Nota del blog: Selección de textos, que serán parte del libro (en preparación) El diario de Lola, de Thelma Delgado.
Para leer sus escritos en el blog, en este enlace.
Querida Mimí:
Hoy fue un día intenso, muy intenso. Hoy posé para el pintor. Ay! Nunca pensé que haría eso, posar para alguien. Fue una sensación nunca antes experimentada. Sentí vergüenza, calor, frío, nervios, todo a la vez. Llegué temprano. El me ofreció desayuno, pero no tenía hambre, solo acepté café para no despreciarle del todo. –Azúcar? –Sí, gracias. La estancia estaba iluminada por el sol que entraba por la ventana. –Lindo tu gato. –Gracias. Apenas y contestaba pues los nervios me tenían casi muda. –Lola, relájate; todo estará bien, me dijo mirando la expresión de mi cara notablemente nerviosa. –Nunca he hecho esto; le dije mientras acariciaba a Huevo Frito desde su cabeza hasta la cola. –Lo sé, pero lo haremos de manera que te sientas cómoda. Trajo a la cocina un jarrón de cristal con flores de varios colores y lo puso en la mesa que tenía un mantel azul Prusia. En la mesa también había un plato con naranjas dulces, fresas, bananas y uvas y mi taza de café. –Bien, empecemos. –Entra al cuarto; ahí encontrarás una bata de dormir sobre la cama. Póntela y regresas aquí a la cocina. Seguí al pie de la letra sus indicaciones. Ya de regreso me senté en la posición que él me indicó. -Toma la taza de café con tu mano derecha y bebe un sorbo. No te muevas. Mira hacia la ventana. Ahora mira a tu gato. Huevo frito estaba casi dormido en el sofá. No te muevas. Ahora suéltate el pelo. El seguía tomando fotos desde diferentes ángulos. -Ahora quítate la bata hasta la cintura. Deja que la tela caiga a su capricho. Así; Quédate sentada. Al quitarme la ropa sentí un poco de frío. Mis pezones reaccionaron inmediatamente sin que yo pudiera evitarlo. Mi frente estaba perlada por el sudor. -Mira hacia la ventana. Más fotos, de varios ángulos. -Ahora recuéstate en el sofá sobre tu lado derecho, sin la bata. Deja que tu antebrazo descanse sobre el reposabrazos y guarda tus dedos entre tu pelo. Tu brazo izquierdo déjalo reposar sobre tu cuerpo. Dobla un poco tu pierna izquierda. Así. No te muevas. Ahora mírame. Ahora toma a tu gato y acomodalo junto a ti. Más fotos. -Ahora siéntate y cruzando la pierna derecha pon tus manos sobre la rodilla. Pon al gato al extremo del sofá. No te muevas. Mira a tu gato. No sé cuánto tiempo pasó ni cuántas fotos habrá tomado. Pero en esos momentos de estar posando me olvidé de todo. Seguí sus indicaciones al pie de la letra. Tenía nervios y vergüenza y al mismo tiempo me sentí valiente, atrevida. Me sentí poseída por el lente de la cámara, y por la voz dominante y cálida del pintor quien tuvo el control de la situación en todo momento. Me sentí controlada por su presencia de hombre, un hombre al que no conozco, que de él solo se su nombre y que me miraba sin tocarme. Te confieso Mimí que al cabo de un rato empezaron a volar por mi mente ideas, muchas ideas, lo que me hizo posar con mucha más soltura. Yo sé que él lo notó pues ya estaba relajada, las manos ya no me temblaban. –Hasta aquí lo dejaremos por hoy; me dijo mientras recogía su equipo de fotografía. Al salir del cuarto ya vestida pregunté si podría ver algunas fotos mientras me le acercaba y entonces descubrí que su camiseta estaba mojada de sudor. Ese sudor me hizo entender que no fui yo la única que se puso nerviosa. –Gracias Lola, me dijo al tiempo que besó mi mano haciendo una reverencia. Mi humilde hogar, mi cámara y yo nos sentimos honrados de haber tenido esta sesión. Cuando yo sea famoso y escriba mis Memoirs diré que tú eres mi modelo preferida.
Ay Mimí, esto de posar me gustó, mucho. Me pregunto ahora cómo se lo diré a Quien Ya Tu Sabes.
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Ver
Página de Thelma Delgado en el website del Cultural Council of Palm Beach County
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