Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.
Eje de una cuadra que conecta a de la Reina con San Juan, un callejón que tenía por nombre inicial de Correas, como consta en el registro de anotaduría desde 1850-1855 y en el padrón de fincas urbanas de 1865. Lasqueti lo señala como “De las Correas”, detalle que hace comprensible lo asocie al hecho de que sus primeras vecinas ostentaban ese apellido. ¿Teniendo en cuenta el nombre podría descartarse la posibilidad de la existencia en él de un establecimiento que trabajase los cueros para la elaboración de correas como parte de los aparejos para la cabalgadura?
Con respecto al rebautizo, este callejón guarda un cierto paralelismo con el de las Apodacas, localizado entre Santa Ana y la plazuela de Isabel II, pues como aquella se inicia el 24 de noviembre de 1921 por intervención del señor Mariano Agüero Poveda, quien muestra interés en honrar en la ciudad “la memoria del General Venezolano Narciso López y la del coronel del Ejército Libertador Fermín Valdés Domínguez”, indicando además para tal empeño los callejones de Correas y de las Apodacas, respectivamente. El 16 de diciembre se da lectura a esta moción en el seno del Ayuntamiento y se aprueba de manera inmediata. Es firmada por el alcalde municipal tres días después, el 27 de noviembre. Sin embargo, un año más tarde, el 9 de noviembre de 1922, se reitera el acuerdo, muestra de la lenta apropiación del moderno topónimo. De hecho, la memoria colectiva lo sigue reconociendo como callejón de Correas.
La biografía de Narciso López Uriola (1798-1851) no ofrece información que lo relacione con el territorio camagüeyano; de modo que la incorporación de su nombre al sistema toponímico de la ciudad tiene como fundamento su repercusión en la historia nacional de la cual bastaría señalar que a pesar de sus intenciones anexionistas, se le debe el patriótico acto de enarbolar por primera vez la bandera tricolor con la estrella solitaria que devino luego enseña nacional cubana. De hecho, con anterioridad a esta propuesta, en sesión del 20 de abril de 1910, ya habían solicitado los vecinos de la calle Pobre que se le pusiere a ese eje el nombre de Narciso López, bajo el argumento de “ser el primero que enarboló victoriosamente el año de 1850, la bandera libertadora, que más tarde nos dio una patria libre e independiente”.
Aunque es uno de los callejones que se integran a la definición de la traza irregular de Camagüey, y forma parte del área declarada MN desde 1878, dista considerablemente de la zona PCH.
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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic.
Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y
Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac,
Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos
(2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan
Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012),
Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco
(2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura
(2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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