Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.
Fotos/Flickr (by Harukoa)
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En sus inicios nacía en la puerta de la iglesia adjunta al convento de San Francisco de Asís, pero con posterioridad a su demolición en el primer cuarto del siglo XX su origen pasó a ser San Fernando para en su trayectoria dar inicio a las calles San Juan (D), Plaza de San Francisco (D) y San Adriano (I); cortar a la de la Reina en su proyección de línea quebrada, primero a la derecha y luego a la izquierda; a San Pablo, de la Candelaria y culminar en la de la Mayor. Su nombre lo otorga el convento, obra iniciada por el fraile Francisco Amado, de la orden franciscana, quien arriba a la villa para establecer un convento en la segunda mitad del XVII.
Su legitimidad crece desde lo cotidiano en la medida en que importantes vecinos financian proyectos que engrandecen la construcción como don Gaspar Alonso Betancourt y don Tomás Gerardo Cisneros y, por tanto, majestuosas celebraciones debían colmar esta calle cada 4 de octubre, día de su festividad.
El rebautizo de su nombre fue propuesto y aprobado en sesión del Ayuntamiento del 29 de mayo de 1907 con el objetivo de honrar la memoria del patriota Antonio Luaces Iraola y la sugerencia tiene por base el hecho que en ella naciera el homenajeado. El 3 de junio, por sugerencia del Sr. Maya se define que las tablillas lleven como texto “Dn. Antonio Luaces”. Más allá de la estrecha relación existente entre Antonio Luaces y esta calle, ¿qué connotación alcanza en el ámbito histórico y sociocultural? El Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, ofrece significativas referencias sobre ello.
En primer orden es preciso salvar el error del apellido del patriota, en tanto su nombre legítimo es Antonio Lorenzo-Luaces Iraola (1842-1875). Lorenzo-Luaces participó en la Guerra de Secesión norteamericana y por ejercer la cirugía fue designado médico de la división de Camagüey, subordinado al mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz y nombrado, en julio de 1869, jefe de Sanidad de Oriente, cargo que se le ratificara mediante decreto presidencial el 4 de abril de 1870. Dentro de sus hazañas militares se destaca su participación en el rescate del brigadier Julio Sanguily el 8 de octubre de 1871 y los combates de La Sacra, Palo Seco y Las Guásimas. Diana María Díaz Luaces lo valora en un sentido más humano: “Noble es la labor de un médico que desafiando en los campo de batalla la ira de las balas se reclina sobre el lecho del herido para curar sus heridas; noble también la actuación del patriota que abandonándolo todo se sacrifica por su patria”.
Luaces, como se reconoce cotidianamente este eje, pertenece íntegramente al área Patrimonio Cultural de la Humanidad.
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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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