Nota del blog: Cada jueves se publica en el blog, gracias a la cortesía de Marcos Antonio Tamames-Henderson, una selección de su libro Calles y callejones de Camagüey. Entre la leyenda y la historia.
Del Ferrocarril es un topónimo que debe su nombre, según Lasqueti “porque corre paralelo á él”. El paseo de Pueyo, por su lado, tiene su génesis en las transformaciones urbanas que realizan los comerciantes en el Puerto Príncipe del siglo XIX en diálogo con la Calzada O´Donell que embellece el tramo entre la iglesia Santa Ana y la Plaza de La Habana.
Se extendía desde la Plaza del Paradero hasta el río Hatibonico. En el presente nace en la calle San Juan y en su trayectoria da lugar a la calle del Cuartel de Infantería (D), a Bellavista (I), al callejón del Cuartel de Infantería o Prolongación de Bellavista (D), a Prolongación de Teniente Cañón (D), a Nuestra Señora del Rosario (D), a la calle C del reparto Las Mercedes (D) y a la Avenida de Las Palmas (I); corta la calle A, que a la derecha se integra a Las Mercedes y a la izquierda a La Guernica y a partir de ella se convierte en derrotero de los repartos José Martí, Los Ángeles, por el lateral derecho, y La Guernica, por el izquierdo. En el primero de ellos se encuentran los ejes Teniente Joaquín Collar (D), Mariano Barberán (D) y Chino Manuel (D); en el segundo la Calle B (D) y Calle C (D) y; en el tercero, Calle B (I), Calle C (I) y Calle D (I) y Calle Pineda (I); por el lateral izquierdo se encuentra la Avenida de Saratoga. En su prolongación la calle del Ferrocarril o del Paseo de Pueyo cruza el puente que da entrada al reparto Puerto Príncipe donde da inicio a las calles Avenida Ignacio Agramonte, Primera, Tercera, Quinta, Séptima, Novena y Cacocún, todas por el lateral derecho; mientras que por el derecho se encuentra un camino al que popularmente se le llama la Entrada de Nitrógeno. Luego este eje cruzará la circunvalación y tras la línea del ferrocarril a Nuevitas penetra en San Francisco, El Lenin y otros barrios hasta el Aeropuerto Internacional Ignacio Agramonte y Loynaz.
En relación con su nombre, en las reflexiones que hace Gerardo Castellanos en torno a la permanencia de la toponimia urbana apunta: “Repito que hay excepciones, cual la calle Puello, aquel mal patriota dominicano y pésimo general español”; mientras Vidal Morales en Hombres del 68 tras la derrota causada a Eusebio Puello por la división de Camagüey al mando de Ignacio Agramonte el 1ro. de enero de 1870 la describe: “llegó a Nuevitas, para donde se retiró en un estado, sobre toda ponderosa lamentable”. Gustavo Sed, por su lado, da muestra de la permanencia de su nombre al referirse al reparto José Martí como “antiguo de Pueyo”; y en este caso el referente, no el militar español sino el vecino Pueyo, dueño de un aserradero ubicado con frente a la Avenida Las Palmas.
La modernización del nombre de esta calle encuentra su génesis en el acontecer político internacional entre 1914 y 1917 y su repercusión en Alemania y la isla de Cuba. La motivación es una correspondencia recibida por Andrés Morán Cisneros, presidente del Ayuntamiento fechada el 5 de febrero de 1919, que remite Fernando Souignie, periodista y oficial de la secretaría de gobernación encargado de divulgar en La Discusión “los actos de barbarie cometidos por las tropas alemanas en los territorios invadidos, esencialmente en Bélgica, donde, en su criterio, el crimen llegó al cálculo frío de premeditación y el estudio”(1). Souignie traza el proyecto de perpetuar en las principales ciudades del país dicha barbarie, colocando el nombre Avenida de Bélgica a uno de sus principales ejes; de ahí que envíe comunicación no solo a las capitales de provincias, sino también a ciudades como Cienfuegos y Cárdenas y, en una especie de estrategia, informa con sutileza el proceder de los diferentes Ayuntamientos, creando así un compromiso moral con el proyecto. De La Habana, donde se elige con este fin la calle Monserrate, comenta por ejemplo: “el consistorio habanero aprobó por unanimidad esta petición, por lo que no dudo sea secundado por esa cámara municipal”. Por su parte, hijo de su tiempo, comenta el propio Souignie: “Abundan en nuestras ciudades calles con nombres coloniales y frailunos a quienes la picota del progreso debe modificar por otros más en consonancia con nuestra vida republicana. Y al sustituirse esos nombres de antigualla que evocan un pasado de expoliación y de luto, ¿qué sustitución mejor podría llevar que el nombre de Bélgica, símbolo de dolor, de patriotismo y de fe?”.
