La noche del pasado viernes 21, el acogedor Miami Hispanic Cultural Art Center —o tal familiarmente lo llamamos: La Casa del Ballet, bajo la conducción de su director general, Pedro Pablo Peña— no daba abasto, pues escritores, profesores, investigadores y artistas plásticos de varias generaciones asistimos a un Viernes de Tertulia especial, porque esa ocasión el esperado encuentro mensual (que conduce y modera el escritor y periodista Luis de la Paz) ofrecía un tema de alta valía: “Cincuenta años de Celestino antes del alba, De dónde son los cantantes y Tres tristes tigres, con la participación de los escritores Daniel Fernández, Rolando Morelli y Luis Agüero”.
Así, los asistentes escuchamos atentos a los presentadores, quienes de acuerdo con sus particulares caracteres y talentos, condujeron con tino y simpatía el esperado encuentro mensual.
De tal suerte, fue bueno y de valía lo evocado y precisado por los invitados, quienes tuvieron la suerte de conocer décadas atrás a los tres creadores homenajeados, uno de cuyos méritos resulta, por innato, un decisivo ingrediente de los cubanos: el mejor humor. De ahí, que seamos llamados por los ríoplantenses: los argentinos de El Caribe.
A no dudarlo, el encuentro de La Casona resultaría uno de los mejores entre los valiosos que este cronista ha disfrutado, tal pensarán, presumo, el resto de los asistentes, quienes reían y aplaudían las respectivas intervenciones, tanto las improvisadas por Agüero y Daniel, como la escrita y leída por Morelli: todas acertadas, lo que reveló el doble mérito de Luis: su praxis en su gustada cita mensual y la óptima selección de los presentadores/escritores.
G. CAÍN Y TRES TRISTES TIGRES
Tras dar apertura al evento, iniciaría el esperado acontecimiento el laureado periodista, narrador y dramaturgo Luis Agüero, quien evocara su relación personal con el también narrador y periodista Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 1929-Londres, 2005).
Tras brillar en las páginas de la popular revista Carteles y dirigir el mejor semanario cultural de todos los tiempos en la Isla: Lunes de Revolución, sería enviado a Bélgica como Agregado Cultural y, al poco tiempo, de nuevo “tronado” por la cúpula del despótico castrismo, por fin partiría al exilio inglés, donde pocos años atrás moriría en un hospital londinense, no sin antes legarnos obras que cuentan entre la mejor narrativa y el más brillante periodismo cultural publicados hasta la fecha en nuestra lastrada patria. Y es que G. Caín, tal firmara sus críticas de cine, en la revista Carteles (luego publicadas en otro de sus libros ya clásicos: Un oficio del siglo XX) lograría, como ningún otro, crear literatura con el periodismo y viceversa. Por su talento y experiencia como crítico de cine, ya en el exilio marcha a Hollywood y se convierte en el primer escritor-guionista latinoamericano, con títulos como Punto de fuga y Wonderwall. Ejerce también como profesor en las universidades de Virginia y de West Virginia y conferenciante en otras universidades americanas, como la de Oklahoma.
Entre su plausible producción literaria, prima facie, sobresale la novela homenajeada: Tres tristes tigres, si bien, como apuntara Agüero, peca de excesos, según constaté años atrás en Cuba —donde fuera prohibida por el castrismo—, gracias a un colega que me la prestara, y pude releer poco tiempo atrás, cuando la adquirí en la desaparecida Librería Universal, del admirado editor y luchador anticastrista Juan Manuel Salvat, quien, en su bien nutrida librería y distribuidora (que era, sobre todo, un incambiable centro cultural por el conjunto de actividades literarias que allí se realizaban), ofrecía diversas opciones, todas de interés para los escritores y lectores, ya que, tal bien dijera uno de los autores publicados, en ella se encontraba de todo lo que se publicaba sobre Cuba, y no solo de Miami.
Claro que como explicara Agüero en su amena y divertida charla, la novela sufrió tantas vicisitudes políticas en Cuba y España, que obligaron a Cabrera Infante a constantes cambios estructurales en su icónica obra, al punto que, igualmente anotó el comentarista: Tres tristes tigres es la suma de tres libros en uno.
