Nota: Cada martes un poema de Nuvia Estévez. Puedes leer sus textos en el blog, en este enlace.
Isla Negra
Mientras enciendo este cigarro Neruda agoniza
Ama sus rostros sus estatuas sus máscaras
como a la ola perpetua que lo inunda
Yo iría en una de sus botellas hasta la roca frente a su ventanal
pero mi hija tiene cinco años de palidez
Mientras absorbo el amigo brota como el aguacero
Se vuelve animal mío dice que nada es un poema
que un poema es ser el loco de siempre
Fumo
Anochece
Quién puede llevarme hasta su laberinto
si es imposible armar otra emboscada
Quién puede izarme hacia su desnudez
El mar es solo mío su brillo metálico que asfixia
el puro aroma del salitre hasta el fondo de la nariz
Respiro
Un cigarro puede ser la salvación o la muerte
Un cigarro puede ser amar el universo
correr sobre la cuerda floja
correr sobre la cuerda floja
Que nadie venga a soplar el humo
Que nadie rompa este fuego agradable
mientras mi hija rifa una nostalgia
mientras mi madre apaga las lámparas de coca
que ardieron sobre su juventud
Que nadie venga
Ni mi padre con la trombosis golpeando los pasillos
Ni mis muertos con sus infartos y la impiedad del abandono
Fumo
Y me pierdo para siempre en la humareda.
Nuvia Estévez nació en Puerto Padre, Cuba, 1971. Ha publicado, entre otros, los poemarios “Últimas piedras contra María Magdalena”, “Penancolía”, “Maniquí desnudo entre Escombros”, “Misterio de Clepsidras” y “Las muñecas, las putas, las estatuas”. Su obra aparece en varias antologías y en estudios sobre poesía cubana. Actualmente reside en el Sur de La Florida.
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