Para mayor familiarización del tema entre los miembros del Ayuntamiento camagüeyano el 3 de marzo se distribuye entre los concejales el proyecto y en sesión del día siguiente el concejal Salvador Paisán propone para el cambio el Paseo de Pueyo; se acuerda el 28 de febrero de 1919 y es corroborado por el alcalde municipal el 4 de marzo.
Una reescritura cargada de camagüeyanidad surge en la década del 40, de la cual el informe leído ante los concejales el 3 de noviembre de 1944 ofrece importantes claves: “El Gobierno central ha construido un parque en los terrenos de la antigua Plaza de Vapor, frente al Hospital General, en el cual ha erigido un monumento a la memoria del sabio camagüeyano Dr. Carlos J. Finlay. // El propio Gobierno está construyendo una avenida de doble vía que comunica la ciudad con el aeropuerto internacional Ignacio Agramonte en los terrenos Avenida de Bélgica, antes del paseo de Pueyo. // Es oportuno asignar a ambas obras nombres que reflejen el sentir local y que representen valores de nuestra región, que los han producido en todos los órdenes”. Como premisa, en primer orden, fue necesario revocar el acuerdo que en 1919 dio el nombre de Avenida de Bélgica al antiguo Paseo de Pueyo.
En cuanto a la renovación de los referentes Finlay y Agramonte, emblemáticas figuras del Camagüey, se sumaron varias personas e instituciones entre las que aparecieron con sus sugerencias: la Sociedad Popular deSanta Cecilia, con Avenida de las Américas; el habanero Andrés Núñez, vecino de Reina no. 361, con Francisco Agüero Arteaga y Mateo Aponte; Landelina Agüero y Veloz, vecina de Popular no. 113, “que se considera con derecho a solicitar por el hecho de venir yo de la familia camagüeyana que más patriotas había aportado a la causa de la libertad de Cuba”, sugiere para la avenida el nombre de Presidente Batista, tomando como base la manifiesta preocupación de Fulgencio Batista por la realización de esta obra; la Asociación de Defensa de Veteranos e Hijos de Veteranos propone que se cambie por Avenida de los Héroes; mientras el doctor Francisco Martínez de la Cruz se empeña en hacer partícipes del cambio toponímico a la población mediante un discurso que titula “¿Por qué la Avenida del Aeropuerto debe llamarse Avenida Finlay?”, texto que culmina con la aseveración: “Es un error de apreciación separar el nombre de una Avenida del nombre de su plaza terminal”.164 El término “doble vía”, empleado en la presentación del problema jugaría un insospechado papel en la tradición oral.
Por mayoría de votos los concejales tomaron el acuerdo de llamar a esta avenida Carlos J. Finlay el 24 de noviembre de 1944. Para unos sería solo Avenida Finlay; para otros, más centrados en la Modernidad que en el patriotismo, Doble Vía. Finlay constituye el referente cultural del prestigioso científico cubano Carlos J. Finlay y Barres, principeño que según Jorge Juárez Cano naciera en Minas de Bayatabo, Camagüey, el 3 de diciembre de 1933, al que los habaneros rindieron tributo al designar su nombre como topónimo de la calle Zanja, por cuyo costado se ubicaba la Escuela de Medicina.
Está separada del Centro Histórico.
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1. El proyecto comprende, además del cambio de nombre de una calle principal, una colecta pública cuyos fondos deberán ser enviados al embajador, el excelentísimo Sr. Charles Renoz, ministro de Bélgica con residencia en Malecón 85 (altos), con destino a los ciegos de la Orden Belga de San Juan de Jerusalén y los pobres pequeñuelos a quienes la guerra ha dejado huérfanos.
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Marcos Antonio Tamames-Henderson (Jamaica, Guantánamo, 1961). Lic.
Historia del Arte (1997), MSc. en Historia del Arte y en Conservación y
Rehabilitación de Centros Históricos (2007). Miembro de la Uneac,
Unaic, Unhic. La Editorial Ácana ha publicado sus libros De la Plaza de Armas al Parque Agramonte. Iconografía, símbolos y significados (2001, 2da ed. 2003); Tras las huellas del patrimonio (2004); La ciudad como texto cultural. Camagüey 1514-1837 (2005); Una ciudad en el laberinto de la ilustración (2009) y La cofradía de los signos urbanos
(2012). Premio Especial Roberto Balmaceda (Uneac, 2002), Juan
Marinello (2006), Juan Torres Lasqueti (2005, 2010, 2011 y 2012),
Ensayo Histórico Enfoque (2007), Crítica Histórica José Luciano Franco
(2005), Publicaciones, teoría y crítica en el V Salón de Arquitectura
(2005) y Jorge Enrique Mendoza (2004), entre otros.
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