Wednesday, November 6, 2019

José Varela Zequeira, ¿un poeta menor del Príncipe? (por Carlos A. Peón-Casas)

Consultando hace poco una bien enterada antología poética de principios del siglo XX, intitulada Arpas Cubanas, referimos a los no pocos poetas allí incluidos, oriundos del terruño camaguayenensis, nacidos con toda propiedad en el Puerto Príncipe decimonónico(1).

Entre los nombres incluidos nos llamó la atención el de José Varela Zequeira, porque según nuestro saber, los apellidos del que nos motiva esta cercanía, eran bastante comunes en la otrora ciudad de entre ríos.

Pero ante la no evidencia de su real origen en la ya citada antología, no lo incluimos primariamente con los vates locales citados, sino que nos dimos a la tarea de rastrearlo en el no menos reconocido Diccionario Biográfico Cubano de Francisco Calcagno, en el que es posible ubicar a cualquier celebrado personaje del período colonial cubano hasta 1878, fecha en que viera la luz este enjundioso tratado bio-bibliográfico, verdadera rara avis de la cultura de su época.

Y para nuestra satisfacción, saltó la liebre de entre sus páginas, y localizamos una primera, aunque incompleta referencia, a nuestro retratado. Se trata de una cita sobre el poeta pronunciada con autoridad por nuestro Enrique José Varona. Allí leemos que:
Varela (José Zequeira)- Pto. Príncipe. Poeta contemporáneo, “Varela ha ensayado recientemente y con éxito feliz un género a que lo está llamando su temperamento poético, la poesía política: su epístola La Indolencia esta escrita con esa ironía, verdaderamente socrática que lleva a la perfección en el género. Por lo demás, fuera de estas cualidades intrínsecas, Varela posee la facultad imaginativa en grado eminente y su dicción es siempre bellamente figurada, y por extremo armónicas sus rimas, es verdaderamente un notable improvisador’’ (Varona, La Nueva Era, 1878) (…)(2)
Y aunque como el lector se percata, la nota biográfica, no hace referencia a la fecha y lugar exacto de de su nacimiento, hemos podido saber empero, gracias a la búsqueda en Internet, que para aquel minuto de 1878, el joven poeta Varela, a quien Varona alude en su crítica, era su amigo personal, y tenía en ese momento, veinticuatro años cumplidos.

Había nacido el 19 de marzo de 1854 en la otrora ciudad de San Fernando de Nuevitas perteneciente a la jurisdicción de Santa María del Puerto del Príncipe. Primer vástago del matrimonio de José Varela Recaman, y Faustina Zequeira y Agüero. Con solo seis años había viajado con su familia a Santiago de Compostela, de regreso a Puerto Príncipe en 1870, el joven José, con solo dieciséis años, inició una amistad para toda la vida con el ya citado Enrique José Varona y con Esteban de Jesús Borrero y Echevarría, para entonces ambos, con destacada obra literaria(3).

Ya en el libro antológico que reseñamos primero, Arpas Cubanas, que vio la luz en 1904, se dice de Varela Zequeira, por parte de su prologuista el afamado hombre de letras Conde Kostia (Aniceto Valdivia), que en una de sus composiciones allí reunidas: “revela al gran bardo que lucha por ahogar -ah sin conseguirlo- al médico”(4).

Tal revelación, nos confirma lo que sigue reflejando la profusa información biográfica ya citada, compilada por su nieta Beatriz Varela(5), y donada a los fondos históricos de la Universidad de Miami, que Varela se recibió de médico en la Universidad de La Habana en 1887, y completó su doctorado en 1900. Para 1904 el poeta Varela, ya con una obra reputada, compartía su vocación poética con su labor médica como director de La Benéfica, una bien conocida clínica habanera desde 1898(6).

Nuestra cercanía, alude ahora a los textos poéticos que se recogen en la ya citada Arpas Cubanas, unos seis en total. Y en los que podemos descubrir las ya mentadas cualidades a que Varona nos aludiera en la cita precedente.

