Es un bello recuerdo familiar. Lo compraron mis abuelos paternos cuando nació su primer vástago en Agosto de 1941. Era parte de una costumbre que muchos en Cuba practicaban si no con asiduidad, al menos una vez al año, que bien dice el dicho que apela a la moderación en todo, que no hace daño; o cuando alguna suceso trascendental ameritara a la suerte, esa ingrata que, en el caso de loterías, rifas y otras hierbas conexas, casi nunca corresponde.
Esta reliquia familiar que ahora les comparto, corresponde a la quincuagésima parte del billete de dicho número, comprado al precio de 14 centavos y medio, y correspondiente al Sorteo No. 1257 que libró la entonces benemérita Lotería Nacional, el 16 de Agosto de 1941.
Para el curioso lector apunto sólo de paso algunos hints sobre su accionar en nuestra Isola cubensis, instituida en 1812 como fuente de rentas para el gobierno español, que se reservaba el 25 % de la venta de los billetes. Suprimida por el gobierno de ocupación norteamericano, por considerarla inmoral, no fue permitida tampoco por el gobierno de Estrada Palma, finalmente fue restablecida, con un accionar poco limpio, bajo el gobierno de José Miguel Gómez(1).
Para la época de mi relato ya tenía un estricto Reglamento, por el cual se regía la ley de la Lotería Nacional que databa del 4 de Agosto de 1923. Un extracto de aquel se hacía imprimir con todo celo en el reverso de cada fracción de billete, dato que comparto ahora con el interesado lector de estos antiguos y poco mentados avatares
Así rezaba el susodicho extracto:
Los billetes son documentos al portador-No se pagará el billete que carezca de Escudo de Armas de la República, esté taladrado por sobrante o contenga el sello de Pagado. Únicamente se pagarán los billetes por la lista oficial autorizada por la Dirección General. No se pagarán los premios sin la entrega del billete. El derecho de cobro de premios caduca al año, contando desde el día siguiente a la celebración del sorteo.
Paro con idéntica claridad se daba al potencial agraciado de la lid mejor atendida por el pueblo llano, con todos los detalles contables de ingresos y egresos para aquel convite semanal de los sábados y que para entonces era seguido con afán por una especial transmisión radial, y luego por las ondas televisuales cuando esta hizo su llegada a Cuba una década después.
En el mismo reverso se precisaba que:
Consta este sorteo de 28. 000 billetes a 7.25 moneda nacional el entero, dividido en quinquagésimos a 14 centavos y medio cada fracción.28.000 billetes a $7.25………………………..$ 203.00030 % para el Tesoro y gastos………………$ 60.90070% para Premios……………………………..$ 142. 100
La distribución de los premios se hacía constar igualmente con toda precisión, de suerte que ocho décadas después tenemos a la vista todos los detalles de aquel esperadísimo convite, que en el argot popular
Transcribo igualmente con todas sus letras este apartado:
1 Premio de $50.000
1 Premio de $10.000
1 Premio de $5000
10 Premios de $250.00
20 Premios de $100.00
1286 Premios de $30.00
27 Premios de $600 a los tres terminales del prime premio
27 Ídem de $200 a los del segundo
27 Ídem de $100 a los del tercero.
2 Aproximaciones de$250 anterior y posterior al primer premio
2 Ídem de$100 para el segundo
2 Ídem de $55.00 para el tercero
99 Ídem de $30 a la centena del primer premio
99 Ídem de $30 para las del segundo
99 Ídem de $30 para las del tercero.
En total se otorgaban 1703 premios. Muchos apostaban a que alguno de aquellos pudieran beneficiarles. Pero entre tantos miles de sueños, pocos eran los agraciados, y las probabilidades matemáticas con su inefable accionar, dejaban a la gran mayoría, vestidos y sin bailar…
De más está decir que mis abuelos no se sacaron nada, el billete que hoy tengo en mis manos es la prueba infalible, que me ha permitido remontar aquel suceso de sus vidas que es hoy pura anécdota.
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1. En Historia de Cuba. Fernando Portuondo. Minerva. La Habana, 1953. p.587.
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