Bendición de la primera piedra.
9 de Noviembre de 1930
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Iglesia y Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, de San Jerónimo y Florida. Albores y anales de su historia.
por Carlos A. Peón Casas
Corría el año de 1802. De tal fecha data el primer Libro del que se tiene memoria de la primitiva iglesia de El Carmen, en el entonces arcaico asentamiento de San Jerónimo, hoy Florida. El sacerdote a cargo de aquella incipiente fundación, era el padre Julián de Céspedes, cubano de origen.
Los oficios religiosos tenían lugar en el sitio conocido como la Casa del Curato(2), y cuya erección era muy anterior a la fecha citada. El segundo Libro parroquial no se habilitaría hasta el año de 1863, que para ese tiempo ya se había erigido como parroquia.
La Guerra de los Diez Años habría de hacer sentir sus estragos, y aquel lugar de culto ardió, junto a sus Libros parroquiales, como también lo hicieron otras parroquias de la jurisdicción puerto principeña: Jimaguayú y Santa Cruz(3).
En el ínterin, oficiaron como párrocos, los sacerdotes: José Vicente Valdés, Ramón Rivero, Manuel Utrera, Manuel LLopiz, Ezequiel Díaz, Esteban Pérez Tamayo, Francisco Carreras y Pedro Soler. A estos precedieron en el tiempo: Fernando Carredano y Blás P. Caballero.
Ya para el año 1888, con la división de las categorías de las Parroquias: (Término, Ascenso e Ingreso), a la de San Jerónimo le correspondió el último.
Pero un par de años antes, un 2 de Febrero de 1886, un grupo entusiasta de vecinos que pasaban de las dos centenas, estuvieron la feliz idea de acometer la construcción de la Iglesia y a su vez del Cementerio.
Con tal fin, una comisión creada, ad usum, organizó unos muy celebrados festejos para levantar los fondos necesarios para ambas empresas. De tal suerte fueron autorizadas hasta peleas de gallos, prohibidas por entonces, con tal de sumar concurrentes y allegar la mayor cantidad de emolumentos.
Enseguida, se añadió a las recaudaciones, la contribución sustancioso de algunos vecinos pudientes que aportaron toda la madera necesaria, y hasta el mismísimo Vicario, el Padre Llano, hizo un aporte de diez mil tejas.
Un dato singular, lo fue el hecho de que el más entusiasta de la idea lo fuera el propio Capitán, de las fuerzas españolas acantonadas en la plaza, apedillado Pérez, quien fue oportunamente electo como Presidente del Comité pro Iglesia, el 3 de Abril de ese propio año.
Para 1887, la Iglesia todavía no estaba conclusa. Según nos lo narra el ya citado Álvarez Quijano, ocurrieron ciertos inconvenientes:
Con motivo de algunos abusos de ciertos dirigentes de la obra, pues parece que ya en esa fecha también se criaban chivos, y estos motivos dieron lugar a que los que procedían honradamente se disgustaran y no se pudiera terminar (…)(4)
En Julio de aquel año estuvo de paso en Visita Eclesiástica el entonces Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. José Martín de Herrera y de la Iglesia, y su presencia sirvió de acicate para limar aquellas asperezas y concluir, aquel mismo año las obras, con su oportuna aportación monetaria y su benéfica influencia moral.
Aquel primario templo, hubo de tener existencia hasta 1895(5). El día 22 de Junio de aquel año, fue arrasado nuevamente, junto con su archivo parroquial, y con él todas las casas del poblado por el fuego mambí, de las fuerzas al mando del Generalísimo Máximo Gómez.
Con motivo de la construcción de la línea del Ferrocarril Central, el antiguo pueblo de San Jerónimo hubo de moverse al actual emplazamiento de Florida.
No fue hasta 1914, que el nuevo poblado estrenaría un espacio apropiado para los actos litúrgicos. Lo fue una muy humilde capilla, que no sobrevivió al terrible huracán de 1932.
Pero desde 1916 nuevos intentos se sucederían para dotar al re-nombrado poblado de Florida de una nueva y más capaz Iglesia. A tal fin fue creado un nuevo Comité pro-Iglesia. Sus miembros lo fueron prominentes mujeres católicas de la localidad, entre las de mayor relevancia: Cuca Fernández (Presidenta), Enriqueta Otazo (Secretaria) y Cheché Arteaga (Tesorera).
