Wednesday, June 14, 2023

El río Hatibonico desbordado el 2 de junio de 1841 (por Carlos A. Peón-Casas)


(Según una antigua nota marginal en un libro de Bautismos de la parroquia de La Soledad)

La historia de cualquier sitio, se cuenta también en los márgenes de los libros oficiales. Este es el caso de la memoria que hoy reseñamos: un tremendo desbordamiento del principeño río Hatibonico, acaecido el 2 de junio de 1841.

El suceso lo reseñó para la historia local, el que era por entonces cura párroco de la Iglesia de la Soledad, Don Joseph Ma. Cabrera y Herrera, y lo hizo como nota curiosa, en la apertura del libro de Bautismos de blancos, empezado por aquel, el día anterior a la terrible riada del siempre pacífico Hatibonico, siempre que no le llueva en la cabezada, como muchos ya tienen por experiencias repetidas a lo largo de casi tres siglos.

El párroco de marras, parecía además tener dotes artísticas, pues había dibujado, con la misma tinta que acotaba sus escrituras, una mariposa de alas desplegadas, ocupando la mitad de la hoja inicial de aquel libro.

A renglón seguido, dejaba el testimonio de lo recién acontecido, texto que transcribimos íntegramente y con la ortografía original, por su enorme interés, para los lectores curiosos por la historia siempre fecunda de esta parcela principeña.
El dos de junio de 1841 fue tan extraordinaria la corriente del rio Hatibonico que circunda esta Ciudad, que anegó todo el barrio de la Caridad en los esremo;; que más allá de la medianía de dha calle, se vieron balsas qe provisionalmente se hicieron para prestar algun aucilio á las personas que estaban en medio del peligro mas inaudito, é inesperado. Varias personas fueron victimas de las corrientes impetuosas, que se llevaron en pos de ellas, nnumerables casas, y cuanto les servia de obsatculo, á su rapidez, pero la misericordia divina siempre compasiva, y por un rasgo de su benignidad, calmo la lluvia, a las nueve de la mañana, de modo que si hubiere sido nocturna semejante inundación, ninguno de los moradores se hubiera salido victorioso de una inansion tan repentina que jamás había acontecido. Las cortinas del puente se cubrieron por las aguas y esto basta pa formarse una idea de semejante catástrofe.

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