Se recogen allí, en sucesión, los poemas: Nuevos Ideales (1876), Bajo los Cipreses (1897), Mi Virgen (1897), Lira Oculta (1897), Anhelo Infinito (1880) y Esperar es Vivir (1880).

De todos los citados, el último tiene el especial aplauso del Conde Kostia, el prologuista de la colección de poetas ya mentado. El poema, tiene la estructura estrófica de una cuarteta con versos endecasílabos (primero y tercero con rima consonante), y versos octosílabos (segundo y cuarto igualmente con rima consonante).

Del mismo hacemos una cita de algunos fragmentos para que el lector pueda hacerse una más clara idea de las cualidades poéticas de este rimador.
Si todo generoso sentimiento
Deja una huella impura,
Y el pan de caridad es un fermento
De amarga levadura,

Si no hay un seno fiel, no profanado,
Do reposar en calma,
Y no existe un hogar alimentado
Con la lumbre del alma

Si toda hierba vil germina y cunde
En la humana existencia,
Y no hay un torpe error que no circunde
De sombras la conciencia,

(…)

Y el hombre encadenado a su impotencia,
En eterno martirio,
Solo anima con fuego de la ciencia
Engendros del delirio

Entonces para que la férrea lanza
Y la enseña irrisoria?
¿Para que combatir sin la esperanza
De alcanzar la victoria?

(…)

Si con la fresca miel de los amores
El corazón vacío
Se llena como el cáliz de las flores
Con gotas de rocío,

Nuestra ofrenda de lágrimas llevemos
Al ara de la vida,
Templados al dolor, mereceremos
La herencia bendecida

Ella será la luz de nuestros lares,
La tienda en el desierto,
La estrella en la borrasca de los mares
Y el ancora en el puerto.

1880.
Con Varela Zequeira, el poeta-médico de nuestro inmemorial Príncipe, no creo parece cumplirse ese fatal exordio borgiano que aludiendo a uno de esos poetas olvidados, postula en verso fatal: “La meta es el olvido, yo he llegado antes”.

Del rimador principeño y sus versos, ciertamente inspirados queda un halito vital que lo salva para la posteridad, aunque su nombre, como el de tantos mal entendidos “poetas menores”, parezca diluido por tanto tiempo, al menos entre los camagüeyanos de este hic et nunc.

Recuperar su memoria, tan injustamente descolocada y que duerme, inmerecidamente, el sueño del olvido, en el marasmo tan sutil de la desmemoria siempre avasalladora, es ciertamente un anhelo demandante. Sin dudas, José Varela Zequeira, poeta singular de aquel Príncipe siempre legendario, merece se le haga justicia y su voz emotivamente poética, a la mejor altura de los bardos de su generación, perdure un poco mas.


-----------------------------------------------
  1. Véase: Poetas del Camagüey (por Carlos. A. Peón-Casas)
  2. Diccionario Biográfico Cubano. Francisco Calcagno. New York Imprenta y Librería de N. Ponce de León. 40 y 42 Broadway, 1878. pp 602-603
  3. José Varela Zequeira Papers, Cuban Heritage Collection. University of Miami Libraries. Coral Gables, Florida. (Gift of Beatriz Varela, 2000) En Varela Zequeira, Jose (1854-1939) University of Miami. Note Author: Pedro A Figueredo, 2001
  4. Arpas Cubanas. Poetas Contemporáneos. Prologo del Conde Kostia. La Habana.Imprenta de Rambla y Souza. MCMIV.
  5. Nació en La Habana. Graduada en la Universidad de La Habana y en la de Tulanne University en New Orleans, Louisiana. Autora de varios libros artículos incluyendo uno sobre la vida y obra de su abuelo: José Varela Zequeira (1854-1939) su obra científico literaria en 1997. En Jose Varela Zequeira Papers… Op.cit.
  6. Desde 1891 a 1894, fungió como secretario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Desde 1890 conspiró a favor de la independencia de Cuba y ante la amenaza de ser detenido partió a Nueva York en 1897. Ibid.

No comments:

Post a Comment