Nota: Cada lunes la poesía de Félix Luis Viera. Puedes leer todos sus textos, publicados en el blog, en este enlace. Traducción al italiano de Gordiano Lupi.
Poema 57 de La patria es una naranja
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María Teresa. (Tema de Gonzalo Martré.) Es una historia harto repetida. Una muchacha de provincia sale a la capital en busca de “nuevos horizontes”. Tiene una hija pequeña que por rachas es ignorada por su padre biológico. La muchacha de provincia –como suele ocurrir, con empeños intelectuales– llega a esta capital y debe luchar muy duro para ir adelante. Muchas veces lo único que come es hambre y debe andar con zapatos que ya no le cubren todos los dedos. No obstante, en una pequeña y lóbrega habitación rentada a muy bajo precio, siembra flores. Casi nunca va adelante. Conoce a tres o cuatro hombres con los que se acuesta buscando a veces amor, otras protección, otras sólo el calmante de la soledad (casi nunca el sexo por el sexo). Mientras, sigue pensando en que podrá rehacer su vida, queda tiempo. Aparecerá el buen hombre amante y amado, con el cual podrá vivir para siempre; amándose. Como suele ocurrir en estos casos, uno de sus accidentes sexoafectivos ocurre con un poeta; es decir, uno de esos hombres sin muchas esperanzas que acostumbran a sembrar la esperanza. Pero a la muchacha le irá mal con el poeta porque éste no comprende lo que ella principalmente necesita y sólo le dará algunos consejos, como pueden ser dorar el pasto, sembrar vides, flamearse la piel, ayudar a los niños de la calle que viven en las coladeras, modular la voz.
Pasan tres años y la muchacha de provincia logra publicar algunos textos no precisamente en las primeras páginas ni entre los primeros nombres. La batalla ha dejado sus marcas en la cara, el cabello y la piel del vientre, y no ha aparecido el triunfo definitivo. Como no es un genio, no ha logrado vencer al talento, al ingenio y la mediocridad establecidos. Mientras, su niña ya va siendo grande y exige cada día más y no recuerda a su padre ni a aquel patio y aquella panadería de provincia.
La muchacha va dejando de ser muchacha y ve cómo la niña ya se acerca a esta condición y ella, la muchacha, va perdiendo brillo entre los tubos de escape de los autos, el frío de las noches y la zozobra de qué pasará mañana (bastante de su brillo, además, se ha perdido en camas cuyos dueños nunca serán definitivamente de ella, o en brazos que nunca serán definitivamente de ella y que han ocupado su cama con cierta alevosía).
En fin, ha pasado el tiempo y aquella muchacha de provincia ya no es una muchacha y ahora la muchacha es su hija que ya no recuerda para nada al padre, a la panadería y al patio de provincia y que trata de abrirse paso en la vida estudiando y trabajando, en ocasiones vendiendo panes en las esquinas.
Es la misma historia. La otrora muchacha de provincia está agotada y mustia y sólo le quedan algunas alternativas. Una es picarse las venas y olvidarse de todo. Otra es lanzarse con los ojos cerrados contra la avenida a las cuatro de la tarde y olvidarse de todo. Otra, cómo no, tal vez, quizás, a lo mejor, sería que ya en medio del Otoño los sueños se cumplieran y apareciera el hombre ideal a la vez que obtuviera un éxito rotundo con sus escritos. Es la misma historia.
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María Teresa. (Tema di Gonzalo Martré.) È una storia anche troppo risaputa. Una ragazza di provincia si mette in viaggio verso la capitale in cerca di “nuovi orizzonti”. Ha una figlia piccola che disgraziatamente è ignorata dal padre biologico. La ragazza di provincia - come accade di solito, con interessi intellettuali - giunge in questa capitale e deve impegnarsi molto per andare avanti. In molti casi la sola cosa che mangia è la fame e deve camminare con scarpe incapaci di coprire tutte le dita. Nonostante tutto, in una piccola e lugubre stanza presa in affitto a prezzo molto basso, semina fiori. Quasi mai riesce ad andare avanti. Conosce tre o quattro uomini con i quali va a letto cercando in qualche caso amore, in altri protezione, in altri un rimedio per placare la solitudine (quasi mai il sesso per il sesso). Resta il tempo per continuare a pensare come potrà rifarsi una vita. Apparirà il buon uomo amante e amato, con cui potrà vivere per sempre; amandosi reciprocamente. Come di solito accade in questi casi, uno dei suoi incidenti erotico - affettivi avviene con un poeta; come dire, uno di quegli uomini senza molte speranze che sono abituati a seminare speranza. Ma alla ragazza va male con il poeta perché lui non comprende le cose di cui lei ha bisogno e le darà solo alcuni consigli, le parlerà di come indorare il pasto, seminare vite, infiammarsi la pelle, aiutare i bambini di strada che vivono nelle fogne, modulare la voce.