Sus esfuerzos por colectar fondos sólo llegaron a la suma de doscientos pesos. Con tan escaso emolumento, el proyecto quedó inactivo hasta el año 1922.
Del plan subsiguiente nos cuenta el propio Álvarez Quijano en su ya citada Historia Local de Florida:
En el mes de Mayo de 1922 me fui a ver al Sr. Obispo de Camagüey(6), para tratarle de comenzar nuevamente a luchar, por tener una Iglesia (…) pero no pude ver al Sr. Obispo y no me ocupé más de este asunto, hasta el día 8 de Septiembre que enterado que ya estaba en Camagüey, le escribí y después de cruzarnos varias cartas, tuvimos algún éxito, al extremo que de estas gestiones se llegó a fabricar la primera Iglesia de Florida, más que con nuestra cooperación material, con la del Sr. Obispo(…)(7)
El ánimo y el apoyo incondicional que aportó Mons. Pérez Serantes fue decisivo para lograr construir la nueva Iglesia. Varias comisiones fueron creadas para la obtención de fondos, y las aportaciones fueron sustantivas, aunque todavía insuficientes. Finalmente según lo sigue apuntando Álvarez Quijano en su testimonio,
el Obispo adquirió la cuchilla de terreno al Sr. Ramírez (calles de Martí y Concepción); todo este terreno por la cantidad de mil ochocientos pesos, y fabricó el templo por la cantidad de 3000 pesos. Es decir invirtió en casa y terreno 4800 y recogió del pueblo 1435, pues no dispuso ni de la colecta del año 16, ni la del Central Agramonte(8).
La Iglesia fue concluida en el año 1926, pero desde el año anterior, y a solicitud del propio Álvarez Quijano, el obispo había mandado a un sacerdote para atender la parroquia, era un sacerdote muy joven y con ideas tan novedosas para la época como su edad, pues montaba bicicleta y gustaba de vestir de paisano, era el Padre Miguel Conde.
Este segundo templo en el tiempo histórico, tuvo su continuidad en un tercero, el último construido y que ha llegado hasta nosotros. Su proyecto de construcción se inició en el año de 1929. Esta vez el Comité preparatorio incluía al propio Mons. Pérez Serantes, y a un grupo destacado de vecinos, que promovieron fiestas y verbenas para la recaudación de los fondos, de los que lograron reunir unos cuantos miles; pero igualmente insuficientes fueron aumentados por aportes del propio obispo y el Sr. Carlos S. Iduate, contando igualmente con la benévola providencia de los Sres. Otaola Ugarte y Ca, y Juan Urbieta y Hnos.
Al nuevo edificio, tal y como lo conocemos, a la vera de la línea férrea, se le colocó la primera piedra, el 9 de Noviembre de 1930; y fue inaugurado(9) el 20 de Septiembre de 1931, fungiendo en ambos actos el Obispo Pérez Serantes. La foto que encabeza este texto nos sirve de muy oportuna ilustración, para el minuto inaugural.
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- Con datos recogidos en Historia Local de Florida de Julio Álvarez Quijano. Florida, 1932
- Se habla de un precario templo de tablas y guano en 1805. Cfr. Apuntes para la Historia Eclesiástica de Cuba. Juan Martín Leiseca. La Habana, 1938. p.188
- Ibíd. p.188
- Ibid.p.230
- San Jerónimo no fue excepción, también fueron quemadas las de: Sibanicú y Guáimaro Cfr. Apuntes para la Historia Eclesiástica de Cuba. Op. cit.p.194
- Monseñor Enrique Pérez Serantes, segundo obispo de la Diócesis de Camagüey.
- Ibid. p.233
- Ibíd. p.235
- El Programa de la Inauguración fue como sigue: Por la mañana./ 7.30 a.m Misa de comunión general por el Itmo y Rvmo, Sr. Obispo de Camagüey./8.45. a.m. Solemne bendición del edificio y traslado de Stmo Sacramento desde la antigua Parroquia./9.30 a.m Misa Solemne de Ministros, cantada por señoritas de la localidad. Presidirá y predicará el Itmo y Rvdmo Sr. Obispo de la Diócesis. Por la Tarde/ 4.30 p.m Exposición del Stmo. Sacramento-Rosario-Plática por el Revdo P. Félix del Val y Bendición con el Santísimo. Bendición y Colocación del nuevo Via Crucis.
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