La Tierra, por llanuras y montañas,
bella explosión de amor llama a la vida;
y es que del Sol la cópula encendida
sembró una primavera en sus entrañas.
Vides y frondas, álamos y cañas,
muestran la savia en brotes convertida,
y es la Madre inmortal estremecida
por convulsiones íntimas y extrañas.
Fingen los broncos mares sus lamentos,
sus sacudidas los furiosos vientos;
Hora, y de flores los almendros nieva.
Es que del mundo y su esplendor avara,
la gran reproductora se prepara
¡al parto inmenso de la vida nueva!
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