Exóticas
Tengo amigas exóticas
esquizofrénicas
que me salvan de la inopia
y la estupidez humana
A veces creo que las amo
y les doy la flor que sembré en el patio
los vestidos nuevos
la historia íntima
Pero yerran de una manera lacerante
y me vuelvo un áspid
un guepardo
el lobo que sale a matar
Siempre retornan
con su grácil
risible
lastimosa esquizofrenia
Y yo regreso a ser
esa gallina madre
que les regala a diario
el blanco huevo del amanecer.
Soneto de la puta triste
Hoy vuelvo a ser aquella puta triste
que maullaba sin par en el tejado
Retorno a ser clavel anonadado
hoy picoteo el hambre no hay alpiste
calmando este furor que presidiste
Mi cuerpo muere frío arrodillado
y aunque intentes la daga en mi costado
de qué vale si soy la puta triste
Los muslos la saliva la cabeza
todo lo que bien pude y que perdiste
todo quise enmendar en la pureza
Pero tú lentamente te partiste
y le quité lo triste a la tristeza
¿Y quién dijo que soy la puta triste?
Oscuro atardecer
En esta nueva casa
no he podido escribir
un maldito poema
Ahora frío pescados
Mi hombre se debate
entre él y la indiferencia
entre él y la nueva tecnología
Mientras tanto vigilo
el aceite caliente
el pez sin libertad.
La culpa y el dolor
Entran en mí
la culpa y el dolor
todo lo oscuro y lento
como lava o lujuria
lo que se empoza
Palabras como dardos
Entran el humo
la chimenea de piedra
los cañones
Saldrán de mí
hermosas mansedumbres
refulgentes caricias
felicidad.
Todos los días se aprende
Lo que me preocupa de la vida
soy yo
queriéndome todos los días
más.
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Nuvia Estévez nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Últimas piedras contra María Magdalena”, “Penancolía”, “Maniquí desnudo entre Escombros”, “Misterio de Clepsidras” y “Las muñecas, las putas, las estatuas”. Su obra aparece en varias antologías y en estudios sobre poesía cubana. Actualmente reside en el Sur de La Florida.
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