Sunday, July 28, 2019

"La Cenicienta", otra batalla nada pírrica ganada por la Miami Lyric Opera (por Baltasar Santiago Martín)

Fotos cortesía Miami Lyric Opera
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Según Wikipedia, “La Cenicienta, a saber la bondad triunfante (título original en italiano, La Cenerentola, ossia la bonta in triunfo) es una ópera cómica en dos actos, con libreto en italiano de Jacopo Ferretti, basado en el cuento de hadas La cenicienta, de Charles Perrault, compuesta por Gioachino Rossini en un período de tres semanas, cuando tenía 25 años de edad, tras el éxito de El barbero de Sevilla, el año antes. Se considera que La Cenicienta contiene algunas de sus mejores composiciones para voz sola y conjuntos. La ópera se estrenó en el Teatro Valle de Roma, el 25 de enero de 1817”.

Una de las cosas que más me llamó la atención y me agradó de esta puesta de La Cenicienta por la Miami Lyric Opera, a la que asistí el sábado 6 de julio de 2019, es la vigencia de la misma, pues a pesar de sus 202 años de antigüedad, el Maestro Raffaele Cardone la sacó de su baúl y la desempolvó magistralmente, sin descuidar detalles, pues los hermosos telones pintados y el lujoso vestuario, a cargo de Sormani- Stivanello, se ajustaron perfectamente a la época en que se desarrolla este “drama lírico jocoso”; ¡y qué decir de los cantantes- actores que la revivieron bajo su experta dirección!

La mezzosoprano Megan Berti ofreció una Angelina/Cenicienta completamente perfecta, tanto en lo vocal como en lo actoral, y su transición de criada a la hermosa joven deslumbrante que volvió a cautivar a Don Ramiro en palacio (ya lo había hecho desde su primer encuentro con este) fue sencillamente impactante, como en el cuento de hadas de Perrault que sirvió de base para el libreto.

Megan Berti como Angelina/ Cenicienta
 y Enrique Guzmán como Don Ramiro
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El tenor Enrique Guzmán, a su vez, como Don Ramiro, cumplió muy bien en lo vocal, pero su desempeño actoral me pareció un poco envarado, lo cual debe mejorar, mientras que Gabriel Menéndez, como su criado Dandini, estuvo delicioso en su papel como suplantador de su señor, con una vis cómica de altos quilates, amén de ser un gran barítono al que quisiera ver en otros roles, tanto verdianos como puccinianos.

Elizabeth DiFronzo como Tibse;
 Enrique Guzmám como Don Ramiro,
 y Gabriel Menéndez como Dandini
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Después de reseñar el desempeño de “los buenos” de la obra, toca ahora hablar de “los malos de la película”; digo, de este divertimento lírico.

El bajo-barítono Stefanos Koroneos estuvo magnífico, valga la redundancia, como Don Magnífico; un rol que, si no hay un adecuado dominio escénico y vocal, puede pasarse de la raya en la ridiculez que lo caracteriza, pero Stefanos lo bordó sin estridencias, mientras que sus poco agraciadas hijas lo secundaron en la misma cuerda: la soprano Gina Galati como Clorinda, y la mezzosoprano Elizabeth DiFronzo como Tibse.

Un comentario aparte para el también bajo-barítono Mijaíl Smigelski, que estuvo glorioso en su Alidoro, el sustituto en esta versión libre del susodicho cuento infantil de las tres Hadas Madrinas.

Megan Berti como Angelina/ Cenicienta
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En los saludos finales: Gina Galati como Clorinda, Elizabeth DiFronzo como Tibse, Gabriel Menéndez como Dandini, Megan Berti como Angelina/ Cenicienta, Enrique Guzmám como Don Ramiro, Stefanos Koroneos como Don Magnífico, y Mijaíl Smigelski como Alidoro.
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Un reconocimiento agradecido para el coro, dirigido por Pablo Hernández; las luces de Kristina Villaverde, y la dirección orquestal del Maestro Leo Walz, y por supuesto, para el principal artífice de toda esta hermosa magia: el Maestro Raffaele Cardone.


Hialeah, 28 de julio de 2019

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