Thursday, May 31, 2018

El accidente de aviación, punto de giro en Cuba (por Roberto Peláez)


Vivimos en la edad de la información y las nuevas tecnologías comunicacionales. Quien controla la información, controla la sociedad y mantiene el poder sobre ella. En la Cuba revolucionaria desde hace casi 60 años que se desarrolla una gran batalla por el control de la información. Desde la censura en 1959 y posterior clausura de toda la prensa escrita, radial y televisiva privada por el gobierno y su absorción por el monopolio estatal, los cubanos dentro de Cuba solo conocimos la información que el estado-partido nos proporcionaba.

Así conocimos que ¨el último de los constructores-combatientes cubanos en Granada, había muerto inmolado abrazado a la bandera cubana"... Pequeños resquicios en el muro se abrieron, primero con Radio Martí y otras emisoras radiales y luego con la difusión del ¨paquete informático¨. Por allí disfrutamos el emplazamiento que realizó Eliecer Ávila, entonces joven estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas a Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Pero abreviando esta extensa historia de 60 años, diremos que hasta el 18 de mayo de 2018, día del accidente del Boeing 707-200 en Rancho Boyeros, por fijar una fecha de inflexión o punto de giro, la historia de la difusión de las noticias de los grandes acontecimientos en Cuba, a grandes rasgos era la misma. El gobierno fijaba las matrices de opinión y algunos bolsones aislados de personas tenían acceso a información independiente y veraz. Pero con la irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación, especialmente el uso masivo de los teléfonos móviles y el acceso con los mismos mediante las zonas WIFI a la Internet y especialmente a las redes sociales, el gobierno perdió el control de la información en Cuba. Con el accidente se manifestó en todo esplendor este fenómeno, los ciudadanos con sus celulares se erigen en una suerte de superperiodista popular omnipresente en todos los rincones del archipiélago y en todos los países del mundo. Hasta cubanos viven en Tahití, un archipiélago del océano Pacífico.

Para donde quiera que se camine en este hermoso archipiélago vamos a encontrar un cubano con un móvil que va a grabar todo lo que suceda, lo va a subir a las redes sociales y lo va a comentar confiando que si es de interés, inmediatamente se va a hacer viral en las redes sociales y fuera de ellas porque con el uso de aplicaciones como Zapya, se transmiten las imágenes de un móvil a otro llegando hasta lo alto de las montañas y el último de los cayos cubanos. Este proceso incluye la creación de estados de opinión. Con el accidente el gobierno quiso hacer control de daños pero han sido arrollados por la avalancha de fotos, videos, informaciones, tanto del accidente en sí, como de los fallecidos, torpeza y falta de recurso de las autoridades de rescate y salvamento, así como las denuncias sobre las pésimas condiciones de seguridad de la aerolínea mexicana Global Air que ponen en tela de juicio ante la opinión pública a las autoridades aeronáuticas civiles de Cuba, así como su falta de voluntad de indemnizar a los familiares de los fallecidos. Incluso ahora afloran informaciones sobre que la venta de aviones, piezas y componentes de Estados Unidos hacia Cuba, no está prohibida por el embargo/bloqueo. Falta todavía lo más importante de este trágico evento, las conclusiones de la comisión investigadora internacional. Esa información es la joya de la corona, por más que traten de escamotearla van a aflorar las verdaderas causas del accidente y la responsabilidad ineludible del gobierno cubano.

Los numerosos medios digitales independientes cubanos han estado muy activos con el accidente y posteriores intensas lluvias. La ciudadanía busca la verdad en las redes sociales ya que no la encuentra en la prensa oficial. Basta esperar la próxima gran crisis, que en Cuba se suceden una detrás de la otra, para ver como el gobierno se equivocará una vez más manipulando la información y puede ocurrir entonces un estallido social, manifestaciones, protestas masivas, cacerolazos, etc. Todo depende de la gravedad de la crisis. Esperar para ver el gran final que sin duda vendrá por la indignación de los cubanos en las redes sociales. Esto no lo para nadie.


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