La prensa oficial cubana reportó a bombo y platillo la firma el pasado lunes 20 de noviembre de 2017, de un convenio de crédito con la Agencia Francesa para el Desarrollo, por un monto de 25 millones de euros, para financiar un proyecto de desarrollo cooperativo ganadero, PRODEGAN, en la región centro-oriental del país. Rodrigo Malmierca, titular cubano del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera declaró a la prensa ¨tener seguridad de obtener éxitos con esta iniciativa, al realizarse en Camagüey, donde existe una fuerte tradición en esa actividad.¨ Agregó que el objetivo del proyecto es “apoyar el desarrollo del sector ganadero en esa provincia oriental buscando su crecimiento sostenible y el aumento de la producción y venta de carne y leche”. Por último afirmó que ¨los recursos serán utilizados de manera eficiente¨.
La verdad es que la eficiente ganadería cubana antes del triunfo de la revolución, fue prácticamente destruida. Cuba tenía antes de 1959 una población de 6 millones de habitantes y un poco más que esa cifra, de cabezas de ganado, de una gran variedad genética de productivas razas. Tras casi 60 años de la debacle socialista en Cuba, tenemos que en una población de un poco más de 11 millones de habitantes, superviven tres millones y pico de cabezas de ganado. La ganadería se convirtió en una de las tantas obsesiones del gran dictador Fidel Castro. Desde la mítica vaca ubre blanca hasta las cuencas lechera, el supremo líder prometió a los cubanos una abundancia de leche y carne como no se había visto en el mundo. Lo cierto es que en los campos cubanos quedaron como reliquias arqueológicas las numerosas vaquerías y pastoreos de las cuencas lecheras, abandonados a partir de la gran crisis llamada eufemísticamente período especial.
Camagüey se convirtió en el polígono de pruebas del mesiánico ex-mandatario, quien ya enfermo y apartado del poder a partir del año 2008 se dedicó a resolver de una vez y por siempre el problema de la falta de alimentación en Cuba. Tomó su calculadora, se informó de la existencia de plantas proteicas para el ganado como la moringa, la morera y la tithonia. Calculó el rendimiento proteico de dichas plantas y orientó sembrar las caballerías necesaria para satisfacer según sus cálculos todas las necesidades alimenticias de la masa vacuna en Camagüey. Ese fue su último y poco divulgado gran disparate. Desde su apoltronado sillón ignoró que la economía socialista es inviable, que los campos están abandonados y llenos de la planta invasora marabú, que las empresas agropecuarias estatales han quebrado al igual que las seudo-cooperativas llamadas Unidades Básicas de Producción Cooperativa, que en las vaquerías apenas se cubre el 50% de la plantilla de ordeñadores porque los jóvenes no quieren ordeñar ni cultivar para el gobierno en condiciones pésimas y por un ínfimo salario. Ignoró además que los propios obreros agrícolas estatales sacrifican las reses para comer y vender pese a las persecuciones penales y que no hay custodios ni policías confiables para proteger las vacas ante la corrupción generalizada existente en Cuba.
Luego de la muerte del eterno comandante, los decisores cubanos, entre ellos el líder partidista local Jorge Luís Tapia Fonseca, sin reconocer el fracaso del gran experimento ganadero en Camagüey, apuestan nuevamente por faraónicos proyectos inviables. Esta vez luego del paso del huracán Irma, dividieron las tierras de la provincia como un gigantesco tablero de ajedrez y realizan febrilmente sus alucinadas jugadas. Están sacando todo la masa vacuna de las fértiles tierras rojas del norte que serán destinadas a polos productivos de cultivos. Las tierras del este, pertenecientes a la mega empresa ganadera rectángulo de Guáimaro serán dedicadas a la ceba, fundamentalmente de toros. Recordemos que esta empresa Rectángulo fue en los años 80 del pasado siglo, la mayor haciendo de ceba ganadera de América latina. Las tierras del centro, sur y oeste de la provincia serán empleadas en la producción de leche. Para ello ya ordenaron los directivos del Ministerio de la Agricultura que en el plazo de dos años no pueden quedar toros en los potreros de los campesinos de estos municipios para preservar la pureza genética de la raza Siboney, buena productora de leche en el trópico, y para evitar así la falsa natalidad o sea que nazcan terneros supuestamente de una raza pura obtenida por inseminación artificial, pero que en realidad son terneros mixtos producto de la monta de toros mestizos genéticamente.
El punto más débil de este nuevo proyecto es que toda la reproducción vacuna lechera será por la inseminación artificial y como los cubanos sabemos muy bien, todo lo que dependa de asignación de recursos a entidades estatales no funciona, porque se lo roban los trabajadores. Habrá que contratar y capacitar a numerosos reproductores e inseminadores asignándoles transporte, combustible, comunicaciones para llegar a tiempo hasta la vaca en su breve período de celo, algo sencillamente imposible de lograr en la desorganizada y ausente infraestructura agropecuaria cubana. Si no se han logrados altos índices de reproducción por inseminación artificial en casi 60 años, nada hace suponer que esta tendencia vaya a revertirse. Según datos ofrecidos por la periodista de Cadena Agramonte, Raysa Mestril, de 75 000 vacas aptas para la reproducción en la provincia Camagüey, sólo fueron gestada 13 000 con la inseminación artificial, tomando como fuente las declaraciones de la Dra. Yamilka Núñez Directora Provincial del Centro de Inseminación Artificial en Camagüey. Por lo que sólo nos resta esperar y ver como este nuevo crédito se derrocha negligentemente sin que se logren los prometidos resultados productivos.
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