Nota del blog. El pasado jueves 19 de octubre, se presentó el libro Una medida inexacta. Ensayos y comentarios
(Editorial Verbum, 2017) de Reinaldo García Ramos, en la en la librería Altamira de Coral Gables. Gracias a la cortesía de Lilliam Moro y la gestión de Rodolfo Martínez Sotomayor, comparto el texto de presentación de la nueva entrega literaria de Reinaldo García Ramos.
Reinaldo García Ramos y Lilliam Moro
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Rodolfo Martínez Sotomayor inicia el evento
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Fotos/Eva M. Vergara
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A Reinaldo García Ramos me une no solo una amistad prolongada, la poesía y la responsabilidad intelectual, sino también la complicidad de haber compartido la década de los años sesenta en Cuba, y concretamente en La Habana, donde vivimos el descubrimiento de la creación literaria y el fervor ingenuo por la libertad en esos años en los que nuestra vehemencia como recién estrenados escritores convivió con el miedo y el caos en general, etapa en la que se instauró la persecución generalizada como modus operandi de la Revolución castrista.
La historia de nuestra generación está incrustada en esa época donde todo fue posible e imposible a la vez.
La amistad y la creación literaria iban de la mano. Algunos amigos de entonces ya han desaparecido, otros se han envilecido, a algunos les han perdonado la vida con precarias parcelas de expresión siempre y cuando anden de puntillas, y los demás habitamos cualquier rincón geográfico. Los pocos de este último grupo tenemos la responsabilidad de testimoniar el crimen de lesa humanidad y de lesa cultura que se ha cometido contra un país, contra su legado histórico y su integridad antropológica. No se trata solo de un período oscuro sino de casi seis décadas, el mismo tiempo histórico de nuestra vida republicana, suficiente para construir una nación o para destruirla. Por lo tanto, es un espacio de tiempo que constituye una medida inexacta, precisamente el título de este libro de Reinaldo. El caos vivencial solo puede describirse indagando en la semántica de la perversión.
Este libro de Reinaldo recoge 15 ensayos y comentarios con dos temáticas principales: las que tienen que ver con su experiencia directa y hasta generacional, como “Otro paseo por El Puente con nuevos transeúntes” sobre el grupo literario de Ediciones El Puente, y “Los tiempos de Mariel”, en el que recuerda el surgimiento de esa publicación en Nueva York en 1983. También se ocupa de determinadas obras de los escritores del exilio Carlos Victoria, Jesús J. Barquet, Miguel Correa Mujica y Vicente Echerri, así como un generoso artículo sobre Reinaldo Arenas como personalidad y ser humano. Se incluyen, asimismo, sus experiencias individuales en la Isla en el ámbito laboral en “Un editor bien vigilado” y el impacto al descubrir la libertad personal, cultural y social en Nueva York, incluyendo el aprender a practicar la tolerancia ante quienes defendían el infierno castrista que dejó atrás.
La segunda temática de este libro se ocupa de importantes obras y personajes de nuestro pasado, como en el artículo “Los niños de Martí en la epopeya delirante”, sobre La Edad de Oro, y otro que nos ofrece una visión humana de Máximo Gómez y Orestes Ferrara en “Una guerra y un general en el recuerdo”, o sobre nuestro “raro” José Manuel Poveda.
Quiero resaltar, sobre todo, el artículo “Dos españoles heroicos” que considero de suma importancia porque trata de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, que llegaron a Cuba en un momento clave para la expresión de la nacionalidad cubana lo mismo en la literatura que en las artes plásticas. Este matrimonio español, que permaneció en Cuba desde 1939 a 1943, en su modesta imprenta La Verónica, establecida en La Habana gracias al generoso aporte económico de la mecenas María Luisa Gómez Mena, publicó importantes y cuidadas ediciones no solo de autores europeos sino, por ejemplo, la primera traducción al español de los Cuentos negros de Cuba, de Lydia Cabrera, obra que había sido publicada en francés por Gallimard. Fue la época de las revistas literarias, antecesoras de Orígenes, de José Lezama Lima, y la expresión pictórica de los importantes artistas de la época como Wifredo Lam, Carlos Enríquez, Víctor Manuel, Amelia Peláez y otros y que culminó con la exposición colectiva “Pintura cubana moderna” en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1944.
Así, pues, Una medida inexacta, de Reinaldo García Ramos, es un conjunto de artículos importantes, obra que me parece necesaria por imperativo categórico, porque se ocupa de la recuperación de un pasado escamoteado, tergiversado y hasta ignorado completamente. No podemos confiar en que la historia ponga las cosas en su sitio, porque suele ser un proceso lento y hasta contaminado. No hay que darle tiempo al tiempo, como dice el refrán, sino tener la iniciativa de rescatar el tiempo porque es rescatarnos a nosotros mismos.
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ver en el blog
No hay mal que por bien no venga. Homenaje a Serguei Urusevsky (por Reinaldo García Ramos)
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