Benjamín Vicuña Mackenna.
Adalid e impulsor de la independencia cubana de España
por Carlos A. Peón-Casas
En 1865, tras el diferendo entre la república chilena y la monarquía española por cuenta de la actitud de la primera de negarse a abastecer los barcos españoles en el conflicto hispano-peruano por las islas Chinchas(1), ocupadas por los primeros a los segundos en 1864; los chilenos encargaron al periodista y escritor chileno Benjamín Vicuña Mackenna, ya citado, una muy delicada misión: fomentar una insurrección en las últimas posesiones de España en América, léase, Cuba y Puerto Rico.
Con tal fin el también destacado político chileno viajó a Nueva York y estableció de inmediato contacto con los cubanos y los borinqueños. Por los primeros destacaba Juan Manuel Macías, miembro de una autollamada Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico(2).El 10 de diciembre de 1865 escribía Mackenna a su gobierno:
(…) Tuve una entrevista con varios personajes culminantes de aquella isla desterrados en esta ciudad, quienes delegaron el Sr. J. M. Macías, patriota muy respetado aquí; las facultades necesarias para proceder, de acuerdo conmigo, en un plan de insurreccionar aquellas posesiones(…)(3)
Mackenna les ofrecía a cambio la protección de la bandera chilena para su empresa “i otro tanto de los fondos que ellos colecten para la expedición a título de empréstito”(4). De tal empeño surgiría en breve una publicación: La Voz de América, que más temprano que tarde, circularía entre los cubanos de la Isla.
En marzo de 1866, era el propio Mackenna quien en despacho a su gobierno, lo apremiaba a tomar partido por la independencia cubana:
De Cuba no hemos tenido noticias posteriores(…) La guerra entre la aristocracia criolla i el partido peninsular se hace cada día más violenta, i al mismo tiempo la juventud se organiza para lo que pueda suceder de un momento a otro(…) Reitero a US mis súplicas sobre instrucciones y fondos para fomentar una expedición armada sobre esas islas que son la parte vulnerable de España para hacer soltar su presa en el Pacífico(5).
A pesar de que, el 9 de abril de aquel 1866, Mackenna era revelado de sus funciones en Estados Unidos por parte de Alvaro Covarrubias, que fungía entonces como Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Mackenna, desconociendo todavía aquella decisión volvía a urgir al gobierno chileno en estos términos:
La situación de Cuba se hace cada día más grave. Hai allí una vasta complicación del descontento de la aristocracia criolla, por las intrigas de la España para retirar las miserables concesiones políticas que les había prometido, de los planes de los patriotas para sublevar la isla i por último de los negros que desde que fue abolida la esclavitud en es este país, se preparan para obtener la suya a su modo. Todos estos elentos no pueden menos que producir una conflagración general. En nosotros estaría acelerarla(…)(6)
En otra comunicación, con fecha del 20 de abril de 1866, vuelve Mackenna a sus andadas y le propone al gobierno chileno un arriesgado, pero evidentemente posible plan de invasión a Cuba:
(…) una expedición chileno-peruana de dos mil hombres, que viniendo por el Istmo desembarcase al sud de la isla y la levantase(…)bastarían doce días o dos semanas para transportar dos mil hombres(…), pues en un viaje directo se echan seis días desde el Callao a Panamá, uno o dos día podrían emplearse en el paso de Istmo(para el estrictamente no se necesitan más de ocho horas) i de dos o tres días hasta cualquiera de los puertos de Cuba, desde Cienfuegos en el centro a Santiago de Cuba en al extremidad oriental(7)
Dentro de aquel mismo texto, también Mackenna hacía saber a sus superiores del estado de cosas en la Isla de Cuba, y al mismo tiempo daba cuenta de su formidable capacidad de analista político, previendo con acertado análisis el futuro más cercano de los acontecimientos por acaecer, respecto al tema de la necesaria abolición de la esclavitud:
No de US que la isla está preparada para una invasión(…)Pero la verdadera cuestión grave para Cuba es la de la abolición de la esclavitud, que no puede tardar en suceder de un modo u otro i la que ha de arrastrar forzosamente la independencia de esa isla, o su aniquilamiento total, por medio de una guerra de razas. En Cuba hai setecientos mil negros i ochocientos mil blancos, de los que cien mil son españoles. La lucha está ya iniciada entre ambas castas, i los criollosy los negros están más dispuestos en hacer causa común contra los peninsulares, que a destruirse entre sí(8).
