El arzobispo de Caracas se refirió a la situación del país, catalogándola de “sumamente grave”, y de la que expresó: “se podría hablar de una guerra del Gobierno contra el pueblo”.
Por tanto, rechazó la represión tanto por los cuerpos de seguridad del Estado como por grupos paramilitares en contra de los manifestantes, que a lo largo de tres meses han causado más de 90 personas fallecidas en Venezuela.
“Esas bandas armadas y cuerpos de seguridad del Estado, han causado muertes de una manera verdaderamente criminal, como por ejemplo, disparar armas de fuego directamente a la cabeza o disparar perdigones a corta distancia o las bombas lacrimógenas para causar daños mortales”, denunció.
“No se puede llamar de otra manera a esa represión cruel que se ha desatado, inclusive con asedio a conjuntos de viviendas, ingreso forzado a esos lugares, ataque a las personas en sus casas sin órdenes de allanamiento. Sobretodo el asesinato de más de 70 personas, lo cual es totalmente condenable y lo rechazamos de todo corazón”. (Leer texto completo en Zenit)
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