplía con un tercer capítulo escrito en la Universidad de Harvard, y donde tuvo la suerte de conocer a Jorge Guillén, intimo amigo del poeta Salinas, y quien tuvo a bien prologar su ya crecida tesis de investigación académica.
Nos quedan todavía pendientes sus dos novelas anteriores: En clave de sol, y A pesar del amor, que sin dudas complementan ese crecido corpus literario que Alma ha sabido forjar, con voz propia, y autorizado saber hacer. No dudamos que muy pronto sean parte sustanciosa de nuestra colección, junto a los libros que laten todavía en el y fecundo reservorio de su ser, y que a no dudarlo en el futuro, que esta por allí mismo, Alma habrá de obsequiarnos con bondadoso gesto.
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