Monday, November 23, 2020

Poema 72 de "La patria es una naranja" (de Félix Luis Viera)

Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.


Poema 72  de La patria es una naranja ( Ediciones 2010, 2011, 2013) (Poesía del exilio) 



                     72

Después de haber racionado aun el aire que le corresponde
Alejandro ha muerto
inflamado hasta el estallido.
Luego de ahorrar el polvo, el camino que iba pisando
ha muerto Alejandro
contando las monedas de la vida y de la muerte.
Uno lo extraña.
Extraña ese edificio sórdido
y lo extraña a él todo
con su pertinaz saco negro
por encima del pulóver con Eliseo Diego en la pechera
caminando, lentamente, por Paseo de la Reforma.

Uno lo extraña,
extraña su voz, casi toda jadeo cigarroso,
al otro lado del teléfono,
uno extraña sus frases de seis filos, su ironía de ocho
cuando hablaba del Tirano de la patria.
Extraña sus chistes:
Él ha dicho que hoy han traído a la tienda aceite de comer
a un cuarto de libra por persona
y vinagre a botella por núcleo familiar,
luego de tres meses en que esta cuota estuvo ausente
(que esto ha llegado a la tienda hoy,
                                   aquí, en la ciudad de México,
y que es menester salir corriendo hacia la tienda
Libreta de Racionamiento en ristre
porque ya lo sabemos, tantas veces,
el Gobierno manda un lote que no alcanza para todas los núcleos familiares)
Uno extraña digo estos chistes de Alejandro, y a Alejandro todo.

Estamos en la fría noche del 13 de febrero de 1997
y él está muerto, decididamente muerto,
en una funeraria de la colonia Doctores,
en una funeraria que no le cuesta nada,
en una funeraria de pobres que casi no cuesta nada ni a los muertos,
que casi paga porque los muertos se acuesten en ella.
No hemos venido a despedirlo con saco y corbata, según la costumbre,
no por falta de tiempo, sino de corbata
(él hubiera perdonado este detalle).

Y ahora uno no sabe bien qué se hará sin Alejandro:
ya no habrá quien marche con paso lento, como meditando en reversa,
en medio de la Batalla.

A los 46 años de edad
Alejandro ha muerto luego de haber secado cuatro océanos de Galeón:
el ron más barato que ha concebido el hombre.
Y venía la Muerte y él no hacía nada,
él más bien la buscaba vaciando caja tras caja de Galeón,
él más bien se fue suicidando con Galeón
hasta que el hígado estalló como aquellas mariposas que arriban al cosmos.
Anoten
que fue un suicidio voluntario (porque no siempre
son voluntarios los suicidios) con Galeón.
Un suicidio hasta la misma muerte.
Un suicidio barato con Galeón.

Mañana, Día del Amor y de la Amistad de 1997,
la tecnología dará cuenta de Alejandro:
un crematorio lo convertirá en etílicas cenizas
según sus propios deseos.

Y ya uno lo extraña,
uno mira hacia al ataúd y le parece mentira que la próxima semana
no hablemos de nuevo por teléfono,
uno siente que el dinero se ha quedado huérfano
y huérfanos los recibos de cobros
sin nadie que les contradiga.

Se va Alejandro,
se va en esta noche fría de febrero de 1997 en la ciudad de México,
mañana parte hacia el territorio de las cenizas.
Se va Alejandro
y uno sigue aquí, vivo,
casi vivo.

1998



                     72

Dopo aver razionato persino l’aria che gli spettava
Alejandro è morto
infiammato fino all’esplosione.
Dopo aver risparmiato la polvere nel cammino che percorreva
è morto Alejandro
contando le monete della vita e della morte.
Uno lo rimpiange.
Rimpiange un edificio sordido
e rimpiange tutto di lui
con la sua durevole giacca nera
sulla maglietta con Eliseo Diego sul petto
camminando, lentamente, per il Paseo de la Reforma.

Uno lo rimpiange,
rimpiange la sua voce, sempre roca per le sigarette,
all’altro lato del telefono,
uno rimpiange le sue frasi di sei sillabe, la sua ironia di otto
quando parlava del Tiranno della patria.
Rimpiange i suoi scherzi:
Lui ha detto che oggi hanno portato al negozio olio per cucinare
un quarto di libbra per persona
e aceto in bottiglia per nucleo familiare,
dopo tre mesi che questa quota è stata assente
(che questo è arrivato al negozio oggi,
                                      qui, a Città del Messico,
e che si deve uscire correndo verso il negozio
Tessera del Razionamento in resta
perché ormai lo sappiamo, tante volte,
il Governo manda un quantitativo insufficiente per tutti i nuclei familiari)
Uno rimpiange questi scherzi di Alejandro e la persona che era.

Siamo nella fredda notte del 13 febbraio del 1997
e lui è morto, irrimediabilmente morto,
in un’impresa di pompe funebri della colonia Doctores,
in un’impresa di pompe funebri che non gli costa niente,
in un’impresa di pompe funebri da poveri
che quasi non costa niente neppure ai morti,
che quasi paga perché i morti riposino da lei.
Non siamo venuti a salutarlo con giacca e cravatta, come si usa,
non per mancanza di tempo, ma di cravatta
(lui avrebbe perdonato questo dettaglio).

E adesso uno non sa bene cosa accadrà senza Alejandro:
adesso non ci sarà più chi marcia con passo lento, come meditando al contrario,
in mezzo alla Battaglia.

A 46 anni di età
Alejandro è morto dopo aver prosciugato quattro oceani di Galeón:
il rum più economico che ha concepito l’uomo.
Arrivava la morte la Morte e lui non faceva niente,
piuttosto la cercava vuotando casse su casse di Galeón,
piuttosto se n’è andato suicidandosi con il Galeón
fino a quando il fegato esplose come certe farfalle che perforano lo spazio.
Prendete nota
che fu un suicidio volontario (perché non sempre
sono volontari i suicidi) con il Galeón.
Un suicidio verso la sua stessa morte.
Un suicidio economico con il Galeón.

Domani, Giorno dell’Amore e dell’Amicizia del 1997,
la tecnologia prenderà in considerazione Alejandro:
un crematorio lo trasformerà in etiliche ceneri
secondo la sue stesse volontà.

E adesso uno lo rimpiange,
uno guarda verso il feretro e gli sembra impossibile che la prossima settimana
non parleremo di nuovo al telefono,
uno si rende conto che il denaro è rimasto orfano
e orfane le ricevute d’incasso
senza nessuno che le contraddica.

Se ne va Alejandro,
se ne va in questa notte fredda di febbraio del 1997 a Città del Messico,
domani partirà verso la terra delle ceneri.
Se ne va Alejandro
e uno continua qui, vivo,
quasi vivo.

1998


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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.

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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.

Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros. Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari. Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.  Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.

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