Todavía a principios mayo, Mackenna seguía ignorando que le había sido retirada su condición de “agente confidencial”del gobierno chileno, pero su animo seguía siendo parejo respecto a las ideas independentistas de Cuba y Puerto Rico , sabedor que tal golpe sería decisivo para los fines libertarios americanistas, e igualmente un muy serio escollo para la Metrópoli respecto a sus planes de reconquista de sus ex colonias americanas. Para tal época Macías presentaba a Macekena una petición de ayuda de 500 pesos para preparar una inminente expedición invasora a Cuba. La petición fue prontamente cumplida por el primero.
Para cuando Mackenna recibiera oficialmente las primeras noticias del cese de su misión, el 12 de mayo de 1866, se ve imposibilitado de pronto de abandonar el territorio de Estados Unidos, por ciertas complicaciones de tipo judicial, al ser acusado de violar supuestamente la ley de neutralidad de aquel país.
Finalmente, el 21 de junio de 1866, luego de ser exonerado de tales infundadas calumnias, abandonaba la ciudad de Nueva York, aquel día se publicaba el último número a su cargo de La Voz de América, que con antelación había cedido su título y propiedad a perpetuidad al patriota Macías, con la condición de que aquel recibiera por los siguientes dos meses, “una subvención de quinientos pesos mensuales a nombre del gobierno de Chile”(9).
Una anécdota muy singular, daba cuenta de la profunda impresión que Mackenna había tenido de los patriotas cubanos, denodados en su afán patriótico, de la que dejaría posterior testimonio en sus obra ya citada: Diez meses de misión en los Estados Unidos…
(…)el 15 de febrero de 1866 estaban ancladas en la bahía de Nueva York las fragatas españolas “Isabel La Católica”, de dieciséis cañones y la “Carmen”, de cuarenta cañones. Los cubanos le proponen al agente chileno atacarlas por medio de torpedos. Vicuña Mackenna rechaza la proposición, pero recuerda el incidente porque quiere dar una idea del odio implacable con que los hijos de Cuba miran a sus dominadores(10)
De pocos es conocido, que incluso Juan Clemente Zenea, el poeta y revolucionario malogrado en la revolución de 1868 en Cuba, fue su amigo en los tiempos de Nueva York, y todavía en 1869 tenía depositada toda su confianza en la figura de Mackenna, ya de regreso en su patria nativa, pero todavía: “con la vista clavada en la angustia cubana”(11)
La desaparición física del que fuera igualmente prominente político, abogado e historiador chileno, sucedía el 25 de agosto de 1886. A posteriori de su muerte, en 1895, su viuda, la Sra. Victoria Soubercaseaux, colaboró con los patriotas cubanos, en la segunda y definitiva gesta libertadora contra España, y tuvo especiales cercanías con Arístides Agüero, quien estuvo en Chile como agente diplomático del Partido Revolucionario Cubano, que presidia en aquel minuto Don Tomás Estrada Palma.
La impronta de Benjamín Vicuña Mackenna, en sus cercanías con la causa de la independencia cubana de España, consta para la posteridad con el panegírico que le dedicara en 1951, el historiador Eugenio Orrego Vicuña, ante la Academia de Historia de Cuba:
Era-y fue obra suya exclusiva-el comienzo de la primera cruzada internacional a favor de la emancipación antillana(12).
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- Una vez liquidado el conflicto con Perú, los españoles en acto de insolente provocación enviaron al puerto de Valparaíso, el 18 de septiembre de 1865, Dia de la Independencia Chilena, al capitán José Manuel Pareja, quien a bordo del buque insignia de la escuadra española que operaba en aquellas aguas presentaba al Gobierno de Chile unas demandas “que diesen satisfacción a su lastimado orgullo(…) Chile respondió valiente y patrióticamente, negándose a aceptar las demandas. Consecuentemente quedó abierto el estado de Guerra” En Indice de Extranjeros en el Ejercito Libertador de Cuba. 1895-1898. Jorge Quintana. Tomo I. Archivo Nacional de Cuba. La Habana. 1953. P.342
- Ibíd.
- Ibíd. p 344.Todos los textos de las cartas de Mackenna que citamos proceden de su libro de memorias: Diez meses de misión a los Estados Unidos de Norte América como Agente Confidencial de Chile.
- Ibíd.
- Ibíd. p.367
- Ibíd.
- Ibíd pp. 370-371
- Ibíd. p.371
- Ibíd. p.381
- Ibíd. p.382
- Ibíd.
- Ibíd. p.385. En Vicuña Mackenna y la independencia de Cuba.
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