Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.
Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.
George Balanchine nació en San Petersburgo (Rusia), el 22 de enero de 1904. Su padre era el reconocido compositor georgiano Melitón Balanchivadze (1862–1937) y, probablemente, a ello se debió que su primera incursión artística fuera a los cinco años cuando inició sus estudios de piano. La danza llegó cuatro años después, cuando ingresó en la Escuela Ballet de San Petersburgo, actual Teatro Mariinski.
Comenzó a coreografiar en su adolescencia, durante los primeros años de la Revolución Rusa. Su primera obra fue “La noche”, creada hacia 1920, sobre una partitura de Antón Rubinstein. Era un pas de deux, interpretado por el propio Balanchine y una joven bailarina, que en su momento fue vista como "un escándalo de erotismo".
Ingresa al cuerpo de baile del Teatro Académico Estatal de Ópera y Ballet (hoy Ballet de San Petersburgo) al graduarse en 1921. En 1923, Balanchine y algunos de sus compañeros fundan el Ballet Joven, una agrupación para la cual coreografió varias obras, sin embargo el grupo se disolvió por falta de apoyo estatal. Un año después, Balanchine, Tamara Gueva (quien sería su primera esposa), Alexandra Danílova y Nikolái Efímov fueron autorizados a realizar una gira por Europa y terminaron exiliándose en París. Allí estaban, desde hacía más de una década, instalados los Ballets Russes y Serguéi Diáguilev, su director, los invitó a hacer una audición para ingresar en la compañía. Balanchine se destacó rápidamente como bailarín pero sufrió una severa lesión en la rodilla que lo obligó a dejar de bailar y a concentrarse exclusivamente en su labor coreográfica. Entre 1924 y 1933, Balanchine asume la dirección de Les Ballets Russes. Durante esos años de trabajo creó para la compañía diversas coreografías: “El canto del ruiseñor” y “Barabau” (ambas de 1925); “Romeo y Julieta”, “Entr’acte”, “Jack in the box”, “El triunfo de Neptuno” y “La Pastoral” (todas de 1926); “La gata” (1927); “Apollon musagète” y “Los dioses piden limosna” (1928); “Le Bal” y “El hijo pródigo” (ambas de 1929). Con “Apollon musagète”, Balanchine encuentra su propia personalidad artística, fundando las bases del estilo “neoclásico”.
La muerte de Diáguilev, en 1929, hizo que los Ballets Russes tambalearan, hasta su disolución definitiva en 1933. Balanchine transitó por varios proyectos, entre ellos coreografió “Cotillon” y “Concurrence” para los Ballet Russes de Montecarlo (una suerte de sucedáneo de la compañía de Diáguilev), hasta que conoce a Lincoln Kirstein, quien invita Balanchine a emigrar a Estados Unidos, con la finalidad de crear un "ballet norteamericano", "con bailarines norteamericanos y que no dependiera del repertorio europeo" (1933). Aunque la idea inicial era ayudar a Kirstein con el armado y la organización del ballet, Balanchine modificó sus planes creando antes que una compañía, una escuela: la School of American Ballet (SAB), que inicia sus actividades en 1934. La primera coreografía creada en suelo americano por Balanchine es “Serenata”, estrenada en 1934 con estudiantes del SAB, y música de Tchaikovski. Fue considerado un ballet abstracto, sin argumento, pero que sugiere emociones y situaciones. Fue una obra descrita como una "trama musical y coreográfica" con la que el trabajo coreográfico de Balanchine se dioa conocer en todo Estados Unidos.
En 1946 Balanchine y Kirstein finalmente crean una compañía de ballet, el Ballet Society. Para esta compañía, Balanchine creó, entre otras obras, “Los cuatro temperamentos” y “Orfeo”, en 1946 y 1948 respectiamente. El presidente del Comité Ejecutivo del New York City Center of Music and Drama, Morton Baum, invita al Ballet Society a ser su compañía residente, transformándose en el actual New York City Ballet. A partir de 1964 el NYCB se insatala en su actual sede del New York State Theatre en el Lincoln Center, el que fuera construido tomando en consideración las sugerencias realizadas por Balanchine. Realizó invaluables coreografías que forman parte del repertorio de las compañías más importantes del mundo, explorando diferentes géneros musicales e incursionando en la fusión de diferentes estilos de danza pero siempre manteniendo su sello personal, su propio lenguaje corporal.
El 30 de abril de 1983, George Balanchine falleció en la ciudad de New York. Hasta el último día trabajó como maestro de ballet del NYCB. De su gran legado para el mundo de la danza destaco su estilo y el hecho de haber conectado la danza moderna con la danza académica, cosa que parecía imposible hasta ese momento.
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO).
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". Email: florenciagu@gmail.com
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