Nota del blog: Sección semanal dedicada a la familia por la Dra. Christina Balinotti (https://www.facebook.com/christina.balinotti),
quien ha aceptado la invitación a compartir cada jueves, un
tema relacionado con su proyecto Universidad de la Familia,
programa académico extenso de 45 semanas, en la Humboldt
International University. Los libros de la Dra. Christina
Balinotti se pueden adquirir en Amazon en este enlace.
Para información e inscribirse en el programa puede acceder en este enlace. Para comunicarse puede escribir a Universidaddelafamilia.miami@gmail.com
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Resumen de la vigésimo quinta conferencia en HIU, promoción del pensum Universidad de la Familia, Ahora Sí.
Para conocer la importancia de tratarnos bien en sociedad debemos apreciar en primer término el significado trascendente de la palabra Comunicación. Derivada del latín communicare, implica unir, compartir, comulgar. Comunión que transcurre desde pequeños en la familia, primera institución que el hombre encuentra al llegar a esta tierra. En ella aprendemos las grandes filosofías de la vida. Los valores, Para sobrevivir y convivir. Un marco de referencia. Casi una religión que nos re-liga con algo superior a nosotros mismos, límites, marcos, fronteras, respeto mutuo. Coordinadas de la existencia que nos hacen ser con otro y para otro y con otro y desde otro. Marco que nos recuerda nuestra pertenencia a un mundo en que debemos ser felices y hacer felices a los demás.
La doctora Montessori afirma: los buenos modales son el aceite de las relaciones sociales yo agrego que, en la familia, son la miel que cura las congestiones emocionales.
Dos tipos de comunicación familiar prevalecen: Disfuncional y funcional (patológica o sana). Las características de la primera incluyen el consabido abuso verbal o físico, monólogos quejosos donde nadie escucha al otro, padres ausentes del hogar o padres indiferentes. Fíjense que la indiferencia es un tipo de violencia doméstica y destrato afectivo que aún no hemos explorado o tan siquiera desarrollado y que se encuentra citada en uno de mis libros. La regla por excelencia de la comunicación, nos indica que es imposible no comunicarnos, de modo que aquel que ejerce la indiferencia y se cruza de brazos frente al problema del otro, manifiesta su deseo egoísta de no colaborar. De ignorar su entorno humano. Rompe el contrato social tácito que nos une en sociedad y que nos compele a asistirnos mutuamente, a predicar las etiquetas de la convivencia y practicarlas con nuestros hijos.
Por el contrario la sana comunicación conlleva caricias positivas y una escucha atenta de las necesidades del otro. 80% escuchar y 20% hablar. Difícil en un mundo donde prevalecen las narrativas individuales. En el cual la nomofobia o, terror a separarse del celular, se erige en el trastorno mental de la época.
Sin duda, las caricias positivas incluyen palabras y gestos de amor, compasión, empatía, diálogo, estar presente en cuerpo y alma en la vida de los hijos. Características medulares del buen trato humano y que solo se aprenden en el seno de la familia. Las caricias negativas corresponden a grupos familiares acostumbrados al mal trato como única forma de comunicación conocida. Se aman, sin duda, pero con un mal amor. Se aman, pero se destruyen.
La doctora Montessori afirma: los buenos modales son el aceite de las relaciones sociales yo agrego que, en la familia, son la miel que cura las congestiones emocionales.
Dos tipos de comunicación familiar prevalecen: Disfuncional y funcional (patológica o sana). Las características de la primera incluyen el consabido abuso verbal o físico, monólogos quejosos donde nadie escucha al otro, padres ausentes del hogar o padres indiferentes. Fíjense que la indiferencia es un tipo de violencia doméstica y destrato afectivo que aún no hemos explorado o tan siquiera desarrollado y que se encuentra citada en uno de mis libros. La regla por excelencia de la comunicación, nos indica que es imposible no comunicarnos, de modo que aquel que ejerce la indiferencia y se cruza de brazos frente al problema del otro, manifiesta su deseo egoísta de no colaborar. De ignorar su entorno humano. Rompe el contrato social tácito que nos une en sociedad y que nos compele a asistirnos mutuamente, a predicar las etiquetas de la convivencia y practicarlas con nuestros hijos.
Por el contrario la sana comunicación conlleva caricias positivas y una escucha atenta de las necesidades del otro. 80% escuchar y 20% hablar. Difícil en un mundo donde prevalecen las narrativas individuales. En el cual la nomofobia o, terror a separarse del celular, se erige en el trastorno mental de la época.
