Nota del blog: Los miércoles en la sección de Carlos A. Peón-Casas, están siendo publicados una serie de ensayos que formarán parte de su próximo libro, el cuál estará dedicado a la obra poética de Ernest Hemingway.
Carlos A. Peón-Casas publicó, en el año 2017, El Vino Mejor. Ensayos sobre Ernest Hemingway. (Ver información en este enlace)
Hadley Richardson
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Para el otoño de 1920, Hemingway está en Chicago. Será en algún minuto posterior a su llegada cuando conozca a la que será su esposa: Hadley Richardson, con quien se casará tan pronto como en septiembre del año siguiente.
De este período, datan algunos poemas, que hoy entresacamos, y que inevitablemente refieren a ese instante mágico donde el joven poeta confía al papel sus más íntimos sentimientos amorosos.
Y aunque ninguno de estos textos lleve una especial dedicatoria para su musa, Hadley, la muchacha de Saint Louis, a quien acaba de conocer, se hace evidente, su deseo de agradarle, según narra una conocida anécdota, al dedicarle un manojo de aquellos versos, tipeados en una reluciente maquina de escribir, regalo de cumpleaños de su prometida(1).
Hay en particular un texto que guarda una especial significación, se trata de Lines to a Young Lady on Her Having very Nearly Won a Vogel/ Versos a una muchacha que estuvo casi a punto de ganarse un pajarito, y ante cuya lectura, su prometida le dice al poeta que ha quedado “absolutamente emocionada”(2).
El argumento del poema pasa con toda seguridad por una experiencia del joven rimador junto a su pretendida, en medio del alborozo gentil que comparte con ella en alguna temprana cita. Dice el poema:
Con el cálido y palpitante ritmo del vals
Tú girabas con entusiasta y pagana gracia(3)
El título empero, nos delata la circunstancia fallida en que la bella joven no obtuvo el ansiado premio de la noche, un tierno pajarillo, o acaso dos, según el propio texto nos aclara, y ante cuya imposibilidad por retenerlos, el poeta le conforta con aquellas sencillas, pero emotivas líneas cuando expresa en lo que sigue:
Dos pajarillos dormidos
Se alisaban las alas en sus cestillos de mimbre
Y yo
Estoy bailando con una muchacha de la ciudad(4).
Hay en este instante, de lo que sería el corto noviazgo entre Hemingway y Hadley, otros textos poéticos donde igualmente podemos encontrar las señales inequívocas de una relación amorosa que se consolida, y aunque la datación de tales poemas, no es todo lo explicita que nos gustaría, uno pudiera barruntar, con bastante acierto, que se mueven en tan específica coordenada.
Uno de tales textos: Night comes with soft and drowsy plumes/ La noche llega con delicadas y somnolientas plumas… comunica ciertamente esos entresijos más profundos que tienen además los acentos que apelan a la noche y a su nocturnal influencia.
Los versos que lo conforman, aunque breves, no por ello, dejan de manifestar, con algo de metafóricas connotaciones, la inequívoca certidumbre que toda relación bien construida precisa para ser duradera:
La noche llega con delicadas y somnolientas plumas…
Para ensombrecer el día
Y espantar el brillo despiadado
Ablandando la arcilla
Antes que llegue la dureza final
Que nos exige permanecer(5)
Otro momento, hecho verso, plagado igualmente de esa emoción ya enunciada, es el poema Bird of Night/Pájaro de la Noche, donde igualmente, una delicada voz poética rescata un bello signo de la naturaleza, el ave, otra vez del color de la noche, y a quien el poeta convoca, al igual que a su amada, como un diáfano signo de un sentimiento que es perennemente inexpresable:
Cubre mis ojos con tus alas
Oscuro pájaro de la noche
Extiende tus negras alas como presume el pavo
Arrastra tus fuertes alas como las hace batir el urogallo
Pica la tierna piel de mi abdomen
Con tus garras escamosas
Escarba con tu pico en mis labios
Pero cubre mis ojos con tus alas(6)
Ya con un tono más íntimo, descubrimos otro poema, al que el poeta no da título alguno y al que solo identifica con el primer verso: At night I lay with you/ Por la noche yacía contigo.
A nuestro ver, un verdadero haiku, cargado de una emotividad singular, inmerso otra vez en el nocturno efluvio, la misma de todos los amantes, la perenne noche donde se cobijan los mejores afectos:
Por la noche yacía contigo
Y vigilaba
El torbellino citadino y su girar(7)
Del poeta enamorado, de aquel Hemingway de solo veintidós años, no hay otras certezas en la continuidad de su poesía. Con su joven esposa partiría muy pronto a Paris, y se marcharía en la condición de reportero para el Toronto Star, como acaso aquellos primeros pioneers, que saltaban la última frontera conocida en busca de más luz para sus sueños.
Los versos seguirían acompañándole en esa nueva andanada, y no faltarían, incluso para servirle como un efectivo recurso expresivo, en el camino venturoso de su prosa más singular, todavía latente en sus sueños inacabados del curtido narrador impenitente todavía por llegar.
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- Véase mi ensayo Mitrailliatrice: Un poema hemingwayano singular.
- Nicholas Gerogiannis. Explanatory Notes en Complete Poems. Ernest Hemingway. Edited by Nicholas Gerogiannis.University of Nebraska Press. U.S.A, 1982. P.136
- Lines to a Young Lady on Her Having very Nearly Won a Vogel/ Versos a una muchacha que estuvo casi a punto de ganarse un pajarito. Chicago, 192.1 En Complete Poems. Ernest Hemingway, op cit. p.33
- Ibíd.
- Ibíd. p. 31
- Ibíd. p. 36
- Ibíd. P. 32
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