Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.
Poema 9 de La patria es una naranja (Ediciones 2010, 2011, 2013) (Poesía del exilio)
9
Este perro duerme en una alcantarilla, ahí
conserva
todas sus propiedades, incluido
su juguete más amado: la lata
de pegamento
de la que a cada rato inhala
para fugarse de esta Ciudad, del mundo
todo.
En las mañanas, en las tardes
–durante esos intervalos que le permite el cerebro hecho cueros por las
inhalaciones–
limpia parabrisas, pide limosnas, hace juegos malabares, traga fuego
cuando la luz roja del semáforo
detiene delante de sí a los conductores: algunos
le dejan caer unos centavos al artista.
Bueno... ya comprendieron... no es un perro:
estoy hablando de un niño de la calle, el hijo de los zombis,
el padre
de los zombis que habrá de procrear.
Sin embargo,
el perro
del licenciado Julio Batres
(un hombre de izquierda, que quema inciensos en pro de la
justicia social, que se escancia tequilas de a mil pesos la botella mientras prepara el jaque mate
en favor de los humildes)
tiene una casita pintada de azul, acolchada, calorífica
y come tres veces al día lo que el perro, aquel niño de la calle digo,
ni siquiera podría soñar, puesto que, claro, nadie
puede soñar con algo material que desconoce.
El perro del licenciado izquierdista Julio Batres
viaja del lado de acá del parabrisas
cuando ahí delante, en la calle, el otro perro, el niño de la calle digo,
traga fuego en pos de una limosna.
Bien...
No estoy diciendo nada.
No quiero decir nada.
Yo sólo muerdo la flauta, mastico la flor.
Este perro duerme en una alcantarilla, ahí
conserva
todas sus propiedades, incluido
su juguete más amado: la lata
de pegamento
de la que a cada rato inhala
para fugarse de esta Ciudad, del mundo
todo.
En las mañanas, en las tardes
–durante esos intervalos que le permite el cerebro hecho cueros por las
inhalaciones–
limpia parabrisas, pide limosnas, hace juegos malabares, traga fuego
cuando la luz roja del semáforo
detiene delante de sí a los conductores: algunos
le dejan caer unos centavos al artista.
Bueno... ya comprendieron... no es un perro:
estoy hablando de un niño de la calle, el hijo de los zombis,
el padre
de los zombis que habrá de procrear.
Sin embargo,
el perro
del licenciado Julio Batres
(un hombre de izquierda, que quema inciensos en pro de la
justicia social, que se escancia tequilas de a mil pesos la botella mientras prepara el jaque mate
en favor de los humildes)
tiene una casita pintada de azul, acolchada, calorífica
y come tres veces al día lo que el perro, aquel niño de la calle digo,
ni siquiera podría soñar, puesto que, claro, nadie
puede soñar con algo material que desconoce.
El perro del licenciado izquierdista Julio Batres
viaja del lado de acá del parabrisas
cuando ahí delante, en la calle, el otro perro, el niño de la calle digo,
traga fuego en pos de una limosna.
Bien...
No estoy diciendo nada.
No quiero decir nada.
Yo sólo muerdo la flauta, mastico la flor.
Ciudad de México, 1998
9
Questo cane dorme in una fogna, lì
conserva
tutte le sue proprietà, incluso
il suo giocattolo più amato: la lattina
di colla
dalla quale ogni istante inala
per fuggire da questa Città, dal mondo
intero.
Nelle mattine, nelle sere
- durante gli intervalli che gli permette il cervello distrutto dalle inalazioni -
pulisce parabrezza, chiede elemosina, fa giochi di destrezza, mangia fuoco
quando la luce rossa del semaforo
ferma davanti a sé i conducenti: alcuni
lasciano cadere qualche centesimo per l’artista.
Bene... avete già capito... non è un cane:
sto parlando di un bambino di strada, il figlio degli zombi,
il padre
degli zombi che metterà al mondo.
Tuttavia,
il cane
del laureato Julio Batres
(un uomo di sinistra, che brucia incenso a favore della
giustizia sociale, che si serve tequila da mille pesos la bottiglia mentre
prepara lo scacco matto
in favore degli umili)
ha una casa dipinta di azzurro, imbottita, riscaldata
e mangia tre volte al giorno quello che il cane, quel bambino di strada dico,
non potrebbe neppure sognare, anche se, chiaro, nessuno
può sognare qualcosa che non conosce.
Il cane del laureato di sinistra Julio Batres
viaggia al lato di qua del parabrezza
quando lì davanti, nella strada, l’altro cane, il bambino di strada dico,
mangia fuoco in cambio di un’elemosina.
Bene...
Non sto dicendo niente.
Non voglio dire niente.
Questo cane dorme in una fogna, lì
conserva
tutte le sue proprietà, incluso
il suo giocattolo più amato: la lattina
di colla
dalla quale ogni istante inala
per fuggire da questa Città, dal mondo
intero.
Nelle mattine, nelle sere
- durante gli intervalli che gli permette il cervello distrutto dalle inalazioni -
pulisce parabrezza, chiede elemosina, fa giochi di destrezza, mangia fuoco
quando la luce rossa del semaforo
ferma davanti a sé i conducenti: alcuni
lasciano cadere qualche centesimo per l’artista.
Bene... avete già capito... non è un cane:
sto parlando di un bambino di strada, il figlio degli zombi,
il padre
degli zombi che metterà al mondo.
Tuttavia,
il cane
del laureato Julio Batres
(un uomo di sinistra, che brucia incenso a favore della
giustizia sociale, che si serve tequila da mille pesos la bottiglia mentre
prepara lo scacco matto
in favore degli umili)
ha una casa dipinta di azzurro, imbottita, riscaldata
e mangia tre volte al giorno quello che il cane, quel bambino di strada dico,
non potrebbe neppure sognare, anche se, chiaro, nessuno
può sognare qualcosa che non conosce.
Il cane del laureato di sinistra Julio Batres
viaggia al lato di qua del parabrezza
quando lì davanti, nella strada, l’altro cane, il bambino di strada dico,
mangia fuoco in cambio di un’elemosina.
Bene...
Non sto dicendo niente.
Non voglio dire niente.
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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara,
Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado siete poemarios; tres libros
de cuento; cuatro novelas y una noveleta.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de
Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco,
que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que
ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de
cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del
exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una
buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina
in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización. Reside en Miami.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.
Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la
editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios
autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera
Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros.
Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre
ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari.
Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.
Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.
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