Wednesday, July 5, 2017

Nostalgias e impenitencias (por Carlos A. Peón-Casas)



Te busco perdida entre sueños…/ volando en el cielo/el viento te ha llevado como un pañuelo viejo/Y no hago más que rebuscar/paisajes conocidos/en lugares tan extraños/que no puedo dar contigo.

Te Busco. En la voz de Celia Cruz



El motivo de esta cercanía siempre rememorativa, me lo ha propiciado el escuchar la bellísima interpretación que hiciera nuestra siempre presente Celia Cruz, de un tema que se intitula Te Busco, y donde la inolvidable sonera nuestra, deja caer como perlas invaluables, las lágrimas más sentidas por su lejana tierra cubana a la que nunca se le permitió volver, mal que le pese a quien sancionó tan terrible y deleznable “medida”.

El texto de la canción, de autor desconocido para mí ignorancia inevitable, está lleno de matices evocadores y de una poesía cuyas marcas trascienden el tiempo y la memoria de aquellos que impenitentemente siguen recordando a la patria lejana, de la que hubieron de partir, asumiendo con el gesto, lo determinante de una separación que para muchos sigue siendo definitoria, por las circunstancias conocidas, o por la decisión firme de quien se hizo ciudadano del mundo, y volver es un gesto excluído, ab aeternam, de su disco duro mental.

Como quiera que se miren las cosas, siempre hay y habrá añoranzas entre los que ponen distancia entre sus vidas y lo que fue su terruño natal, da lo mismo de la región geográfica que se habite, o de la que se proceda, en este mundo cada vez más plural e interconectado; pero seguirán habiendo empero, para nosotros los cubanos, nostalgias y nostalgias…

Tengo un amigo que cuando regresa, toma fotos de los sitios más inimaginables de lo que fuera esta su ciudad natal, para a su vuelta armar “viajes imaginarios” donde recorre aquellos sitios donde antaño solía discurrir su vida, paliando así esa necesidad de recuerdos y añoranzas.

Otra conocida, de esas que se niegan al regreso, no por impedimentos ni prohibiciones algunas, ni por no tener emolumentos suficientes, se empeña para consolar su decisión a rajatabla, de pedirle a cuanto conocido regresa a esta otrora villa, que la provea de souvenirs varios, comprados al paso: tinajoncitos camagüeyanos decorados, algún paisajillo de poca monta de aquellos inolvidables patios camagüeyanos de su niñez, y vaya usted a saber cuanta parafernalia parecida; incluyendo, como tesoros de su colección, algún objeto de la vajilla familiar en manos de algunos de sus lejanos parientes, pues a pesar de los pesares, recobrarlos, es su manera de perpetuarse en sus añoranzas y sus vivencias de antaño.

Otros muchos, crean sitios en sus perfiles de Facebook, donde cuelgan fotos alusivas a sus años juveniles en estos predios, y da igual si aluden a la escuela Vocacional, o a cualquiera fuera el sitio donde laboraron o vivenciaron alguna pasada experiencia vital en su antigua aldea.

De todo hay sin dudas en la viña del Señor, y de memorias y recordaciones inevitables se sigue viviendo allende el mar. De cualquier modo, entre nos, la lista de candidatos potenciales y posibles, en plan de perpetuar la experiencia de extrañamientos que han vivido otros, se sigue multiplicando imparable, per secula seculorum…. a ritmo exponencial, sin importar cual sea el escenario otro, que nos toque vivir en este próximo hic et nunc.


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