Dibujo a plumilla del P. Félix Varela
del artista cubano Gervasio Esturo,
de la colección de la autora.
Prohibida la reproducción. ©
Todos los derechos reservados.
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El P. Varela, pionero del periodismo católico en los Estados Unidos(1)
por Teresa Fernández Soneira
Cuando el Padre Félix Varela(2) llega exiliado a Nueva York en 1823 arriba por los muelles Atlantic Docks. Una fuerza laboral reforzada por inmigrantes europeos descarga el café que viene de Brasil; las pieles de la Argentina, el azúcar de Cuba y el guano del Perú. Al igual que hoy, los inmigrantes y exiliados dan apoyo con la mano de obra y agilizan el proceso de la industria americana. Las familias cubanas que exportan azúcar a Nueva York en esa época envían con frecuencia a sus hijos a esa ciudad para que aprendan el idioma, la destreza en los negocios, y las costumbres del país. España aún gobierna en Cuba, pero los cubanos adinerados empiezan a considerar a los Estados Unidos como un lugar importante. Nueva York ya es entonces una ciudad en constante ajetreo, llena de bullicio y vida que acoge a pobres y a ricos.
Varela es un hombre maduro, de sólidos conocimientos y vasta cultura, y con un temperamento de luchador que derriba obstáculos como es todo aquel que empuña la pluma. Durante la travesía que ha hecho desde España hasta los Estados Unidos, ha estado meditando y se da cuenta que no habrá ya más cátedra en el Seminario de San Carlos de La Habana por lo que ya no tendrá más alumnos. Se pregunta entonces si no es quizás el periodismo una cátedra con un amplio auditorio. Sin pensarlo más decide entregarse a esta empresa y como veremos llegará a ser uno de los pioneros del periodismo católico de Norteamérica.
Tiene una gran facilidad para aprender idiomas y aunque lee inglés, no lo domina. Entonces, siempre con Cuba en la mente y el corazón, mientras aprende inglés se dedica a escribir y publicar El Habanero, en cuyas páginas enseña a los cubanos la manera en que hay que prepararse para lograr la total independencia de Cuba. El Habanero sería el primer periódico en español publicado en los Estados Unidos.
Dos años después comienza a distinguirse en la prensa de Norteamérica. Por entonces existe un movimiento anticatólico que, aunque tiene una finalidad política, recurre al antagonismo religioso. Vemos como se congregan 73 ministros protestantes y fundan en Nueva York la revista El Protestante en la cual desatan una campaña que es un verdadero furor religioso contra la iglesia Católica en la que despliegan una oleada de odios, persecuciones y discriminaciones contra los católicos, siendo incluso destruidas algunas propiedades de la iglesia. Además del idioma y del clima tan distintos a los de su Cuba natal, Varela tiene que enfrentarse a esta intolerancia y fanatismo del protestantismo. Para contrarrestar la campaña de El Protestante se echa sobre sus espaldas la tarea de refutarlos fundando por su cuenta el Protestant’s Abridger and Annotator(3) (El Abreviador y Anotador de El Protestante), donde hace gala de sus cualidades como polemista severo y enérgico que jamás se excede y que nunca ofende. Prueba de ello es su comentario de noviembre de 1839 en el periódico The Catholic Register(4) (El Registro Católico) de Nueva York en el que responde a ciertas críticas del sector protestante: “los protestantes besan la Biblia en señal de respeto y reverencia. Ellos no están besándola como libro sino porque contiene la palabra de Dios expresada en letras y símbolos. No deberían objetar entonces a que nosotros, los católicos, besemos un crucifijo que más profundamente llama la atención a nuestros sentidos y significa lo mismo”.
El 20 de febrero de 1840 escribe el editorial “La educación de los niños Católicos en las escuelas públicas” en el que nuevamente refuta a los protestantes: ‘La verdadera libertad y tolerancia se demostrarían si se tomase a la educación sin interferir con los principios religiosos de nadie. Lo primero que se hace en las escuelas públicas es poner la Biblia Protestante, sin notas ni comentarios, en manos de un niño, dejándola a su libre interpretación. En casi todas las escuelas públicas se utilizan libros que contienen muchos pasajes alterando y ridiculizando nuestra doctrina Católica. Los mismos maestros no dejan pasar la oportunidad para añadir sus sarcásticos comentarios’. Aunque la situación es muy tensa, Varela la maneja con delicadeza y sensibilidad a la vez que pone los puntos sobre las íes.
