Colegas que en la Isla, desde siempre, establecieron su ruta arrastrados frente al Poder.
Otros que, de súbito, se tornan melifluos, genuflexos ante la Autoridad.
Consideran que, aunque posiblemente lo merezcan, es mejor asegurar la salida de sus próximos libros —a veces libritos—, la clasificación para la medalla, el diploma, el viajecito cercano.
Las autoridades cubanas, no suelen exigir que los escritores se hinquen. Si alguno lo decide, es por decisión propia.
Así, sé de escritores cubanos residentes allá que simpatizan con el castrismo —“porque hay gente pa´to”, como dijo aquel— y resultan decorosos; lo cual es respetable.
Pero me refiero a esos postrados, babeantes ante la Jerarquía; que ya no saben en cuántas tribunas poner sus aullidos de verdaderos revolucionarios —¿Serán?
Carentes de valor para optar por las Grandes Ligas; decididos a ser por siempre cabeza o pata de ratón, antes que aspirar a cola de león.
Miami, 21 de julio de 2019
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