Como macabro regalo para las sufridas madres cubanas, el periódico oficial cubano, diario Granma, publicó este sábado 11 de mayo una información titulada ¨Medidas con el propósito de una distribución justa en el mercado interno¨. Esta información me hizo hervir la sangre como se dice en buen cubano, pues las habituales medidas de racionamiento y austeridad ante la grave crisis se disfrazan como medidas de regulación comercial del Ministerio del Comercio Interior, MINCIN, ante y cito textualmente ¨el incremento de la demanda por la población¨. Serán cínicos y descarados los amanuenses gubernamentales. Ahora resulta que los culpables de los escases generalizada de los productos básicos de primera necesidad somos los propios cubanos que incrementamos injustificadamente la demanda de los mismos. Es cierto que los consumidores, los cubanos de a pie, cuando nos percatamos que los productos faltan, por la sabiduría adquirida en 60 años de privaciones, nos apresuramos a guardar, o sea acaparar lo más que podamos para resistir un poco más. Luego se desata el mecanismo diabólico de los acaparadores-revendedores pero eso es un mecanismo natural del ser humano ante todas las crisis. En los últimos tiempos teníamos una carestía tras otra, faltó, el pan, el detergente, las colchas de trapear, el pollo, la pasta de dientes, el jabón y un largo etc. A pesar de lo evidente las autoridades se deshacían en explicaciones diciendo que todo estaba bien, que la falta de harina se debía a roturas en los molinos y así sucesivamente. El lema era a votar por el futuro con la nueva constitución. Me pregunto cómo es posible que el 10 de abril del 2019, se promulgara la nueva constitución y el 11 de mayo del propio año, a un mes justo, se dictan medidas propias del período especial. ¿Creen los dirigentes cubanos que el pueblo tiene memoria de gallo? O nos manipularon para obtener nuestro voto favorable a como diera lugar para legitimar así la ¨continuidad de la revolución¨.
Otro elemento estúpido, porque no encontré otro adjetivo, de la referida información oficial, es la distinción artificial entre productos regulados o controlados y productos normados, aunque ambos se vendan en las bodegas y casillas por la misma libreta de abastecimientos, nombre dado en Cuba a la cartilla de racionamiento. Así los nuevos productos a distribuir por la libreta como salchicha, chícharo, arroz, frijoles y huevos serán ahora productos controlados y el pollo también será un producto controlado o regulado aunque se oferte limitadamente en mercados liberados y tiendas de ventas en divisas. En fin que el hambre y la carestía que nunca nos abandonó definitivamente ahora se enseñorearán en el reino de la miseria cubana. Otras medidas que se tomaron aunque no aparezcan publicadas es la limitación del combustible. Se suspendieron viajes de medios de transporte públicos y de empresas estatales, así como se limitó la venta del combustible liberado en divisas que ahora no se expende en bidones sino hay que acudir con el medio de transporte y echarlo en el tanque de combustibles cuando hay. Los apagones hasta ahora son puntuales y no generalizados y prolongados como en el período especial del 1990 al 1996. Se racionó la venta de medicamentos básicos como los antibióticos y otros más.
Hay quienes sostienen que nunca hemos salido del Período Especial en tiempos de paz, nombre oficial a la grave crisis y para ello se apoyan en que nunca se derogó oficialmente estas medidas y que la carestía de una forma u otra siempre ha estado presente en la vida cotidiana cubana. Pudiera ser así, pero asumiendo que este es un nuevo período especial, se imponen comparaciones con el primero que empezó el 31 de agosto de 1990. En aquel entonces no existían ni los viajes de los cubanos al exterior, ni los móviles, ni la internet, ni las tiendas de ventas en divisas, ni siquiera existía el peso convertible, no se podían vender ni las casas ni los autos y el cuentapropismo era apenas incipiente, así como no se podía visitar los hoteles de turismo. Existía un fuerte liderazgo ejercido por Fidel Castro y sus colaboradores y sobre todo se encontró una oportuna válvula de escape ante el maleconazo de 1994, que fue abrir las fronteras y permitir un éxodo de proporciones públicas que obligó al gobierno de Estados Unidos a sentarse a la mesa de negociaciones ante la inestabilidad de su vecino fronterizo. La triste realidad es que el liderazgo americano prefirió un dictador estable en el poder en Cuba, ante la inestabilidad de una democracia nueva en sus fronteras. Esta vez el mundo es diferente o al menos así lo esperamos. Los gobiernos occidentales no deben avalar un régimen dictatorial a cambio de ¨estabilidad¨ en el Caribe. El pueblo cubano no debe permitir bajo ningún concepto un nuevo Período Especial, todavía la generación de niños nacidos en los 90, se distinguen de los demás por su talla inferior, son los sufridos hijos de la grave crisis. Todas las organizaciones democráticas y de derechos humanos tanto dentro como fuera de Cuba deberán unir sus esfuerzos para desenmascarar ante la opinión pública internacional a la represiva dictadura cubana. Enfermedades emergentes en tiempos de hambruna como la neuritis periférica, que solamente se conoció en Cuba con la reconcentración de Weyler y el período especial tendrán que denunciarse como grave crisis humanitaria y las políticas de restricciones de alimentos y medicinas se denunciarán igualmente como genocidio hasta lograr el apoyo y la ayuda internacional para resolver la crisis con la restitución de la democracia y el respeto a los derechos humanos, así como la apertura económica.
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