En Hollywood escribió el guion de la película Bajo el volcán, de John Huston, basada en la novela homónima de Malcolm Lowry. En 1979 publicó la novela La Habana para un infante difunto, su segunda novela más reconocida. Mereció el máximo galardón de la literatura española: el Premio Cervantes en 1997 y el Internacional de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras en 2003.
Tal precisara el poeta y periodista Raúl Rivero en su crónica: “Los Tres Tristes Tigres son inocentes” —publicada el pasado 3 de febrero en Diario Las Américas, a propósito de la edición conmemorativa de Seix Barral, aparecida este año—, GCI
renovó y enriqueció la lengua española cuando, hace 50 años, la gente de la calle —con toda su poesía, su drama, su originalidad y sus faltas de concordancia y de ortografía— asaltó en sus páginas los santuarios de la literatura. Y, además, porque en ese libro es donde único vive todavía la espiritualidad de la noche habanera, una manera cubana de ver la vida y disfrutarla que apagó el socialismo con un sol artificial importado de Rusia.
Y más adelante, afirma con precisión:
Tres tristes tigres es una fiesta fundamental del idioma porque Cabrera Infante, un hombre culto que vivió barrios marginales y era testigo y protagonista de la bohemia de la capital cubana, mezcla su relato con la jerga callejera y las contraseñas de la vida nocturna de aquella Habana desaparecida. Lo hace con maestría y sentido del humor y con una capacidad infinita para jugar con las palabras.
SEVERO SARDUY Y DE DONDE SON LOS CANTANTES
El narrador, escritor para niños y editor Rolando Morelli brillaría con la lectura de su magnífico texto, donde resaltara su tardía amistad con Severo Sarduy (Camagüey, 1932-París, 1993), al que solo conocería en un Congreso sobre literatura realizado en Puerto Rico, pues el autor de Gestos (1963), novela iniciática que inicia su fundamental obra, partiría de Cuba en diciembre1959, con una beca en Francia.
Aunque publicara a los quince años su primer cuaderno de versos: Tres, la poesía continuaría asaltándolo, para décadas más tarde dar a las prensas dos volúmenes en los que reuniría sus valiosas décimas y sonetos: Un testigo fugaz y disfrazado (1985) y Un testigo perenne y delatado (1993). En tal sentido, afirmaría Morella que quizás su atracción por la decima le llegara al descubrirlas en el cementerio de su ciudad natal, lleno de deliciosos ejemplos populares de la décima-epitafio, a lo que ahora adjunta el cronista que la misma constituye una de las variantes en que solía y suele escribirse la popular estructura.
Mas, su distintiva creación, la integran, además, las novelas Cobra, Maitreya, Colibrí, los Ensayos generales sobre el Barroco y Barroco y La simulación, un libro de varia invención: Epitafios.
En De donde son los cantantes (1967) los tres personajes conforman y despliegan una semblanza de la cultura cubana, a través de sus aportes africano, chino y español. Tal expresara, en su artículo “Tejido de aire”, Juan Malpartida, “la obra de Severo Sarduy está marcada por el signo de la teatralidad, y esta dimensión convoca inmediatamente otras: ironía, metaironía, parodia, travestismo, máscaras, disfraces”.
Luego, concluye el colega hispano: “El mundo de Severo Sarduy siempre transcurre en Cuba, salvo su última novela, tocada por una melancolía realmente conmovedora, Pájaros en la playa, situada en otra isla en la que algunos cubanos encuentran indicios de su isla natal: Tenerife”.
Igualmente Morelli, subrayaría que De donde son los cantantes es “una novela breve y genial”, por lo que, sin duda, resulta clásica, en tanto fusiona lo culto y lo popular, atributo visible en casi toda su creación, sin olvidar sus novelas, poemas y ensayos, acorde con el “neobarroco latinoamericano” o, mejor aún, el Posmodernismo: ese estilo sin estilo que preconizó como primer narrador cubano y latinoamericano, añade este cronista.
