Thursday, March 19, 2020

Calles y callejones de Camagüey: Calle Santa Catalina, Aurelio Castillo (por Marcos A. Tamames-Henderson)

Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.



Santa Catalina parte de la calle del Matadero y en su recorrido corta San Gabriel o San Mateo, San Rafael, San Clemente y San Isidro para finalizar en la del Santo Cristo.

¿Su nombre católico hace referencia a santa Catalina de Alejandría o a santa Catalina de Siena (1347-1380)? Una aproximación a las biografías de estas religiosas nos lleva a elegir a la segunda, pues si bien la historia de la primera es tan dudosa que conllevó a que en 1969 se retirara del calendario de la Iglesia Católica, la segunda revela rasgos que conectan con la consolidación de la identidad regional en los siglos XVIII y XIX. ¿Se avecinó en esta calle algún inmigrante italiano devoto de esta santa?

La vida de Caterina Benincasa, verdadero nombre de la santa, indica su participación de forma activa en los asuntos públicos de su tiempo, a lo que se añaden el aprendizaje y disfrute de la lectura desde edad temprana, el sentido de una vida austera y su entrega a los pobres, así como su tenacidad para promover la paz. La participación de Eusebia Ciriaca de Varona en la construcción de la iglesia del Carmen, un hospital para mujeres pobres y un colegio de enseñanza superior a cargo de los jesuitas y la de su hermana doña Rosa en la construcción de la iglesia de La Soledad; la de Ángela Hidalgo Agramonte en la ampliación del hospital de San Juan de Dios y la de Juana de Varona en el santuario a la virgen de La Caridad del Cobre, son solo algunos de los ejemplos.

De la camagüeyana Loreto de Cisneros Betancourt comentaba su hijo, Gaspar Betancourt Cisneros: “no necesitó de maestra para aprender a escribir. Leía mucho, y tal vez tenía ella más libros que todas las demás señoras camagüeyanas de su tiempo”. Describe que entre los textos de su biblioteca, además de la gran Biblia, el año cristiano, las obras de santa Teresa y san Agustín se encontraban las obras de Cervantes, Moreto y Lope de Vega, sin que faltaran los textos de historia. Reafirma El Lugareño: “Mi madre lucía por entones en la tertulia de mi abuela Da. Luisa Rufina, que era una señora respetabilísima, y en cuya casa se reunían los personajes que visitaban a Puerto Príncipe para desempeñar alguna comisión del gobierno o algún empleo principal”. El recinto familiar era un ambiente de aprendizaje y progreso, allí se discutía de lo más avanzado en la civilización extranjera. ¿Estarían de jolgorio los vecinos de esta calle cada 29 de abril, día en que se celebra la fiesta de santa Catalina?

Es curioso que como acto de rebeldía la historia de santa Catalina de Siena muestre el pasaje en que se corta el cabello y cubre con un velo su cabeza cuando sus padres comenzaron a hacer planes para su matrimonio, postura que asumirán las principeñas ante el fusilamiento de Joaquín de Agüero y sus compañeros en 1851. Recuérdese la cuarteta que circulaba la voz popular por aquellos tiempos:
Aquella camagüeyana
que no se cortase el pelo,
no es digna que en nuestro suelo
la miremos como hermana
Su cambio de nombre, según informe del DSAMC del 21 de diciembre de 1927, no ha sido modificado y la coloca en centro de atención. Pasado apenas un año, en sesión del 11 de febrero de 1929 la corporación acuerda, a propuesta del concejal Sr. Luis R. Sala Céspedes y previa suspensión de los efectos del art. 13 del reglamento interior del Ayuntamiento, cambiarle el nombre por el de Aurelio Castillo. La aprobación se realiza tres días después y antes del mes, el día 28, se informa al presidente de la Comisión de Impuesto Territorial y al registrador de la propiedad en Camagüey la modernización del topónimo.

Siguiendo los trámites establecidos el cambio se hizo público en la página 5 del Boletín Oficial de la Provincia de Camagüey el sábado 2 de marzo de 1929, aunque desde el mes anterior, el 26 de febrero de 1929, los concejales recibían el agradecimiento de Serapio Castillo y otros familiares por “haberle puesto el nombre de su padre, Aurelio Castillo, a la antigua calle de Santa Catalina”.

En la actualidad Aurelio Castillo es un nombre no solo olvidado sino de poco reconocimiento social; de ahí que no pocas personas al escucharlo intenten corregirlo por el de Aurelia Castillo; error que se prolonga a algunos planos contemporáneos de la ciudad. ¿Se trataba de perpetuar la figura del hijo de José y Manuela, aquel soldado que ingresara a la Guerra del 95 el 10 de diciembre de ese año en el Regimiento de Caballería Martí” en Sancti Espíritus, el Cuarto Cuerpo del EL?

De modo que Santa Calina deviene un texto cultural de suma importancia en la memoria cultural de la ciudad en paralelo al papel jugado por sus mujeres en la construcción del patrimonio que atesora. En toda su extensión Santa Catalina se integra al área PCH. 

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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic. Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac, Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos (2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012), Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco (2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura (2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.

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