Alberto Alonso, Sergei Radchenko y Maya Plisetskaya
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Alberto Alonso y Maya Plisetskaya
Foto/Sputnik
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Choreographed by Alberto Alonso
Carmen - Maya Plisetskaya
Don José - Nikolai Fadeyechev
The Bullfighter - Sergei Radchenko
The Magistrate - Alexander Lavrenyuk
Fate - Natalya Kasatkina
The Bolshoi Theater Orchestra Gennadi Rozhdestvensky
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Alberto Alonso y Alicia
Foto/Museo Nacional de la Danza
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La obra que le ganaría, a Alberto Alonso, un renombre mundial, sería su personalísima versión de Carmen, a partir de la pintoresca novela de Prosper Merimée. Fue Maia Plisetskaia la que propició la creación de la obra. Después de asistir a una presentación de El solar, se acercó a Alberto Alonso y le pidió que trabajara con ella una versión de Carmen concebida “de una manera nueva, sin apegarse a la tradición”. El compositor Rodion Schedrin, esposo de la bailarina, orquestó una suite derivada de la ópera de Bizet, en la que se ponía mucho énfasis en lo dramático, a partir de ella, coreógrafo, músico y danzarina trabajaron juntos en la obra. Era la primera vez, desde 1917, que un coreógrafo extranjero era invitado a realizar un montaje en la escena del Bolshoi.
Cuando Alberto Alonso escuchó los más de veinte minutos de ovaciones que saludaron el estreno de esta obra, en la noche moscovita, más bien fría, del 20 de abril de 1967 y más aún, cuando pudo observar que aquellos espectadores, habitualmente serios y ponderados, se resistían a abandonar la enorme sala del Bolshoi, una hora después de haberse cerrado el telón, para ocultar la figura exánime de la Plisetskaia, quizá entonces pudo intuir que había creado el ballet que iba a inmortalizarlo.
Tras el singular éxito del estreno, la estrella hizo suyo el rol, al que trató con tanta fuerza y audacia, que ciertos críticos y algunos miembros de la dirección de la compañía, mostraron su desagrado e inclusive se le hizo una especie de guerra silenciosa durante años, apoyada en el modo en que esta obra contradecía la fidelidad del conjunto a la línea del “realismo socialista”, pero la mayor parte del público sabía a qué atenerse y era casi imposible obtener un boleto todavía tres lustros después, cuando las carteleras anunciaban una reposición del ballet.
La obra fue estrenada en Cuba el 1 de agosto de 1967, con Alicia Alonso y Azari Plisetski en los roles centrales. La artista cubana se apoderó del personaje y lo paseó por el mundo –incluida la URSS- con aquiescencia general. Todavía hoy, los fans del ballet discuten sobre la primacía de estas estrellas en tal rol, sin ponerse de acuerdo. Alicia enfatizaba en su interpretación lo que la obra debía a la herencia clásica, resolvía todos los pasos con maravillosa fluidez y se valía de sus ancestros hispánicos para hacer creíble la historia de fatalidad que marcaba el sino de la cigarrera, Maia prefería realzar los componentes contemporáneos de la obra, su personaje era más duro, mas desenfadado, hasta la desfachatez, se diría que lo esencial para ella era dinamitar cierta tradición de falsa respetabilidad en que se anquilosaba el ballet ruso.
Los montajes de esta obra de sucedieron con rapidez, Alberto fue invitado desde los más variados puntos del universo para poner en escena su obra, esto lo llevó a recorrer escenarios de Sofia, Helsinki, Pécs, Tokio, Milán, Berlín y New York, por sólo citar algunos. (Fragmento del texto Recordando a Alberto Alonso en su centenario, por Roberto Méndez Martínez)
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