Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.
Calle San Antonio, 28 de Enero, Nicolás Guillén
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Se extiende desde la calle del Santo Cristo hasta de la Carnicería o Contaduría, donde se integra a la plazoleta de Don Lucas, nodo que sirvió de referencia a la organización de la villa en 1774. En su recorrido traspasa San Diego y San Ignacio.
Su nombre original está relacionado con el monje franciscano de origen portugués san Antonio de Padua (1195-1213), canonizado por el papa Gregorio IX en 1213, año de su muerte, y su festividad se celebra el 13 de Junio. ¿Existía una marcada relación entre el universo de este religioso y los principeños? La biografía destaca en este franciscano una profunda vocación por la predicación y un exhaustivo conocimiento de las Sagradas escrituras, actitudes que le permitían combatir las herejías de su tiempo y le colocan en sintonía con las características que distinguieron a los principeños durante las primeras centurias. A ello se añade el hecho de haber sido estudioso de Teología, disciplina de la que posteriormente ejercería como docente en las universidades de Bolonia y Montpellier; en relación con ello varios fueron los camagüeyanos de los siglos XVII y XVIII que se distinguieron por similar dedicación, entre los que gozan de legítimo espacio en la historiografía regional el juez apostólico y real subdelegado de la Santa Cruzada de la villa Diego Varona de la Torre y el doctor en Teología y Cánones el sacerdote Matías Boza Vergara. Por otro lado, san Antonio goza de profunda popularidad por el hecho de que bajo su advocación se buscan aquellos objetos que se han extraviado. El hecho de que sea el santo patrón de Padua y de Portugal podría también hacernos suponer que entre los primigenios vecinos de esta calle se encontrara un portugués. No se olvide, por ejemplo, que de esa nación era José Patricio Torres, el padre del historiador Juan Torres Lasqueti.
La iniciativa de sustituir el nombre religioso aparece el 24 de septiembre de 1919 cuando en el seno del Ayuntamiento el concejal Eusebio Cantero Cantero propone que sea rebautizada por 28 de Enero, “conmemorando así la fecha en que, en la segunda intervención americana, se le entregó a los cubanos, nuevamente el gobierno de la República”.28 El pedido coincide temporalmente con la que realiza Ramón Antonio Cisneros de Zayas, quien sugiere rendir homenaje a Rafael Arce, en memoria del patriota “fusilado en la época triste del mando del feroz Brigadier Ampudia, por asuntos políticos”, intento hecho el 12 de marzo para el callejón del Astillero.
La propuesta del concejal Cantero no tuvo discusión y el 4 de octubre de 1919 fue aprobada por el alcalde municipal. Así, las esquinas de San Antonio pasaron a ocupar una tablilla con el nombre 28 de Enero y no fueron pocos los que con posterioridad asociaron la fecha con el nacimiento del Apóstol. En Historia de Cuba, tiempo después, Le Riverend recuerda el acontecimiento al que rendían homenaje los concejales camagüeyanos con las siguientes frases: “el 28 de enero de 1909 tuvo lugar el cambio de poder, ese día la gobernación yanqui entregó el mando de la República al presidente José Miguel Gómez, iniciándose un nuevo período de la República Neocolonial Cubana”.
Sustancioso impacto dejaría en el topónimo de esta calle la muerte de Nicolás Guillén Batista en la etapa revolucionaria; pues en conmemoración del 90 aniversario de su natalicio se sometió a consideración de los vecinos colocar su nombre a esta calle, retirando de allí el nombre colocado en 1919. Así, en julio de 1992, con la presencia de familiares del escritor y dirigentes del PCC y el Gobierno “se procedió solemnemente a descubrir la placa con la nueva denominación”. El Adelante, del 20 de febrero de 1993, avalaba la modernización del nombre con el siguiente texto: “Al hecho de que el joven Guillén se movió en este ámbito se unen el que su abuela materna Josefa Arrieta, residió en esta calle, donde también vivieron la poetisa y escritora Domitila García de Coronado y el periodista Salustiano Ramón Arteaga; allí radicó la primera Escuela Municipal de Varones a cargo de Román Cermeño, maestro de Ignacio Agramonte, y también la imprenta de Perón”.
Una aproximación sociológica a esta calle avala la permanencia de San Antonio en lugar de sus posteriores, prueba de la funcionalidad de los nombres colocados bajo la cultura católica en los primeros siglos de la villa. Íntegramente San Antonio forma parte del área PCH y la validez de su primer nombre legitima su valor patrimonial.
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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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