Lo que aireo hoy es quizás una memoria ya antológica para cinéfilos sesentones del añoso terruño, que bien pueden recordar, o volver a vivir, como más guste, la experiencia de haber visto aquellas producciones hollywoodenses al uso, que se estrenaban en la ciudad camagüeyana aquel 14 de noviembre de 1951.
El dato lo recopilo de una ya añosa edición de El Camagüeyano de aquel mismo día, una verdadera rara avis en estos tiempos en que su referencia está sólo en la mente de unos pocos y bien avisados lugareños.
Y no es para menos. Aquel día y año, se estrenaban en la ciudad la friolera de dieciocho filmes en apenas la mitad de las salas de exhibición, implicando el hecho de que en cada cine se proyectaban dos películas por el precio de una. Si hoy, en la ausencia de muchas de aquellos recintos, y de la proliferación del cine enlatado y las memorias flash, no parece una buena ganga, se le asemeja muchísimo.
Veamos algunos de los detalles. El cine-teatro Avellaneda, presentaba según el propio anuncio: “Monumental programa. Alan Ladd, Geraldine Fitzgerald y Ptrick Knowles en Bajo el Manto tenebroso. Además Brian Donley, Joel McCrea y Bárbara Britton en El Virginiano”(1) . El precio de las lunetas era de “25 cts, hasta las 5, después 30cts.Niños 15 cts. Galería 10 cts.”(2)
El por entonces también cine y teatro Principal tenía a nuestro ver, un programa de verdadero lujo: “Silvana Magnano, Victorio Gassmann y Doris Dowling en el magistral estreno Arroz Amargo. Además: Tala Birell y William Henry en Mujeres en la Noche”(3).
Igualmente anunciaban un espectáculo a partir del jueves animado por “Orlando de la Rosa y el acuarelista de la poesía Luis Carbonell.”(4) Y a partir del viernes los cinéfilos podrían disfrutar del siempre interesante Noticiario Paramount. Los precios de las entradas eran: luneta 40 cts, niños 20 y la Galería 10 cts.
Otro de los cinematógrafos, hoy ya inexistente, y sólo perdurable como parte de una memoria histórica a punto de desfallecer, era el muy popular, por una que otra historia al uso, y por sus precios, el cine Apolo.
Allí los concurrentes asiduos podían disfrutar también en tanda doble de los filmes: El Ultimo Naipe y Rencor. El lunetario costaba 20 cts y la Galería sólo 10cts.
Igualmente el cine Social, hoy en verdadero estado de letárgica ruina, y por entonces una modesta sala de barrio, pero siempre concurrido por los vecinos de la Vigía, proyectaba en oferta doble los títulos: El Fantasma del Mar y Alma Solitaria. Sus lunetas costaban lo mismo que en el Apolo, y los niños sólo pagaban 15 cts.
No se quedaba atrás el cine Guerrero con una propuesta de altos quilates cinematográficos: Sinfonía Pastoral, con Michele Morgan y Pierre Blanchard; y en segunda oferta un clásico oeste a todas luces: El Ranchero Audaz. También el cine Guerrero tenía precios muy populares: la luneta o el balcony costaban 20 cts (el precio de una cerveza de entonces según nos cuentan los que lo vivieron); los niños pagaban la mitad.
En la calle General Gómez se ubicaba otra sala: el cine América. y vale la pena reproducir íntegramente para el curioso lector el anuncio de su programa, y hasta la sinopsis de los filmes de aquel día, tal y como lo publicaba El Camagüeyano:
Hoy desde las 6 ½ p.m.:!Estreno exclusivo. Vea a Joel Mc Crea y Shelle Winters en Ángel de Venganza. En una mano el revólver…y en la otra pimienta y dinamita!. La terrible lucha de un hombre que debía escoger entre el deber y el amor de una mujer al margen de la ley. ¿Amaría usted a una mujer que sólo ansiaba la muerte de otros dos hombres?. Además Donal O’Connor y Helen Carter en la comedia Pitos, Flautas y Piratas.-Ante su valor temblaban todos, hasta él mismo. Las hazañas y amoríos de un pirata multicolor. Noticiario Nacional. Miércoles a viernes: Luneta 40 cts. Niños 20 cts. Sábado: Luneta 50 cts. Niños 20 cts. (5)
Cerraba la nota con un singular anuncio para el domingo: el Gran Matiné desde la 1 y 30 de la tarde y hasta la seis, con un filme (Fiesta en América) y “cuatro divertidos cartones. Todo con derecho a la función de la noche”(6). Esas maratónicas sesiones de proyección, costaban en el lunetario 30 cts, y los niños sólo pagaban 20 cts, pero se aclaraba al respecto del precio de los infantes una coletilla que sin dudas nos suena hoy casi risible: “Los niños que no sean de brazo pagarán su entrada”. Sin dudas que a las funciones de aquel Camagüey de ayer, iban todos en casa sin faltar ninguno.
