Foto/Tania Trujillo
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Nota del blog: Se le agradece a Aleisa Ribalta, cubana que vive en Suecia, quien desde siempre escribe, que por fin se decidiera a publicar su primer poemario y anunciar que trabaja en su próximo libro.Talud será presentado el próximo viernes 9 de marzo en Barcelona.
El evento literario será presentación doble, el poemario de Aleisa Ribalta y lectura de textos de la poeta y divulgadora cultural Montse Ordóñez, que forman parte de su libro inédito La orilla de los nadie.
Comparto con los lectores, gracias a la amabilidad de Aleisa, esta entrevista que le fuera realizada por María José Castro Doménech, Editora de Contenidos Multimedia del Centre d’Innovació i Formació per a l’Ocupació (CIFO) de l’Hospitalet, Barcelona. Institución que está preparando una edición interactiva, con textos incluidos en el poemario Talud.
¿Qué es un talud y porqué se llama así tu libro?
¿Qué es un talud y porqué se llama así tu libro?
Talud es una palabra con muchos significados, por eso me gusta, por eso la escogí. El barranco o cuneta a la orilla de la carretera es un talud. Los taludes se estudian en arquitectura y urbanismo, es necesario plantar especies específicas y cuidar que no haya derrumbes o corrimientos. Parece que un talud puede volverse peligroso. El poema que da nombre al libro propone un salto, advierte de un peligro, de lo cercana que es la barrera entre la vida y la muerte, y de la sensación de una vez saltando liberarnos. En mi caso he estado escribiendo poemas toda mi vida y con miedo a publicarlos. Por eso al vencer el miedo he decidido llamar a este primer salto Talud. Un talud es además un plano inclinado y otra vez un modelo arquitectónico de las civilizaciones mayas, aunque este estilo se llama talud-tablero porque alterna con ese otro que es plano (no es inclinado pero no por ello, sencillo). Mi próximo trabajo se llamará Tablero.
¿Cuál es el poema que más te gusta del libro?
El poema que más me gusta del libro es Sutil el hilo casi. El poema cuenta la historia de mis ancestros y también una especie de rito de iniciación de unos jóvenes en una provincia china, la búsqueda de un pez ciego con un hilo dorado. Casi nadie le ha visto, pero arriesgan la vida por encontrarlo. Es bonito eso, es como buscar la belleza, el amor, la verdad. Ninguna de esas cosas sabemos a ciencia cierta si existen pero nos lanzamos a buscarlas y nos perdemos o nos encontramos en esa búsqueda. El ritmo del poema y la sensación de estar dentro de la cueva oscura hace que yo misma me sorprenda cuando lo leo en voz alta, está escrito en un estado de semi consciencia. No sé bien ni cómo lo escribí, y no creo que vuelva escribir un poema como ése.
¿Crees en el poema como una narración de hechos o como una expresión de un mundo interior que intenta materializarse en versos?
Sí, creo que un poema tiene que narrar algo, si no es un poema vacío. Los humanos y nuestra relación con el lenguaje... Todo fue por esa necesidad de contarnos historias, nos reunimos frente al fuego, y así escribimos en las paredes los primeros poemas. Hay poemas del libro que hablan sobre eso. Claro que los hechos no tienen que tener un orden ni una lógica, puede ser un problema desentrañar la historia contada en un poema, pero siempre es un reto como lector, un reto estimulante. Entre los hechos contados se tejen otros, reales u oníricos, otras historias, sentimientos, un mundo que ya no es del poeta, ni de nadie, y es de todos, un mundo que se fusiona con el del que lee. Ahí está la magia.
Me propuse conscientemente la exploración de los límites de la poesía y la prosa. No creo en los géneros y en su rígida clasificación, me gusta la difuminación y el caos. Me gusta leer poesía, pero disfruto cuando la narración está bien escrita y matizada con elementos poéticos, esa es mi preferencia de lector. Por eso el lector que soy quiere escribir una poesía que narra, que cuenta historias, historias que como ya te he dicho parten de una experiencia personal pero que se parecen a las de otros, sí, a las de todos. Hay poemas del libro que hablan de una ciudad abandonada.
¿Cuántos no han dejado atrás su ciudad y la añoran, cuántos no podrán regresar a ella, y la verán desde los recuerdos porque físicamente no existe?. La Habana es una ciudad que ya no se parece a mis recuerdos y puede ser un lugar de Siria, depende de quien lea esos versos.
¿Qué piensas de la digitalización del libro? ¿Crees que podría ser un buen modo de llegar a los lectores?
Me entusiasma la idea, claro. Yo misma leo abundante material digital, antes era bastante reacia a leer de este modo, pero tiene tantas ventajas que he acabado convenciéndome. Creo que no escasean lectores como yo, que han ido aceptando la era digital y sus beneficios, tengo muchos amigos que leen así. Los jóvenes, solo leen de este modo, casi. Es siempre un camino más para llegar al lector, lo que se pueda hacer por ello, por la promoción de la lectura es loable.
En el caso de las imágenes, ¿las ves de un modo más o menos fílmico cuando las escribes? En este caso ¿Podrías ver esto ya materializado en un proyecto interactivo multimedia?
A veces, me parece que sí, que casi siempre, se me presentan en imágenes los poemas. No soy muy consciente de eso. Creo que el proyecto interactivo es posible y sería bonito verlo. Como soy a la vez una enamorada del cine y de ese lenguaje narrativo contemporáneo, creo en esa fusión de los medios. Sí, sí me entusiasma. Estoy deseando verlo.
Talud
Ah, eso de caer, tirarse toda,
tanto miedo a tanta altura.
El vértigo por fin ya, conquista
de despeñarse entera.
Ana cayendo, Ana al vacío
desde la ventana sorda
de ese rascacielos tirándose
¿o tirada?
Ana cayendo... ¿otra vez?
¿quién empuja?
Ana queriendo sangre,
mucha sangre, más sangre
cada día, sangre de pollo,
sangre de mujer, sangre
de cualquier criatura.
Ana hormiguita incansable,
pintando cuerpos de grana,
mutilando para crear
sin saber que un día el suyo,
minúsculo y sin levitar,
yacería rojo y abierto
en el 300 de Mercer Street.
Ana que no murió
de dos y dos son cuatro
porque la tragedia de Ana
siempre fue la de crear
un universo totalmente suyo.
Algo desde donde poder
tirarse ya, despetroncarse,
tanto que decir tenía.
Ana gritando ahora van a saber
por fin, de lo que soy capaz.
Y yo, queriendo escribir
estos versos inválidos,
dándoles mi voz para que
al fin sepas, mientras
escucho la voz de Ana
cayendo al vacío,
reventada,
en su penúltimo grito,
ya susurro
que me dice: ¡dale, salta!.
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Aleisa Ribalta (La Habana, 1971). Reside en Suecia desde 1998. Es ingeniera de profesión y actualmente se desempeña como docente de asignaturas no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Alega que los lenguajes de programación son también un modo de entender la comunicación y hasta de saborearla. Para la autora, en esos símbolos para algunos incomprensibles está también la literatura como forma vital de expresión. Talud es su primer poemario. Aquí conmina sus miedos, convoca también a sus demonios y más que nada, rumia sus lecturas en un ejercicio de humildad. Este poemario propone, lúdico, un pacto entre el lector y esa voz desde el otro lado que le dice, no sin cierta lascivia: "¡Salta!"
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Ver Poesía de Aleisa Ribalta
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