Foto/Grace Piney. LVC
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Mons. Arturo González, obispo de Santa Clara, tuvo un encuentro en Miami con la comunidad de Sagüa la Grande en el exilio para agradecerles por su ayuda.
“La comunidad de Miami ha sido siempre la primera en reaccionar ante las necesidades de Cuba, especialmente después de desastres naturales”. Fueron palabras categóricas de Mons. González ante los sagüeros reunidos el 16 de junio en el Centro de Espiritualidad Ignaciana de la Casa Manresa. Igualmente, reconoció el apoyo de la Arquidiócesis de Miami y de su arzobispo, Mons. Thomas Wenski.
Explicó que después de casi 60 años de ateísmo, la Iglesia cubana es pequeña y frágil. Aunque un alto porcentaje de la población se declara católica y en las parroquias se bautiza un elevado número de niños cada domingo, luego “ves un templo abarrotado de gente, que no saben hacer ni la señal de la cruz”. Su fragilidad estriba, según Monseñor, en que practican la religión en un promedio de entre ocho y diez años como máximo y no tienen la madurez ni el compromiso eclesial que permitiría hablar de una Iglesia consolidada espiritualmente.
“El imperativo evangelizador, por tanto, es muy fuerte”, concluyó Mons. González para explicar la necesidad del perfil de los proyectos en los que trabaja la diócesis y la Iglesia cubana en general.
Según Monseñor, la opción preferencial de la Iglesia cubana en la actualidad se centra en la evangelización, asistencia y educación; aunque trabajan en otros ámbitos como la atención a los presos, por ejemplo.
El esfuerzo de formación en la diócesis es significativo porque se dirige a personas “que arrastran el sustrato del hombre marxista que se ha ido incorporando a la vida de la Iglesia poco a poco”.
En cuanto a proyectos asistenciales, Monseñor habló de la existencia de 27 comedores para ancianos sin recursos, en los que se atiende a entre 40-50 personas de lunes a viernes y en los que se sirve almuerzo y comida y en algunos también desayuno.La diócesis ha abierto, además, 15 “lavatines”; 16 talleres de costura en los que se hace, principalmente, ropa para ancianos y pacientes encamados; nueve centros de atención a niños con problemas familiares; tres guarderías para hijos de madres solteras; dos centros para acogida de pacientes con Síndrome de Down y uno para pacientes con parálisis cerebral; diversos centros en los que se imparte repaso escolar, enseñanza de inglés y educación en valores. (Leer texto completo en el website de la Arquidiócesis de Miami)
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