Aurelia Castillo de González.
Camagüey, Enero 27, 1842-Agosto 7, 1920
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Hé aquí su carácter pintado por ella misma en la moraleja de su fábula El Jilguero y el Oásis:
Dulce esposa, haz de tu hogar
un oasis placentero,
y si marcha tu jilguero
pronto te vendrá a buscar.
Todo cuanto escribe Aurelia confirma el principio que el estilo es el hombre; porque en todo lo que escribe se retrata inconscientemente á si misma, derramando las efusiones purísimas de su alma.
Aurelia, por la índole de sus versos, es el Milanés del bello sexo: enseñar, moralizar son los nortes de su pluma; y su poesía, como sucedió en aquél, a menudo pierde en lirismo y galanura, cuanto gana en espíritu doctrinario. Se le asemeja hasta en la falta de pulidez del lenguage. Es que tanto el ilustre matancero como la inspirada camagiieyana comprendieron, ó tal vez se exageraron, el principio utilitario que es el alma de la época. Cierto que hoy la forma es secundaria, pero es siempre atendible: cierto que hoy ante todo, preguntamos cui bono, pero luego examinamos quo modo.
Esto no impide que los escritos de la jóven Aurelia prometan una autora distinguida.
Patriótica cuando canta A Cuba, llena de intencion y tino cuando anatematiza Los efectos de la moda, profunda, sin afectacion, cuando reflexiona Sobre la conciencia, el carácter de Aurelia imprimirá a cuanto escriba el sello de la sencillez, del sentimiento, de la filantropía.
¡Cubana, siempre cubana!
Por eso adoptó la fábula, por eso consagró su lira á esos poemitas morales que unen lo útil a lo agradable, y que tanto pueden enseñar deleitando.
Muchas desechamos; pero con las que restan es el primero de nuestros fabulistas. ¡Cuán sencilla é intencional en El Canario y la Jaula, cuanta verdad y novedad en El Ruiseñor y la Hormiga, cuanta exactitud y pulcritud de forma en El Labrador y la Zarza! Leed el apólogo La Araña y la Mosca, y lo creereis digno de La Fontaine.
La Ola y la Roca, más que fábula, parece uno de esos poemitas que inmortalizaron á Heine y á Becquer.
Aurelia tiene un defecto: consiste en la timidez, en la falta de confianza en sus fuerzas: pudiera atacar una obra de mayor fuste y se entretiene en futilidades. Su facilidad para los pequefios diálogos de sus fábulas nos inclina á creer que triunfaría en la dramática.
Empréndala: su patria no la premiará, porque no premia escritores.
Pero la admirará. ¡Premio grande para las almas grandes!
¿Quereis conocer su fisico? Es cubana tambien en sus formas: trigueña, cabos negros; en sus labios vaga siempre una sonrisa pura y afable: brillan en su frente los resplandores del genio.
¿Quereis conocer su vida privada? «Pudiera vivir en una casa de cristal.»
F. CALCAGNO.
Guirnalda Cubana. Bosquejos y Semblanzas Femeniles. Habana 1881.
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(Se ha respetado el texto como fue escrito)
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