Tuesday, May 22, 2018

Mi biografía (un poema de Magali Alabau)


Me gustaría no tener
que entregar biografías
cuando voy a publicar un libro.
Sin embargo,
las formalidades requieren
que uno declare
como en los aeropuertos,
como si un poema fuera una mercancía,
dónde nació y en qué año.
(Los omito).
De todas formas,
en el librito
o en el articulito,
o en la antología,
o en la bobería
hay que poner un retrato.
Si me tirara selfis,
pero no,
salgo posando,
con la nariz muy grande,
las orejas que se salen,
los espejuelos rotos
y sin cara de intelectual.
Descubro entonces
mi calvicie incipiente,
la boca como un piquito.
Francamente es un suplicio.
¿Es realmente necesario
el traqueteo de datos?
¿Qué importa si nací en Cienfuegos
o en Jagüey Grande,
en Morón o Rancho Boyeros?
Con un simple Cuba, basta.
Y aun así no quiero
que piensen que vivo en Cuba.
En una esquinita de mi biografía,
para no ofender a nadie,
escribo que hace más de 50 años
vivo en el país más odiado,
la Yuma Guantanamera.
Soy cubana-americana
con énfasis en América.
Pero también se complica
porque no escribo en inglés.
Me expreso en la lengua de Cervantes
aunque les confieso
que no he leído el Quijote.
Por favor, no llamen a Torquemada.
También en la biografía
están las publicaciones,
hay que inflar al pobre libro
con fechas, editoriales, precio
y el consabido blurb.
Todos disimulamos
para no confesar
que el librito lo pagamos
a crédito, a plazos, al contado.
La conspiración de la vanidad, la llamo.
Ahora bien, yo tengo mis argumentos
Sir Eliot le pagó a los Woolf
por su primer estallido.
Y a James Joyce le hicieron una colecta
para sacar el Ulises.
A propósito de premios:
El premio de la Chapita,
el premio la Tendedera
el premio de la Siguaraya.
Ah claro, y las membresías.
Miembro de Autores Caducos,
Miembro de OH Macacos Cubanos,
Beneméritos miembros de La Unión Habanera,
Miembro de la UNEAC y el Desprestigio,
Esos títulos tan conspicuos
aunque estés en Miami
no te detienen en participar
en la Feria de La Habana,
en la Feria de las Villas,
en la Feria de Matanzas.
La cosa es acumular títulos,
gusarapos, pintarse las pestañas,
comprar un par de estiletes
y recibir el premio.
Eso lo prepara a uno
para el galardón más ansiado:
El Premio Gordo,
El Nobel de la Jiribilla,
El de la Reina Fifisofía,
El Sancho Panza,
Y el Almazorra en La Patagonia.
Lo único, no se olviden
que los gusanos no pasan
así escriba usted versículos
sonetos o danzones.
Están las invitaciones,
las Ferias, los Festivales
donde uno se paga
el hotel y la comida.
y el boleto de ida y vuelta.
No importa, ahí estaremos.
Iba a decir Patria o Muerte
(Up! un lapsus mentís)
Si, para eso están los préstamos
el overtime, los ahorros.
Al final, cavilando,
confieso al que quiera oír
que no hice el bachillerato,
que mal llegué al sexto grado,
que nunca pisé las gradas
de la Universidad.
En un college en Brooklyn
acumulé brochures
y en la New School
tomé cursitos de medio pelo
Sylvia Plath,
-Anne Sexton
y Julián del Casals.
Los disfruté hasta el final.
Ese sería un buen comienzo
para describir mi vida.
Tengo una biografía corta,
tengo una biografía larga,
tengo una de un párrafo
y otra de seis líneas.
Tengo una extensa y detallada,
una inflada.
Me gustaría agregar
detalles que harían
más significativos mis datos:
limpié pasillos, recogí basura,
di plumero y usé Ajax
en los inodoros
del Rockeffeler Center,
del Trump Towers
del Empire State Building
y las Torres Gemelas.
Después de mi segundo turno,
a eso de las once de la noche
escribía en los subways
en los breaks,
no tuve vacaciones
y por último
nunca esperé nada.

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