En tal sentido, apuntaría Gustavo Guerrero en su formidable ensayo Severo Sarduy, publicado en el blog Letras Libres, que, como en sus siete novelas, para-autobiografías, la serie incluida en El Cristo de la rue Jacob (1987) y en la Arqueología de la piel, “lectura autobiográfica de sus cicatrices”, tal asimismo, añade el cronista, en sus décimas y sonetos, se perfila su escritura con rasgos como lo experimental, lo carnavalesco, la parodia y la subversión del lenguaje, tales asimismo la irreverencia, el choteo y la ironía. En suma, una singular producción conformada por siete novelas, varios libros de poesía, cuatro de ensayo y siete piezas de teatro.
REINALDO ARENAS Y CELESTINO ANTES DEL ALBA
El narrador, ensayista y dramaturgo Daniel Fernández —quien compartiera una compleja amistad con el icónico escritor holguinero—, ya cerrando el trascendente encuentro, siempre provisto de su delicioso humor, refirió sus recuerdos personales del autor de La Pentagonía: El palacio de las blanquísimas mofetas (1980), Otra vez el mar (1982), El asalto (1988) y El color del verano o Nuevo jardín de las delicias (1991), haz novelístico que lo inscribe en el Posmodernismo, como sus colegas Cabrera Infante y Severo Sarduy, adjunta este cronista.
Daniel acentuó que su novela Celestino antes del alba, de alguna manera, resulta la radiografía del propio autor (1943-1990), en tanto el protagónico (niño campesino) resulta su alter ego, ya que muestra el complejo micromundo, pasiones y desbordada imaginería del también autor de El mundo alucinante, una de las novelas más conocidas y más audaces del llamado ‘boom’ de los ‘60s, otra de cuyas virtudes es que prestigiaría al autor y lo lanzaría internacionalmente, si bien durante años le ocasionó persecución y prisión en su propio país.
En tal sentido, se ha apuntado, con acierto, que
a medio camino entre la biografía imaginaria y la novela picaresca, y debido a su experimentación formal, posición histórica e ideológica […] es un claro ejemplo de novela posmoderna. Esta versión libre, burlesca y paródica de las Memorias de Fray Servando Teresa de Mier y Noriega, fraile dominico y prócer de la independencia, un clásico de las letras, la cultura y la política hispanoamericanas, es una crítica de toda ideología represiva.
Como el poeta francés decimonónico Arthur Rimbaud —quien con apenas 17 años escribiría su clásico texto de apenas cien líneas “El barco ebrio”—, el muy joven Arenas, con solo 20 y aún autodidacta, escribiría su opera prima, prefigurando su inmediata y singular obra que, entre otras virtudes, la inicia con el día (Celestino antes del alba) y la concluye con el crepúsculo (Antes que anochezca).
En Celestino… —subrayó Daniel— ya están los rasgos que definirían su producción narrativa, marcada, entre otros aspectos esenciales, por el ambiente rural en que se criara, su imaginación desbordada, la soledad, el mundo mágico que lo entornara, con sus güijes, duendes y —añade este cronista— los cuentos llegados de la antigua y siempre nueva oralidad, tradición en que han bebido los mejores narradores cubanos, valga el conocido ejemplo de Onelio Jorge Cardoso, “El Cuentero”.
Ya en este libro fundacional se muestran la audacia, la estructura delirante, la violencia, la muerte, el patriarcado y el matriarcado (vivía rodeado de la madre y sus tías, con las que mantenía una difícil relación de amor/odio), la fuerza telúrica, la ruptura de sistemas, como un valioso recurso exitosamente utilizado en el filme surrealista del gran realizador hispano Luis Buñuel: El ángel exterminador, incluido en la lista de los 100 mejores filmes del cine mexicano por la revista azteca Somos, además de considerado entre los mil mejores de todos los tiempos, por el New York Times.
