Recuerdo con gusto feliz el momento
Que ví de tus ojos el dulce fulgor,
Con ellos, me diste, mi bien, el contento
Mé diste el consuelo que el pecho buscó.
¡Oh! yo desde entonces te quiero, bien mio,
Dichoso en el mundo contigo seré,
Y en estos renglones que tierno te envío
Seguros los votos te doy de mi fé.
Tú eres el puro y hermoso lucero
Que en este desierto su luz me ofreció
Tesoro escondido del bien que yo espero
Mi hechizo en el mundo, mi cielo, mi Dios.
Por eso en mis sueños de noche, bien mio,
Te miro que vienes con vuelo sutil,
Y cubres de fores mi pecho sombrío
Y viertes perfumes en torno de mí.
Por eso si, injusto, me hiere el destino
O sufre mi pecho terrible dolor
De Dios el consuelo me ofreces divino
Si miro tus ojos ó escucho tu voz.
Propicio y benigno mironos el cielo:
Formemos del mundo los dos un Edén
y en tí, si yo sufro, tendré mi consuelo
Y yo tu consuelo, si sufres, seré.
Perdido gilguero crucé los pensiles,
Erré por los montes de eterno verdor:
Suspiros me dieron los vientos sutiles.
Los bosques, me dieron su triste rumor.
Y yo por el mundo después reteniendo
Los ecos sentidos que entonces oí,
Los voy en mis versos do quier repitiendo
Y siempre en mis versos suspiro por tí.
Pues yo con delirio te quiero, bien mio
Dichoso en el mundo contigo seré
Y en estos renglones que tierno te envío
Seguros los votos te doy de mi fé.
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Se respetó el texto como fue escrito
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