Nota del blog: Sección semanal dedicada al Ballet y la Danza, a cargo de la la ballerina, coreógrafa y profesora Florencia Guglielmotti.
Los textos anteriores, se pueden leer en este enlace.
Merce Cunningham nació el 16 de abril de 1919 en Washington, Estados Unidos. En su ciudad natal estudió tap, folk y danzas de salón, luego ingresó a la Cornish School of Fine Arte (Seattle) y estudió también en el Mills College (California) y en la Bennington Summer School of Dance (Vermont), donde en 1942 participó de una muestra coreográfica con un trabajo propio sobre música de John Cage. En 1939 se unió a la compañía de Martha Graham, donde permaneció por seis años desempeñándose como bailarín principal, participando en las representaciones de “El penitente” (1940) y “Appalachian spring” (1944), entre otras. Paralelamente tomaba clases de danza clásica en la escuela del American Ballet.
En 1944, Cunningham y Cage se volvieron a encontrar para realizar una obra colaborativa en el Humphrey Weidman Studio Theater de New York. En 1945, tras dejar la compañía de Graham, Cage se convirtió en colaborador musical casi permanente en las obras de Cunningham, además de ser su compañero de vida. A partir de aquí, Cunningham devino en coreógrafo independiente, con un estilo propio, que luego se transformó en técnica, donde combinaba elementos del ballet (como la verticalidad, el trabajo de pies y la elevación de piernas) con otros aportados por la danza moderna (como la movilidad del torso y el trabajo con la gravedad). En este sentido, se ubicaba en un lugar diferenciado al del ballet y al de la dance moderna. Para Cunningham debía haber una despersonalización del proceso creativo ya que la base de la danza es el movimiento en sí mismo, es decir, el cuerpo humano moviéndose en el tiempo y en el espacio, un espacio que estaba concebido en términos no dramáticos, sin jerarquías. Es por ello que utilizaba el azar como forma de creación, es decir que una secuencia de movimiento no sigue a la otra por cuestiones argumentales, dramáticas o por razones psicológicas que sólo atañen al creador. Es conocido el uso del “I Ching” y el lanzamiento de monedas por parte de Cunningham como forma de determinar qué movimiento seguía a cuál otro, qué bailarín se movía o hacia dónde se desplazaba.
Además, presentaba una forma novedosa de relacionar el movimiento con la música. A diferencia de lo que sucedía, en términos generales, hasta ese momento, donde la música y el movimiento se acompañaban casi al unísono, Cunningham se independizó totalmente de ella. En “Root of An Unfocus” (1944), por ejemplo, con música de Cage, la obra musical estaba dividida en bloques y la única correspondencia que había entre ella y la danza eran los momentos de inicio y de finalización de cada uno de esos bloques.
Hacia 1953 crea su propia compañía y a la independencia de la música y la coreografía, le suma la independencia de la escenografía y el vestuario, ambos a cargo de Robert Rauschenberg. La primera obra creada en estas condiciones fue “Suite by Chance”, donde lo único determinado de antemano era el orden de las partes musicales. La coreografía estaba basada en una obra para piano de 1934, compuesta por Christian Wolff, pero la música electrónica estaba de moda por esos años y Cunningham aceptó que la música original, creada como un solo de piano, fuera intervenida por ese tipo de sonidos. La obra se estrenó el 23 de marzo de 1953 en el Festival de arte contemporáneo de Illinois, con Carolyn Brown, Jo Anne Melsher, Natania Neumann, Marianne Preger-Simon, Joan Skinner y el propio Cunningham como intérpretes, todos miembros de su compañía.
Por su parte, la idea del espacio jerarquizado, de la perspectiva central con un punto de visión preferencial para el espectador, queda desterrado. Las obras podían verse desde diferentes perspectivas, incluso si lo deseaba el espectador podía moverse durante el espectáculo buscando el ángulo de su preferencia. Esto fue posible gracias a la utilización de espacios no convencionales para la danza, como jardines, parques, galerías de arte, campos de deportes o la incursión en el uso de escenarios circulares.
El trabajo de Merce Cunningham siempre estuvo ligado a las vanguardias, no solo por su relación con Cage, sino porque también participó del Black Mountain College (centro experimental de artes multidisciplinar, que funcionó hasta mediado de los años ‘50) y del grupo Fluxus3 (perteneciente al neodadaísmo). Además, hacia inicios de 1990 se interesó en las nuevas tecnologías y comenzó a trabajar en computadora con el software “DanceForms”, el cual era utilizado para armar las coreografías, permitiéndole mostrar a sus bailarines los movimientos que debían hacer y hacia dónde tenían que desplazarse (hay que tener en cuenta que en ese momento Merce ya tenía más de 70 años y su movilidad se había visto reducida por la edad). “Biped” fue su primera obra digital, comenzó con la captura y digitalización de movimientos en 1997 y se estrenó en 1999, en la Universidad de California, contando con la música de Gavin Bryars; la obra incluía la proyección en el escenario de las figuras danzantes previamente capturadas y editadas, creando una interacción entre dichas proyecciones y los bailarines.
Algunas de sus obras destacadas, dentro de su prolífera carrera, son “The season” (1947), “Septet” (1953), “Suite for five” (1956), “Summerspace” (1958), “Story” (1963), “How to pass, kick, fall and run”(1965), “Second Hand” (1970), “Une jour ou deux” (1973, para la Ópera de parís), “Pictures” (1984), “Beach birds” (1991), “Ocean” (1994), “Interscape” (2000) y “eyeSpace” (2006), entre tantas otras.
El 26 de julio de 2009, con 90 años, Merce Cunningham falleció en su casa de New York. Su influencia en el mundo de la danza ha sido (y sigue siendo) gigantesca, solo comparable con la de Martha Graham. Fue un creador apasionado e incansable, que trabajó en su última obra, “Nearly Ninety”, hasta pocas semanas antes de partir. Su innovador talento permanece vivo en sus obras, representadas por las compañías de danza más importantes del mundo.
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Florencia Guglielmotti reside en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Es Profesora de Danza (titulada en la Escuela Nacional de Danzas "María Ruanova"), Licenciada y Profesora de Artes (recibida en la Universidad de Buenos Aires). Cursó estudios en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. Es Miembro de International Dance Council CID (UNESCO)
Actualmente se desempeña como Profesora de Danza Clásica y como Profesora Titular de Historia de la Danza en la Escuela Superior de Enseñanza Artística "Aída V. Mastrazzi". florenciagu@gmail.com
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