Por supuesto, en tales reconocimientos internacionales de la antológica cinta, sin duda, tuvieron que ver sus cualidades técnicas: el empleo de imágenes (secuencias), aunque no idénticas, visibles en los varios finales, la entrada de los invitados en dos ocasiones, como la doble salida de las criadas, añade el cronista, quien también recuerda que tal procedimiento reaparecería de nuevo en la narrativa cubana de la época, en una obra menor dentro de la producción narrativa del también menor Lisandro Otero, quien, tal precisara en Cubanet el colegamigo disidente Luis Cino,
al parecer nunca pudo perdonar que, en 1967, concedieran a Tres tristes tigres el Premio Biblioteca Breve en lugar de a Pasión de Urbino. Así, Otero se tuvo que conformar con permanecer entre los comisarios culturales de la revolución cubana, en vez de figurar en el “boom” de la narrativa latinoamericana de los años 60.
Mas, luego incluye otros aspectos no tan conocidos del copista Otero quien, siempre “oteaba” entre las obras de sus colegas narradores, y precisa:
A Lisandro Otero se le desbordaba un resentimiento enfermizo cuando se refería a Cabrera Infante. Burgués de Miramar, reprochaba a Cabrera Infante, llegado a La Habana procedente de Gibara, “el síndrome del salto de clase” y hasta su descapotable de segunda mano. […] no se cansó de acusar a Cabrera Infante de atragantarse de William Faulkner y “plagiarlo desembozadamente”. Algo digno de analizar si se tiene en cuenta que a inicios de los años 80, luego del esfuerzo por imitar a Alejo Carpentier para escribir Temporada de ángeles, Otero se convirtió en un experto en plagios y atragantamientos.
Solo poco después, añade Cino que
en su libro Disidencias y coincidencias en Cuba (1984), Otero describía la obra de Cabrera Infante como “trozos de historietas, narraciones truncas, prosa inconclusa sazonada con ejercicios de pastiche, parodias acrobáticas, laberintos gratuitos, pésima y oscura sintaxis, supercherías gratuitas, alguna que otra agudeza, comadreos de aldea, bromas demasiado escuchadas”. Lisandro Otero, en plan de Sumo Literato, reprochaba a Cabrera Infante “una acumulación verbosa y deshumanizada”, que según concluía, no era verdadera literatura, sino “fuegos de artificio”. ¿Quién lo diría luego de las viñetas que tanto recuerdan las de Cabrera Infante que empleó profusamente Lisandro Otero en su trilogía La situación, En ciudad semejante y El árbol de la vida?
Y finaliza su valioso artículo en Cubanet con las siguientes palabras definitorias y definitivas:
era tanto su encono contra Cabrera Infante [sobre el que sentenciara infructuosamente] que […] no escapará a la anulación por el desarraigo, ese será el final de su aventura” […]. Hasta su muerte, Lisandro Otero aseguró que “la obra de Cabrera Infante se extinguiría con los años”. Me temo que luego de tanto resentimiento, su alma no pueda alcanzar la paz al comprobar que la aventura literaria de Guillermo Cabrera Infante, tras su muerte en 2005 en su exilio londinense, apenas se inicia.
En suma, reitero que las valiosas novelas comentadas en la noche del pasado viernes, constituyen, sin duda, el inicio del Posmodernismo, no solo en Cuba, sino también en Latinoamérica, en tanto abrieron la senda a posteriores títulos de importantes narradores. Valga el notable ejemplo del argentino Manuel Puig, quien publicara Boquitas pintadas, Pubis angelical y El beso de la mujer araña que, aparecida en 1976, por su calidad, seria incluida por el diario El Mundo, en la lista de las 100 mejores novelas en español del pasado siglo. Asimismo, sería llevada al cine en una excelente cinta, dirigida por el brasileño Héctor Babenco e interpretada por el puertorriqueño Raul Juliá, el norteamericano William Hurt (merecedor de un Oscar) y la también carioca Sonia Braga.
Por último, desde esta crónica no marciana (v.g. Ray Bradbury) sino martiana (de los martes), estimo que esta ocasión el concurrido espacio de Luis de la Paz, constituyó un Viernes de Tertulia para recordar, por lo que doy al colegamigo el aplauso que espero lo estimule a continuar su loable tarea realizada cada mes en la acogedora Casa del Ballet.