Passano tre anni e la ragazza di provincia riesce a pubblicare alcuni testi non proprio nelle prime pagine né tra i primi nomi. La battaglia ha lasciato i segni sul volto, sui capelli e sulla pelle del ventre, ma non è arrivato il trionfo desiderato. Visto che non è un genio, non è riuscita a far vincere il talento, l’ingegno e la mediocrità consolidata. Intanto, la sua bambina si sta facendo grande e pretende ogni giorno di più, non ricorda suo padre né quel cortile e quella panetteria di provincia.
La ragazza non è più una ragazza, si rende conto che la bambina si avvicina all’adolescenza e lei, la ragazza, va perdendo splendore tra i tubi di scappamento delle auto, nel freddo delle notti e nell’inquietudine di cosa accadrà domani (una buona parte del suo splendore, si è persa nei letti i cui padroni non saranno mai definitivamente suoi, o nelle braccia che mai le apparterranno definitivamente e che hanno occupato il suo letto a tradimento).
Infine, è passato il tempo, quella ragazza di provincia non è più una ragazza, adesso la ragazza è sua figlia che non ricorda per niente il padre, la panetteria e il cortile di provincia, che cerca di farsi strada nella vita studiando e lavorando, in alcuni casi vendendo pane agli angoli dei viali.
È la stessa storia. La ragazza di provincia d’altri tempi è stanca e depressa e le restano solo alcune alternative. Una è tagliarsi le vene e dimenticarsi di tutto. Un’altra è gettarsi con gli occhi chiusi contro il viale alle quattro della sera e dimenticarsi di tutto. Un’altra, come no, forse, probabilmente, potrebbe essere che nel bel mezzo dell’autunno i suoi sogni si compissero, apparisse l’uomo ideale e al tempo stesso ottenesse un esito felice con i suoi scritti.
È la stessa storia.
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Félix Luis Viera, poeta, cuentista y novelista, nació en Santa Clara, Cuba, el 19 de agosto de 1945. Ha publicado ocho poemarios; tres libros de cuento; siete novelas y dos novelas cortas.
Entre los premios que recibiera en su país natal, se cuentan el David de Poesía, en 1976; el Premio Nacional de Novela, en 1987, por Con tu vestido blanco, que recibiera al año siguiente el Premio de la Crítica, galardón que ya le había sido otorgado a este autor, en 1983, por su libro de cuento En el nombre del hijo.
Su poemario La patria es una naranja, que aborda el tema del exilio a la par que incursiona en la realidad mexicana, ha tenido una buena acogida de crítica y público y recibió en Italia el Premio Latina in Versi en 2013.
Es ciudadano mexicano por naturalización.
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Gordiano Lupi, periodista, escritor y traductor, nació en Piombino, Italia, en 1960.
Fundador, en 1999, junto con Maurizio y Andrea Maggioni Panerini de la editorial La Gaceta Literaria, ha traducido del español a varios autores cubanos, como Alejandro Torreguitart Ruiz, Guillermo Cabrera Infante, Félix Luis Viera y Virgilio Piñera, entre otros.
Cuenta en su haber con un amplio trabajo sobre figuras del cine, entre ellas Federico Fellini, Joe D´Amato y Enzo G. Castellari.
Ha publicado más de una decena de libros que abarcan diversos géneros, como Nero tropicale, Cuba magica, Orrore, ertorismo e ponorgrafia secondo Joe d´Aamto y Fidel Castro – biografia non autorizzata.
Gordiano Lupi es un luchador por la democracia para Cuba y un promotor de las artes y la cultura de la Isla.
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