Thursday, March 11, 2021

El deporte en Santiago de Cuba (por Rafael Duharte Jiménez)


En el Santiago colonial no existió el concepto de deporte, algunos autores sólo mencionan ciertas practicas de esgrima en el Club San Carlos. Entonces, ¿qué movía las pasiones de los santiagueros en aquellos tiempos? Sin lugar a dudas, las peleas de gallos y las corridas de toros.

Después de la guerra de 1898, con la intensa influencia norteamericana llegó el deporte a Santiago de Cuba. Carlos Forment anota en su crónicas con fecha 15 de junio de 1902: “Hace tiempo que hay mucho entusiasmo por el base ball entre nosotros, que llena los terrenos del antiguo Cuartel Reina Mercedes” Al mencionar los clubes Cuba y Central, se refiere a ellos como “los eternos rivales”. Eran los albores de lo que con el paso del tiempo se convertiría en la cubanísima pelota.

El periódico El Cubano Libre publicó en su edición del 24 de julio de 1905, que a las cuatro de la tarde del día anterior, se había efectuado el primer juego de football en la Glorieta América, entre las bandas Azul y Amarillo: “El juego, desde el principio promovió un interés general, a pesar de ser desconocido por la mayoría del publico, que no era muy numeroso”.

Según el cronista Carlos Forment, el 10 de febrero de 1907 llegó a Santiago de Cuba el boxeo y la primera pelea se efectuó en la Glorieta América. A diferencia del baseball que tuvo una cálida acogida entre los santiagueros, el boxeo no despertó mucho interés, como se refleja en los comentarios de la prensa local sobre aquella pelea en la Glorieta América. 

El periódico La Independencia publicó en aquella fecha este comentario cargado de ironía: “Esta lidia humana nos ha sido importada, para sustituir la de gallos, por entender los altruista yanquis, que es más edificante y menos bárbara que esta última”. El Cubano Libre por su parte, hizo este ácido comentario: “El bárbaro espectáculo desagradó a los que tuvieron el mal gusto de asistir, con excepción de algunos interventores, que siguieron con gran interés las peripecias de la lucha”.

Afloraban tensiones políticas ocultas tras el espectáculo deportivo? Sin lugar a dudas, el rechazo al boxeo de cierta forma era un reflejo de cierto malestar en la cultura santiaguera. Así como años atrás las corridas de toros se volvieron un símbolo del colonialismo español, ahora el boxeo lo era de la Intervención Norteamericana.

Resulta asombrosa la cantidad de lugares para la práctica de deportes que existían en Santiago de Cuba en las primeras décadas del siglo XX. Una breve relación de estos incluiría los siguientes: El Club Náutico donde se practicaban deportes náuticos, tenis, baseball y basketball; en el reparto Los Olmos la Glorieta América trasformada en 1923 en el Campo de Sport Cataluña, con capacidad para 5 mil espectadores; el Campo Leguina dedicado al football; la Pista San Juan, inaugurada en 1924 con más de 12 mil espectadores; la Arena Vista Alegre destinada al boxeo, con capacidad para 2 mil espectadores y el Tennis Club en el reparto Vista Alegre. 


La prensa local generalmente dedicaba una amplia atención a los eventos deportivos de la ciudad. En 1920 el gran acontecimiento deportivo fue la visita al Cuba Park del célebre jugador Babe Ruth: “El estadio estuvo repleto. Se llenaron casi todas las gradas, el Grand Stand, los palcos y se desbordó el área del sol. Al aparecer Babe Ruth ante el público, a las dos de la tarde, fue saludado con estrepitosos aplausos. La primera parte estuvo dedicada a las demostraciones de Babe Ruth que estuvieron acompañadas de un clamoreo ensordecedor”.

El sábado 6 de diciembre de 1924 la prensa anunció que habrían diversos encuentros deportivos en la ciudad. En el Campo Bacardí se enfrentaban los equipos de baseball, Oriente Stars y Bacardí en el Campo Leguina habría un partido amistoso de football; en el Náutico competencias de basketball y en la Arena Vista Alegre, un cartel de boxeo. En estos años la prensa también dedicó atención al ajedrez, destacando las partidas jugadas por el Campeón Mundial José Raúl Capablaca que visitó la ciudad en varias ocasiones y el campeón de Chicago Edward Lasker que también jugó con los ajedrecistas santiagueros.

En la década del veinte las dos plazas de toros de la ciudad habían desaparecido y sólo quedaba la Valla Oriente en la avenida Victoriano Garzón; los deportes llegados del Norte, habían revolucionado la recreación de los santiagueros; lo cual formaba parte del cambio de mentalidad que hizo que en aquella época todo lo español cobrara una suerte de olor a viejo, al tiempo que lo que arribaba del Norte, fuera apreciado como moderno y elegante. ¡De pronto el sportsman se había convertido en el nuevo arquetipo masculino de la sociedad santiaguera!






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Rafael Duharte Jiménez (Santiago de Cuba, 1947). Profesor, Historiador Ensayista y Guionista de radio y televisión. Ha publicado 12 libros, numerosos artículos y ensayos en revistas en Cuba y el extranjero y una Historia Audiovisual de Santiago de Cuba que consta de 355 audiovisuales de 12 minutos cada uno; conferencista en 28 universidades y centros de investigación en El Caribe, América Latina, Europa y Los Estados Unidos. Es miembro de la UNIHC y la UNEAC. Actualmente labora como especialista de la Oficina de la Historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba.

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