Fotos de la Tertulia/Cortesía de Luis de la Paz
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WALDO GONZÁLEZ LÓPEZ (Puerto Padre, Las Tunas, Cuba, 1946).
Poeta, ensayista, crítico literario y teatral, editor, antólogo y periodista cultural.
Cursó estudios de idioma Francés en el Instituto de Idiomas «Máximo Gorki» (1964-1966).
Se graduó en 1970 en la Escuela de Teatro (Escuela Nacional de Arte),
donde creó el Archivo de Dramaturgia e impartió clases de Historia
de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro
para Niños (cofundada por él) y de Historia del Teatro Universal y
Cubano.
En 1979, se licenció en Literatura Hispanoamericana, en la (Universidad de La Habana, 1979).
Integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatro y de
Teatristas para la Infancia (ASSITEJ, auspiciada por la UNESCO),
como asimismo las Asociaciones de Teatristas y de Escritores de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en sus Secciones de
Crítica Teatral, Poesía, Traducción Literaria y Literatura para
Niños y Jóvenes.
Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba y de los Centros Iberoamericanos
de la Décima (en la capital, La Habana, y en la ciudad de Las
Tunas).
RESUMEN DE SU TRAYECTORIA LITERARIA:
Ha publicado una veintena de poemarios, un volumen de ensayo, tres de
crítica y otro de crónicas, así como una treintena de antologías de
poesía y poesía para niños, décima, cuento y teatro de autores
extranjeros (William Butler Yeats, Jacques Prévert, García Lorca,
Rafael Alberti...) y dos de teatro cubano.
Sus versos han sido traducidos a varias lenguas y publicados en Francia,
Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Ha traducido del
francés a poetas como Marie de France, Molière, Joachim du Bellay y
Jacques Prévert, y realizó versiones de poetas para la antología Poesía polaca.
Su labor como poeta, crítico teatral y literario, antólogo y ensayista
ha sido reconocida, entre otros estudiosos extranjeros por las
pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de
Matos en su volumen Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en el prólogo de su antología Nueva poesía cubana.
Prestigiosos ensayistas y críticos cubanos, como, entre otros: los
doctores Salvador Bueno y Virgilio López Lemus, los destacados
escritores: Adolfo Martí, Imeldo Álvarez y Antonio Gutiérrez Rodríguez
se han ocupado de sus múltiples libros.
Ensayos suyos fueron incluidos en las antologías Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso.
Fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de
periodismo cultural, y participó en varios Congresos de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), foros y otros encuentros con
especialistas de Cuba y otros países.
OBRAS:
Entre sus numerosos libros, resaltan:
POEMARIOS:
Que arde al centro de la vida
Salvaje nostalgia
Casablanca
Las palabras prohibidas
Estos malditos versos
Ferocidad del destino
El sepia de la nostalgia
Umbral de la nostalgia (libro de arte, con sus poemas ilustrados por la destacada artista plástica cubana Julia Valdés).
POEMARIOS PARA NIÑOS:
Poemas y canciones
Donde cantan los niños
Jinetes del viento
Libro de Darío Damián
Voces de la querencia.
ANTOLOGÍAS POÉTICAS (CON SELECCIÓN Y PRÓLOGO SUYOS):
-Preciosa y el aire (textos de García Lorca, 1976)
-Los versos de tu amigo (textos de García Lorca para jóvenes, 1978)
-Que soy marinero yo (textos del español Antonio Machado, 1984 , Premio de la Crítica de libros para la infancia, 1985).
-Cazador de colores (poemas del cubano Emilio Ballagas; 1986).
-Paris at night (poemas de Jaques Prévert, con traduc. y pról. suyos, 1993).
-Y Dios… (poemas de William Butler Yeats, 1993).
-Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001).
-Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001).
-Este amor en que me abraso (décimas de José Martí; 2003).
-De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003).
-Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004).
ENSAYOS:
Escribir para niños y jóvenes (1983).
ESTUDIOS:
-La lectura, ese esplendor (ensayos sobre lectura y literatura) publicado por Campaña Nacional por la Lectura, Quito, Ecuador (2009).