No faltaban en aquella página promocional, el programa de otro cine de renombre citadino, y que ningún camagüeyano en ninguna que otra región de este mundo plural olvidaría por su alusión de su nombre, a la inolvidable película Casablanca.
Allí se proyectaban aquel día dos producciones de la Metro Goldwyn Mayer: Designios escandalosos con Ezio Pinza y Janet Leight; y Robert Taylor Vivien Leight, la inovidabe Scarlet O’Hara de Gone with the Wind, en la “emocionante super-producción El Puente de Waterloo”(7). La luneta costaba 30 cts hasta las cinco y luego 40 cts. Los niños pagaban 25 cts.
Justo al lado del Casablanca, y como hasta hoy, el cine Encanto tenía aquel día una propuesta que incluía los filmes El Trotacalles y La Reina del Mambo. Ambas producciones de signo muy latino, a juzgar por los nombres de los intérpretes: Miroslava, Ernesto Alonso e Isabel Corona en la primera; y María Antonieta Pons en la segunda.
Cerraba la nota la programación del por entonces Teatro Camagüey, en la añosa Plaza del Cristo, y que igualmente simultaneaba con proyecciones de cine. En aquella jornada y siempre a partir de las 6 y 15, se exhibía en programa doble los títulos Callejera, y El Miedo llegó a Jalisco, producciones a todas luces presumiblemente del cine mexicano. Allí las lunetas costaban 30 cts hasta las cinco y luego de esa hora 50 cts. Los niños pagaban 25 cts.
Para los que felizmente fueron testigos de aquella jornada cinematográfica en la ciudad de antaño, esta memorabilia quizás les traerá los recuerdos más nostálgicos, porque le cine es esa magia indetenible que se fija en la retina y en la memoria del alma; pero sin dudas será un grato paseo por ese espacio de hechizo y ensueño, que toda película procura. Para los que no lo vivimos, es una oportunidad para saber de primera mano de esa memoria singular, que hoy todavía tienet su propio signo evocatorio de aquel Camagüey de hace ya seis largas décadas.
No faltaban en aquella página promocional, el programa de otro cine de renombre citadino, y que ningún camagüeyano en ninguna que otra región de este mundo plural olvidaría por su alusión de su nombre, a la inolvidable película Casablanca.
Allí se proyectaban aquel día dos producciones de la Metro Goldwyn Mayer: Designios escandalosos con Ezio Pinza y Janet Leight; y Robert Taylor Vivien Leight, la inovidabe Scarlet O’Hara de Gone with the Wind, en la “emocionante super-producción El Puente de Waterloo”(7). La luneta costaba 30 cts hasta las cinco y luego 40 cts. Los niños pagaban 25 cts.
Justo al lado del Casablanca, y como hasta hoy, el cine Encanto tenía aquel día una propuesta que incluía los filmes El Trotacalles y La Reina del Mambo. Ambas producciones de signo muy latino, a juzgar por los nombres de los intérpretes: Miroslava, Ernesto Alonso e Isabel Corona en la primera; y María Antonieta Pons en la segunda.
Cerraba la nota la programación del por entonces Teatro Camagüey, en la añosa Plaza del Cristo, y que igualmente simultaneaba con proyecciones de cine. En aquella jornada y siempre a partir de las 6 y 15, se exhibía en programa doble los títulos Callejera, y El Miedo llegó a Jalisco, producciones a todas luces presumiblemente del cine mexicano. Allí las lunetas costaban 30 cts hasta las cinco y luego de esa hora 50 cts. Los niños pagaban 25 cts.
Para los que felizmente fueron testigos de aquella jornada cinematográfica en la ciudad de antaño, esta memorabilia quizás les traerá los recuerdos más nostálgicos, porque le cine es esa magia indetenible que se fija en la retina y en la memoria del alma; pero sin dudas será un grato paseo por ese espacio de hechizo y ensueño, que toda película procura. Para los que no lo vivimos, es una oportunidad para saber de primera mano de esa memoria singular, que hoy todavía tienet su propio signo evocatorio de aquel Camagüey de hace ya seis largas décadas.
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Citas
- El Camagüeyano. Camagüey, Cuba, Miércoles 14 de noviembre de 1951. p.7
- Ibíd.
- Ibíd.
- Ibíd
- Ibíd
- Ibíd.
- Ibíd.
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