Entre 1829 y 1832 escribe también para El Mensajero Semanal(5) de Filadelfia y para el New York Register and Catholic Diary (Registro y Diario Católico) de Nueva York. Contribuye con la revista Bimestre Cubana de La Habana en la que colaboran prestigiosos intelectuales de la época como José de la Luz y Caballero, Felipe Poey, Joaquín Santos Suárez y Domingo del Monte, entre otros, que logran que la revista alcance renombre. Varela también escribe en el periódico La Verdad de Nueva York, en el Repertorio Médico Habanero, y luego en 1836 funda The Catholic Observer.
El obispo de Boston le encomienda en 1838 la dirección de un periódico destinado a la juventud norteamericana: The Children’s Catholic Magazine. Esta revista para niños fue una de las primeras publicaciones dedicada a la juventud católica de Estados Unidos entre 10 y 16 años, y se publicó entre marzo 1838 y febrero de 1840. Varela fue su director a partir del segundo número. Un año después escribe para The Catholic Expositor y en 1840, a petición del obispo John Dubois(6), dirige el New York Catholic Register. Incansable, continua su labor y un año más tarde funda con la ayuda del padre Constantine Pise, The Catholic Expositor and Literary Magazine donde aparece la producción teológica más completa y madura de su pluma.
Como si todo esto no fuera ya suficiente, colabora con el Truth Teller (El Narrador de la Verdad) y con The New York Freeman’s Journal and Catholic Register (Diario y Registro Católico Libre) de Nueva York. Escribe hasta altas horas de la noche; es una intensísima labor periodística la que despliega el Padre Félix Varela en estos años. En la biblioteca que este poseía se encontraron colecciones completas de historiadores griegos y latinos en sus lenguas originales, prueba de que poseía una cultura vasta y completa. Además del español y el inglés, entendía perfectamente el alemán, el portugués, el francés y el italiano. La plataforma sobre la que sustentó sus argumentos y polémicas estuvo siempre fundamentada en fuentes e idiomas originales.
En las primeras décadas del siglo XX, la Iglesia norteamericana comenzó a valorar la labor periodística del P. Félix Varela. En 1898 el padre D.A. Merrick, S.J. publicó en la revista Mensajero un artículo titulado El Apóstol Cubano de Nueva York(7), y en 1927 el Padre William F. Blackestee realizó un extenso trabajo para la Sociedad Católica de la Historia de Filadelfia en el que hace resaltar no solo la solidez de los conocimientos científicos y religiosos del Padre Varela, sino también su sorprendente dominio de la lengua inglesa. Dice Blackestee: “Con su penetrante visión, estilo grácil y un dominio asombroso de la lengua inglesa, derrotó de la forma más completa a sus más audaces y formidables opositores en las controversias literarias y en los debates públicos”(8). El padre Varela también aparece en el Diccionario de Biografía Americana editado en 1936 y en el libro Pioneros del Periodismo Católico de la Sociedad Católica de la Historia de los Estados Unidos(9) donde se le hace justicia por sus innumerables contribuciones.
Iglesia de la Transfiguración (Manhattan)
inscrita en el Registro Nacional de Lugares Históricos
donde el Venerable P. Varela fue párroco.
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Además del periodismo, Varela fundó en Manhattan dos parroquias: la Transfiguración y St. James donde se distinguió como pastor dedicado a cuidar de los pobres y desamparados de la ciudad, particularmente de los inmigrantes irlandeses. El Venerable Padre Félix Varela Morales fue el primer sacerdote cubano incardinado(10) en lo que entonces era la Diócesis de Nueva York. Como había deseado desde su llegada a Norteamérica en 1823, con su pluma luchó por la justicia, los valores cristianos y la libertad para creer en Dios por lo que desempeñó una verdadera cátedra en los 30 años que permaneció exiliado en los Estados Unidos.
En este mes de febrero que conmemoramos los 167 años de su deceso en San Agustín de la Florida, recordamos al Venerable Padre Félix Varela Morales como abanderado de la fe católica, patriota, músico, científico, teólogo, periodista y figura clave en la historia de Cuba y los Estados Unidos. Es un santo que espera el milagro.
