Negros eran mis cabellos
cuando al verte en mi camino,
hallé un resplandor divino
luciendo en tus ojos bellos;
no eran, nó, puros detellos
de mi ardiente fantasía
lo que en tus ojo veía;
era luz santa del cielo,
rayo de amor y consuelo
que hizo la ventura mía.
Está mi cabello cano
y blanca está tu cabeza
y áun hallo en tí la belleza
de otro tiempo ya lejano:
¿será también sueño vano
de mi vejez prematura?
Nó, que existe una hermosura
que con los años se aumenta,
y es esta la que se ostenta
en tu álma serena y pura.
Ella alumbró mi camino
en próspera y mala suerte,
contra el dolor me hizo fuerte,
y por gozar, imajino
que ha enlazado su destino
á mis penas y á mi honor:
por ella sentí el amor,
quise la gloria y la vida,
y con ella mi alma unida
irá al seno del Señor.
Este es el voto ferviente
con que saluda tu día
dulce compañera mía
el corazón consecuente:
si mi acento débilmente
no pude pintar aquí
cuanto por tu amor sentí;
sabe que mi alma delira
por la patria que nos mira,
por tu hijos y por tí.
(He respetado el texto como fue escrito)
No comments:
Post a Comment