Poema a Pedro
A Pedro Luis Boitel
Pedro, Pedro Luís,
hermano,
desde la Patria,
que aún te llora en silencio,
intuimos tu presencia…
Desde el destierro,
(desde la ausencia),
buscamos tu camino…
Desde otros confines,
otras ciudades, otros acentos,
escribimos tu historia...
Pedro, nuestro Pedro,
¡qué larga es la noche
del oprobio!
Esta pesadilla interminable,
este horror de la muerte.
Tu imagen,
el grito rebelde de tu vida,
viene a aliviarnos el cansancio,
y a encendernos
la tenue luz de la esperanza.
Tu lucha,
abanico de osados colores,
nos inspira, nos llama, nos convoca.
Contra la dictadura golpista: acción ciudadana.
Contra la manipulación y la mentira:
trinchera universitaria.
Contra la imposición totalitaria: el presidio.
Contra el odio, el ostracismo: la rebeldía heroica,
el apego sin tregua a los valores de la Patria.
Tu muerte,
extraña luz, misterioso desvelo,
entrega en sacrificio,
refugio final para tanto dolor.
Tu cuerpo,
grito, denuncia,llama indeleble.
Tu cuerpo,
piel, hueso, agua, se fundió con la tierra,
nuestra tierra, y tu voz se escurrió
silenciosa entre las grietas.
Si pudiéramos ser partículas del tiempo,
llegaríamos hasta el camastro triste,
entre barrotes, donde yacían tus huesos,
en los aciagos días de aquel mayo.
Te abrazaríamos despacio,
cuidando tu aliento delicado;
mojaríamos tus labios con el agua cristalina
del río Macurijes,
calentaríamos tu cuerpo,
con el ardiente sol de nuestra Isla;
y te pondríamos una mariposa blanca,
en el hundido pecho,
que perfumara el desecho corazón,
con la mejor fragancia.
Pedro, nuestro Pedro,
si supieras hermano
que ya la tumba anónima,
donde los viles quisieron enterrar tu historia,
es un lugar hermoso y secreto,
adonde acuden tus hijos,
los hijos de tu pueblo negro y blanco,
tu pueblo de azúcar y de risa,
tu pueblo fiel y noble, a orar por ti y por todos,
para que acabe, de una vez,
el odio.
Por eso, Pedro, Pedro Luís
hermano,
aquellos que una vez
te negaron el agua,
los que te maltrataron,
los que te dejaron, lentamente,
morir de hambre y sed,
no pueden comprender
que tú hayas vuelto.
Redimido, al final,
en la batalla.
Ellos temen todavía….
y tú brillas Pedro,
como una blanca estrella,
mientras va amaneciendo,
en el límpido cielo de la Patria.
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Janisset Rivero (Camagüey, 1969) ha publicado los libros de poesía Ausente, editorial Aduana Vieja, octubre 2008 y Testigo de la noche, Editorial Ultramar, Miami, 2014
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