La edición a la que aludo del precitado diario, data del año 1937. Aquel antiguo periódico de la localidad de Banes en Holguín, estaba ya en tal minuto en su año XXIII, lo que nos hace colegir que funcionaba desde el año 1914. Incluía noticias locales pero igualmente de carácter foráneo.
El anuncio comercial que lo identificaba y promocionaba rezaba que: En todo Banes se lee “El Pueblo”
Nuestro título empero alude a dos interesantes pormenores, recogidos en aquella edición correspondiente al 21 de septiembre de aquel año, y que se emparentan con la historia patria, recogidos en una sección de muy sugerente signo entre poético e histórico.
El curioso lector disfrutará sin dudas de estas dos perlas.
La primera alusiva a un muy particular decálogo del mambisado, del que no escapa un muy ocurrente sentido, y donde se trasluce esa picardía criolla que siempre ha de permear con su mejores esencias las realidades más serias, o las más simpáticas.
El autor de aquella parodia, que se nos anuncia como “un guajiro de la revolución cubana”, hubo de improvisarla en los días de la Guerra del 68.
Así reza lo que decretan estos mandamientos mambises:
Primero: Ojo largo y pie ligero.
Segundo: Desconfiar de medio mundo.
Tercero: No tener amor al dinero.
Cuarto: Tenderse como un lagarto.
Quinto: Revólver y machete al cinto.
Sexto: No durar mucho en un puesto.
Séptimo: Ser en los ataques acérrimo.
Octavo: Cortarle al caballo el rabo.
Noveno: Al malo ponerlo bueno
Décimo: Correr a punta de pie.
Como epílogo a todas y cada una de aquellas prescripciones para el mambí en pie de manigua, el anónimo autor apuntaba un oportuno resumen o condensación de aquellas, remedando acaso lo que acontece igualmente con la letra y espíritu de los Mandamientos de la Ley Mosaica al decir que :
“Estos diez Mandamientos se encierran en uno: “Tener el monte por pueblo y no vivir como montuno”. Sin dudas una muy simpática advertencia en tiempos de tan aciago signo.
La segunda de las dos inclusiones de aquella página, ya aludida, es sin dudas la de mayor peso específico: un soneto firmado por Carlos Manuel de Céspedes intitulado “Los traidores”.
El texto poético atribuido al prócer, es un clamor sincero con el que define el sentimiento de honor y fidelidad del cubano a la generosa causa de la independencia patria que el mismo tuvo a bien proclamar en La Demajagua
Reza así este, hasta donde sabemos, poco conocido soneto del Padre de la Patria que nos sirve de oportuno cierre a esta nuestra indagación de hoy:
No es posible, ¡por Dios! que sean cubanos
Los que arrastrando servidumbre impía,
Van del baile a la valla y a la orgía
Insultando el dolor de sus hermanos.
Tan terrible abyección, tales villanos,
Tan negra afrenta y tanta bastardía
Fruto no ha sido de la patria mía;
Tanta mengua no cabe en mis paisanos,
Esos que veis a la cadena uncidos
Lamiendo, ¡infames!, afrentoso yugo,
Son traidores, sin patria envilecidos
Que halagan por temor a su verdugo;
Son abortos del Báratro profundo
Para afrentar la humanidad y el mundo.
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[1] El Pueblo. Diario de la Tarde, Banes, Cuba, Martes 21 de Septiembre de 1937.
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