Wednesday, April 12, 2017

Los Manso de Contreras: anécdotas de una mítica herencia todavía "por cobrar" (por Carlos A. Peón-Casas).


Desde mi más tierna edad oí repetir a mi abuela paterna, aquella increíble historia de aquella fortuna tan inconmensurable, ante la que del mítico Rey Salomón palidecería de envidia, guardada por siglos en un muy flemático banco inglés; y de cuyos intereses podrían vivir holgadamente todos los herederos potenciales, descendientes de los Manso de Contreras, o de unos y otros, según las familias se desgajaran en su minuto. 

La herencia nos tocaría por el abuelo Peón. Su mamá Rosario, era Manso. Abuela Emilia, nos hablaba, de aquella legendaria suma que publicaba puntualmente la Gaceta, desde los tiempos republicanos, y que nunca entendí por qué enrevesada causa nadie pudo cobrar, a pesar de que el flemático, pero para nada tonto banco londinés, exigía se retirara, dado el enorme servicio de intereses que ya le representaba.

Luego, ya en los comienzos de los noventas, en medio de los avatares del Periodo Especial, aquella entelequia que nos sobrevivirá si nos hacemos bobos, volví a escuchar de un bien esbozado plan para que los herederos de aquella fortuna millonaria, pudieran finalmente cobrar lo suyo.

Estudiaba entonces mi carrera en la capital, y en la casa de una prima paterna, volví a escuchar de cómo se preparaban, levantando papeles y más papeles probatorios. Para entonces, fallecido ya mi abuelo, mi padre y mi tía hubieran sido también beneficiados potenciales, pero en las lejanas planicies camagueyanensis, el tema no tuvo mucha prensa, inmersos como estábamos en la sobrevida de aquellos días aciagos.

Al final, la algazara se acalló de un plumazo, la leyenda urbana daba cuenta como la funcionaria llamada a presentar la demanda a nombre de los herederos desde la Isla, fue cogida en malos pasos…léase en no muy sanctas transacciones…y hasta allí la clase…

Muchos años después, un buen amigo puso en mis manos el muy revelador Diccionario Biográfico Remediano. Allí pude finalmente conocer los entresijos de aquella historia que tiene a mi ver más de leyenda que de otra cosa, pero sería injusto con los soñadores herederos que todavía suman por millares, y entre los que ahora me cuento…

Refieren los susodichos anales que Don Bartolomé Manso de Contreras y Campos, era ya en 1696, Regidor y dueño de las haciendas Seibabo y Santa Cruz, que con hábiles manejos llegó a extender a las de Guainabo, Yaguajay, Centeno, San Agustín, Mayajigua y el Hato de Caguanes, y desde allí hasta el río Jatibonico del Norte, es decir un extenso territorio de la antigua provincia villareña, que abarcaba sin cuentos todo lo que es el término municipal de Yaguajay, en el norte espirituano actual. 

Para 1707, tuvo a bien protestar junto a otros potentados para que “no se rebajara el precio de la carne de marrano y de la de vaca que regía desde tiempo inmemorial”(1). Con hábiles manejos supo en 1723 pedir:
amparo al Cabildo sobre la posesión de sus haciendas de Yaguajay, y que compró la Presbítero José González de la Cruz, (…) rogando se pusiera silencio a las reclamaciones del capitán Ignacio de Rojas (…) En 1727 figuraba como alcalde la Santa Hermandad(…) el 3 de septiembre dispuso el Capitán General, que sus haciendas debían de pesar como sigue: Seibabo cuatro días de a veinte cabezas cada uno; Mayajigua, tres días y Caunao , dos días(…)(2)
Las crónicas siguen dando detalles de su matrimonio con Isabel Hernández de Medina y Vidal, con la que tuvo cuatro hijos, dos varones y dos hembras, estas últimas: María e Isabel fueron monjas, y muy al final las herederas de la una y otra vez promovida y todavía anhelada herencia, que muy al final como casi siempre pasa con estos asuntos de “enredos y papeleos": “se agita de tiempo en tiempo. Inconcuso para gentes sencillas y fácil para los listos…que ha dado ilusiones a muchos, desalientos a unos pocos y dinero a la cuenta remediana".(3)


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1. Diccionario Biográfico Remediano. Siglos XVII y XVIII. P. 38. (Transcripción del Sr. Enrique Palacio)
2. Ibíd.
3. Ibíd

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