Sin duda, las caricias positivas incluyen palabras y gestos de amor, compasión, empatía, diálogo, estar presente en cuerpo y alma en la vida de los hijos. Características medulares del buen trato humano y que solo se aprenden en el seno de la familia. Las caricias negativas corresponden a grupos familiares acostumbrados al mal trato como única forma de comunicación conocida. Se aman, sin duda, pero con un mal amor. Se aman, pero se destruyen.
CUALIDADES Y BENEFICIOS PSICOLÓGICOS Y ORGÁNICOS DE UNA SANA COMUNICACIÓN
La comunicación funcional o sana produce en los seres humanos beneficios psico-orgánicos, múltiples e insustituibles: confianza, autoestima, alegría y seguridad que ninguna medicina o bien material puede aportar.
Si conoces e incorporas los siguientes conocimientos, a tu lista de prioridades, lograras, sin duda, una mejor vida para los tuyos y para tu persona. Presta atención.
Si conoces e incorporas los siguientes conocimientos, a tu lista de prioridades, lograras, sin duda, una mejor vida para los tuyos y para tu persona. Presta atención.
1. Tratarnos bien libera endorfinas, en aquel ofrece y en quien recibe un trato amable. Denominadas hormonas de la felicidad, son responsables de la sensación de bienestar que puede llegar transformar el mal humor a tu día. Un abrazo, una mirada de agradecimiento, un gesto de generosidad liberan, además oxitocina,la hormona del amor, aquella que el organismo femenino secreta en grandes cantidades durante el parto y la lactancia, en la unión amorosa y que en este caso, se libera tanto en varones como en mujeres. Los buenos modales, por lo tanto, prolongan la vida, controlan la presión arterial y reducen el estrés.
Sabemos que altas dosis orgánicas de cortisol y adrenalina adjudicadas a la respuesta del estrés, induce a problemas graves de salud. El estrés es una respuesta normal evolutiva que, en la prehistoria, servía para adaptarnos a situaciones de peligro inminente y que hoy permanece intacta en nosotros. Si entraran ladrones a mi casa por la madrugada, todo mi organismo se prepararía en microsegundos para huir o atacar. Pero una vez controlada la situación, los químicos mencionados descenderían a niveles normales. Lamentablemente, vivimos en sociedades que favorecen el estrés crónico y el consiguiente desarrollo de enfermedades graves. Valga este ejemplo simple. Si la alarma de tu casa permaneciera encendida de manera constante, en algún momento el sistema dejaría de funcionar, adecuadamente, con el consiguiente colapso.2. El trato cordial en la familia desarrolla en los pequeños la autoestima básica. Existen dos tipos de autoestima, básica y circunstancial. La básica es aquella que se desarrolla durante los primeros 6 años de vida de la mano de papá y mamá. La circunstancial nos muestra proclives a la tristeza o desolación frente a los infortunios. Me despidieron del trabajo y por lo tanto, mi autoestima circunstancial, sufre un golpe fuerte que, sin embargo, no afectará de manera permanente mi salud mental ni mi vida de relación, protegida por la autoestima o consideración básica acerca de mi persona. Un mástil en el que flamea la bandera de nuestras vidas sin desprenderse y volar a la deriva.3. Tratarnos bien genera confianza neurológica. Cada conducta nueva que recibimos o actuamos abre nuevas carreteras en nuestro cerebro que luego revisitaremos de manera espontánea. Caminos de confianza o desconfianza, que deseamos o no revisitar.
El poeta Francisco Luis Bernárdez nos dice Porque después de todo he comprendido que lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado.
Qué clase de semillas plantas en el corazón fértil de tus hijos. ¿Cuál es el norte que le enseñas? Llegamos solos a este mundo y al morir solos nos vamos. Sin embargo durante nuestros días en la tierra, debemos aprender los ejercicios de la convivencia para crear desde la familia una sociedad de la paz y el entendimiento mutuo.
A modo de conclusión les dejo una frase del célebre Aristóteles. Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.
Hasta el próximo artículo.
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Christina
A. Balinotti: Escritora, Personalidad de Televisión y Radio.
Experta en temas de Cultura y Psicología. Mujer de la Semana 2015
CNN Español. Pionera del Movimiento y Organización Femenidad
Holística.
Fundadora/Directora del programa académico Universidad de la Familia, Ahora Sí, Miami 2016.
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