Fue en junio del año 1982 o 1983, que autorizaron el andar en short en la ciudad. Recuerdo que era junio porque era tiempo de carnaval, o de San Juan como le llamamos en Camagüey, y época de exámenes finales. Cuando aquello, estaba en la Mártires de Camagüey.
En la Plaza de los Trabajadores empezaron los "pepillos" y las "pepillas" a lucir short, prenda hasta ese momento permitida solo para los infantes en la ciudad, para todos en las playas.
Se formó algarabía, debate en los extremos: "que era normal en un lugar con el clima que tenemos", o "que era el fin del mundo esa falta al dress code", para los moderados era correcto, pero en la medida que dictan la moral y las buenas costumbres.
Unos iban "normal" y otros que en toda circunstancia necesitan llamar la atención de la atención, echaron mano a creativas (y otros no tanto) extravagancias.
Se armó tal revuelo en la todavía conservadora y "suave comarca de pastores y sombreros" de inicio de los 80s, que enseguida reprohibieron la corta prenda de vestir.
Algunos no acataron la desmedida, era cómico ver la policía persiguiendo (varias de estas carreras entre las calles Independencia y Maceo, a través del Coppelia) a los "shorters" y estos celebrando su rebeldía cuando eran o detenidos y esposados o conducidos fuera de la Plaza. Se aplaudía a los rebeldes cuando esto ocurría.
Pasó el tiempo. Llegaron nuevamente los short, pero ya sin llamar la atención, ni ser signo de rebeldía. En algunos lugares aparecieron los cárteles (pidiendo acudir al sentido común) solicitando vestir apropiado para esa ocasión.
Hoy me da risa la ingenuidad de aquellos tiempos, ahora que mientras más descubierto se ande, se es más elegante y que a mayor mal gusto, mayor estilo.
Epoca actual en la que un comediante hace chiste del tema y ante la pregunta sobre su parecer de los short a media nalga, responde: ¿te refieres a la mujer que enseña la media nalga inferior o a los hombres que enseñan la media nalga superior?
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