La labor humanitaria del Padre Varela fue reconocida
al emitir el servicio postal de los Estados Unidos un sello
conmemorativo, el 15 de septiembre de 1997, gracias a la labor de
la Fundación Padre Félix Varela de Miami, y el interés del
Dr. Tirso del Junco (cubano), Presidente entonces de la Junta
Administrativa del Servicio Postal de los Estados Unidos.
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Citas y notas
- Este escrito es un resumen de la entrevista que me realizó el locutor y periodista Miguel Alberto para Radio Fe (que luego se convertiría en Radio Paz), el 19 de abril de 1991, en el Programa Amanecer.
- Félix Varela y Morales (La Habana, Cuba, 20 de noviembre de 1788 - San Agustín de la Florida, 25 de febrero de 1853) fue un sacerdote, maestro, escritor, filósofo y político cubano que tuvo un importante desempeño en la vida intelectual, política y religiosa en la Cuba de la primera mitad del siglo XIX. Es considerado uno de los forjadores de la nación cubana.
- The Protestant’s Abridger and Annotator, publicado por George F. Buncer y el P. Félix Varela, en el 224 Cherry Street de Nueva York, comenzando en 1830.
- The New York Catholic Register, Gallagher & Smith pubs. publicación semanal, 1839-1840.
- En el que colaboró con José Antonio Saco. El primer número apareció el 19 de agosto de 1828 en New York redactado por Félix Varela y José Antonio Saco. Los números del 2 al 32 fueron editados en Filadelfia, y a partir del 33 y hasta el final, de nuevo en Filadelfia. De contenido variado. Colaboraron en sus páginas Gaspar Betancourt Cisneros, Tomás Gener, Ramón Vélez y José Estévez. El último número publicado corresponde al 29 de agosto de 1831.
- John Dubois (Paris 1764-Nueva York 1842), fundador de St. Mary’s College y tercer Obispo de la diócesis de Nueva York.
- D. A. Merrick: “The Cuban Apostle of New York”, Messenger, 1898, pp. 613-26.
- Father William F. Blakeslee: “Félix Varela”, Catholic Historical Society, Vol. 38, No. 1, marzo, 1927, pp. 15-46
- Publicado en 1930.
- Vincular de manera permanente a un eclesiástico en una diócesis determinada.
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Bibliografia
Blakeslee, Father William F: “Félix Varela”, Catholic Historical Society, Vol. 38, No. 1, marzo, 1927, pp. 15-46.
McCadden, Joseph: Felix Varela: Torch bearer from Cuba, 1984.
Merrick, D.A.: “The Cuban Apostle of New York”, Messenger, 1898, pp. 613-26.
Piqueras, José Antonio: Félix Varela y la prosperidad de la Patria criolla, Fundación Mapfre, Edición Doce Calles, Madrid 2007.
The New York Catholic Register, Gallagher & Smith pubs. 1839-1840.
The Protestant’s Abridger and Annotator, Félix Varela Ed., New York, 1830.
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Teresa Fernández Soneira (La Habana 1947), es una historiadora y escritora cubana radicada en Miami desde 1961. Ha hecho importantes aportes a la historia de Cuba con escritos y libros de temática cubana, entre ellos, CUBA: Historia de la educación católica 1582-1961, Ediciones Universal, Miami, 1997, Con la Estrella y la Cruz: Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana, Ediciones Universal, Miami, 2002. En los últimos años ha estado enfrascada en su obra Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba, (Ediciones Universal, Miami 2014 y 2018). El volumen I dedicado a la mujer en las conspiraciones y la Guerra de los Diez Años, y el volumen 2, de reciente publicación, trata sobre la mujer en la Guerra de Independencia. En estos dos volúmenes la autora ha rescatado la historia de más de 1,300 mujeres cubanas y su quehacer durante nuestras luchas independentistas. En el verano del 2022 publicó La Bella Cubana, rostros de mujeres en la Cuba del siglo XIX (Alexandria Library Pub. House, Miami) que recoge 150 daguerrotipos del siglo XIX de mujeres cubanas de todas las edades y razas, acompañados de poemas de la época. Es un homenaje a la mujer cubana de todos los tiempos.
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