-Navegas, Isla de Oro. Panorama de la décima para niños (en colaboración con Mayra Hernández; 2009).
-Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en colaboración con Mayra Hernández, en 2 tomos: 2009 y 2010).
CRÍTICA LITERARIA:
La décima dice más (2005)
La décima, ¿sí o no? (2006), ambos con sendas reediciones.
CRÍTICA TEATRAL:
La soledad del actor de fondo. Monólogos cubanos (1989)
Cinco obras en un acto (2001).
CRÓNICA:
Niebla de la memoria.
TERTULIAS:
Entre 1990 y 2010, creó y condujo cinco (5) Tertulias de Poesía, Teatro y
Música en importantes centros e instituciones culturales de la
capital, como, entre otros: la Fragua Martiana, el Museo Nacional de
la Música, el Museo Napoleónico y la UNEAC, donde invitó y
presentó importantes poetas, escritores, cantantes, actores,
narradores orales y demás artistas cubanos y latinoamericanos.
DISTINCIONES:
Diploma al Resultado Científico por su Colaboración a la nueva Historia de la Literatura Cubana, en
tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología
y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé (Las Tunas);
Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima (Universidad
“Camilo Cienfuegos”, de Matanzas); Reconocimiento como Escritor y
Crítico Literario (Presidencia del Instituto Cubano del Libro) y
Distinción por la Cultura Nacional.
EN MIAMI
Desde su arribo a Miami (julio de 2011), ha sido jurado en dos Concursos
Internacionales de Poesía: el de la Editorial Voces de Hoy (2012)
y «Facundo Cabral», del Gremio de Artistas Latinoamericanos
(GALA, 2013).
Asimismo, ha fungido como jurado de los eventos escénicos: I Festival
Internacional de Obras de Pequeño Formato (Compañía teatral
ArtSpoken, 2011) y Primer Festival Internacional de la Comedia
(Compañía Havanafama, 2013). Fue Jurado de Teatro durante dos
ediciones de los Miami Life Awards.
Ha participado, como ponente, en dos importantes eventos
teórico-escénicos: con una ponencia sobre la dramaturgia de Cristina
Rebull, en el «Congreso Internacional de Dramaturgia y Artes
Escénicas. Teoría y Práctica del Teatro Cubano del Exilio
Celebrando a Virgilio Piñera, en su Centenario» (Universidad de
Miami, 2012) y, con el también crítico Luis de la Paz, realizó la
edición de la laureada pieza de Héctor Santiago: Vida y pasión de La Peregrina (Premio
Letras de Oro de Teatro, 1995) para su lectura dramatizada, en el
Congreso Internacional «Peregrinar sin ausentarse: Gertrudis
Gómez de Avellaneda y Gastón Baquero, un puente perdurable entre
Cuba y España», efectuado entre los días 5 y 8 de junio, 2014, en
la Universidad Internacional de La Florida.
Integró los Consejos Asesores del Festival Internacional de Monólogo “A
una voz” y del Gremio de los Artistas Latinoamericanos (GALA).
Mereció el 3er. Premio de Poesía en el Concurso Internacional «Lincoln-Martí» (mayo, 2012).
En julio de 2015, Ediciones Baquiana publicó, en su Colección Caminos de la Poesía, la antología poética Trazo estos signos en la arena,
presentada en el Koubek Center por la poeta, narradora,
dramaturga y profesora universitaria Dra. Maricel Mayor Marsán, el
narrador y dramaturgo Rodolfo Pérez Valero y el poeta y
periodista Baltasar Martín.
Miembro-Colaborador de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y
su revista (RANLE, en Nueva York; 2014) y Miembro del Pen Club de
Escritores Cubanos del Exilio (2016), asimismo colabora con
diversas publicaciones internacionales, como las webs Encuentro de
la Cultura Cubana (España) y teatroenmiami.com (Miami); las
revistas digitales Otro Lunes (Alemania), Palabra Abierta
(California) y Letra Urbana (Miami), como el blog Gaspar. El
Lugareño.
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